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CDMX: Cómo pasar de la ciudad del caos a la ciudad amigable

09-08-2017, 6:30:35 AM Por:

La CDMX vive una etapa de cambios que verán resultados en los próximos meses, y para conseguirlo, el desarrollo de obra pública debe mirar más allá de la movilidad física.

En la Zona Metropolitana del Valle de México el habitante promedio invierte 16 horas a la semana en traslados.

Periferias dormitorio y centralidades que concentran las fuentes de trabajo es el esquema bajo el cual funciona la dinámica poblacional, laboral y urbana de la megalópolis mexicana.

Los anteriores son dos enunciados ciertos. La existencia de ambos es evidencia de que algo no está funcionando, la dinámica de desarrollo urbano debe cambiar, debe ser funcional, eficaz, de eso se habla cuando se habla de ciudades del futuro, de ciudades sustentables.

Trazar las rutas y metas que deben tenerse en cuenta al momento de construir ciudades sustentables (aquellas que nos salvarán del colapso que parece venir o, que, en muchos casos, ya enfrentamos) no ha sido sencillo.

Tras un largo debate, el consenso internacional ha puesto a la infraestructura vial e inmobiliaria como bases fundamentales de todo plan de acción que conduzca a espacios urbanos que incentiven el bienestar y buen vivir de sus habitantes.

A corto, mediano y largo plazo cómo se construya y qué se construya deben ser ejes rectores de las urbes sustentables en las que queremos habitar. La armonía, el equilibrio entre edificación, vías de comunicación, transporte y, por supuesto, habitantes debe ser un camino y un fin.

Ciudades del futuro en construcción

Los intentos por romper dinámicas que han dañado el desarrollo urbano en México están dándose, poco a poco la idea de las periferias habitacionales está dejando de ser usada, las necesidades actuales no las permiten, es momento de dar a las centralidades más dinamismo, de ahí las políticas que ven a la redensificación como el plan de acción no sólo necesario, indispensable y urgente en las principales zonas metropolitanas del país, empezando por supuesto por la ZMVM.

Vivienda vertical, usos mixtos, comunidades planeadas que acerquen todos los servicios, empleos y productos de la vida diaria son la apuesta del sector inmobiliario, es ahí donde está encaminándose la inversión privada, esa que tan sólo por parte de los miembros de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) será de 27 mil 900 millones de dólares en 2017.

Pensando en ciudad, en su funcionamiento orgánico a corto y mediano plazo, el camino del sector debe contemplar la construcción de vivienda en todos los niveles, explotar el suelo de la ciudad en pro de un solo estilo de vida, en pro de un poder adquisitivo vuelve poco funcional la propia vida y ritmo de la ciudad, conduce a gentrificación y exclusión.

Dinamizar barrios de una ciudad como CDMX requiere darle espacio a sus propias particularidades y tiempos, ese es el gran reto al momento de construir los grandes edificios del mañana. Eso es lo que hay que considerar al momento de invertir y desarrollar inmuebles hoy.

Acompañando todo este desarrollo va la infraestructura y obra pública, cosa no menor, no está de más señalar. Paradójicamente (o haciendo cierto sentido en términos de beneficio económico inmediato), al no ser de especial interés para la inversión privada los proyectos de obra pública recaen en el Estado y los grandes organismos mundiales, léase FMI, BM, ONU, BID.

En el caso del desarrollo urbano sustentable que se ha planteado para el urbanizado Valle de México me llaman la atención tres proyectos de transporte públicos por lo que se está apostando: la ampliación de la Línea 5 del Metrobús, el Metrobús Línea 7 (el polémico Metrobús de Reforma) y el Tren Interurbano de Pasajeros México – Toluca.

Con los tres proyectos se plantea beneficiar a casi medio millón de personas diariamente, los beneficios incluyen, además, reducción en los tiempos de traslados (el Tren Interurbano ofrece la posibilidad de ir de Santa Fe a Observatorio en ¡seis increíbles y maravillosos minutos!), detonar el empleo en las áreas por las que pase, dinamizar la dinámica poblacional.

La suma de la inversión de estos tres proyectos es de 52 mil 300 millones de pesos aproximadamente y los recursos provienen tanto del gobierno federal como del capitalino además de subsidios por parte del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

La obra pública que se plantea busca desarrollar sistemas de transporte efectivos, que conecten de manera eficiente a las ciudades y permitan a sus habitantes no sólo tener una mejor calidad de vida sino garantice su derecho a la ciudad.

Se trata de ir más allá

Buscar conectar zonas de la ciudad de fácil acceso debe ser crucial, sin embargo, el desarrollo de obra pública en una urbe como CDMX y toda su área conurbana debe mirar más allá de la movilidad física, ésta debe ser impulsada a la par de un sistema de movilidad integral, donde la accesibilidad física, comunicativa y digital sean parte de un todo para el habitante de la ciudad.

El 2017 se ha dibujado como complicado pues los esfuerzos por estabilizar la economía del Estado han derivado en que los recursos destinados a obras caigan 19.9% durante el primer cuatrimestre de 2017, período de tiempo en que, de acuerdo a información de SHCP, se destinaron 186 mil millones de pesos, 34 mil millones menos que en el mismo período de 2016.

El presupuesto en obra pública destinado a la capital reporta malas noticias también: de acuerdo a la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción capítulo CDMX se ha registrado una caída del 34% con respecto a 2016, esto se traduce en una pérdida de 30 mil empleos en lo que va del año.

Pese a tan malos números, los proyectos de la Línea 5, Línea 7 y Tren Interurbano no se ven interrumpidos y mantienen en la expectativa a los pobladores de CDMX luego del mal sabor de boca que muchos han tenido a raíz de todos los problemas que se han registrado con la polémica Línea 12 del Metro.

Ampliar el horizonte es parte ya de la forma en que se piensa la ZMVM a futuro, se está buscando con los hechos, construir una ciudad más incluyente, resiliente, falta mucho por hacer en el gran escenario y en el pequeño también. Estamos en el momento de sembrar, de actuar.

El autor Jaume Molet es socio fundador y actual Director General de Lamudi México.

Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel. 

autor Jaume Molet es socio fundador y actual Director General de Lamudi México.
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