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Finanzas

¿Los nuevos dueños de Banamex tienen que ser mexicanos? “Extranjerizar” la banca tampoco fue malo

28-03-2022, 6:10:00 AM Por:
© @sofia.ugalde.mx

En la privatización de la banca en los años noventa, todos los nuevos dueños fueron mexicanos, pero la mayoría quebraron.

los dueños que tomaron las riendas del sistema bancario en la privatización de los años 90 del siglo pasado, deja claro que prácticamente todos eran mexicanos, fue un proceso casi interno, “mexicanizado”, pero el sistema fracasó, de hecho quebró

*De hecho, es el factor que impulsó al sector y lo rescató del hoyo en el que estaba después de la gran quiebra del sistema en 1995

La semana pasada el director general de Citibanamex, Manuel Romo, señaló a pregunta expresa en una entrevista que el posible comprador de la institución tendrá que cumplir con ciertos lineamientos fijados previamente, pero que en estos no se incluye como requisito indispensable el de la nacionalidad mexicana.

Esto a propósito de la “recomendación” del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de “mexicanizar” al banco y que sea adquirido por inversionistas mexicanos.

El llamado presidencial lo secundó públicamente Grupo Financiero Banorte por medio de su presidente del Consejo de Administración, Carlos Hank González, quién tratando de emular la gesta del presidente Lázaro Cárdenas de 1938, que llevó a la nacionalización de la industria petrolera, dijo que podrían hacer un llamado a todos los mexicanos para que se unieran y sin límite de inversión participaran en la compra de Citibanamex para que quedara en manos de los mexicanos.

Extranjerizar no ha sido tan malo

Lo que sucede es que la gestión bancaria no entiende de nacionalismos, los bancos hoy en día se gestionan con base en eficiencia y rentabilidad. De hecho, así ha sido siempre; pero hoy está el factor adicional de las tecnologías y las nuevas formas de hacer banca, así como la llegada de participantes más “agresivos” como son las Fintech.

En el negocio bancario, los nacionalismos quedan a un lado, lo relevante es el objetivo social de la banca y sus aportaciones al desarrollo del país o comunidad en la que opere.

Una revisión de los dueños que tomaron las riendas del sistema bancario en la privatización de los años 90 del siglo pasado, deja claro que prácticamente todos eran mexicanos, fue un proceso casi interno, “mexicanizado”, pero el sistema fracasó, de hecho quebró.

Por supuesto que también jugó su parte el contexto económico-financiero, con la gran devaluación del peso en diciembre de 1995 como el factor determinante, pero fue en el fondo una combinación por falta de experiencia y hasta mal manejo de algunas de las instituciones, que también pueden llamarse fraudes.

En un estudio de 13 instituciones que fueron vendidas entre los años 1992 y 1993, sólo dos de ellas, Banamex y Bancomer, no quebraron con la crisis de 1995, todas las demás cambiaron de dueño debido a los graves problemas que enfrentaron.

Dos especialmente, Banpaís y Cremi-Unión, estuvieron ligados a escándalos financieros de sus entonces dueños, Ángel Rodríguez Saez y Carlos Cabal Peniche, respectivamente, quienes adquirieron las instituciones en el proceso de privatización llevado a cabo entre los años 1992 y 1993, ambos personajes mexicanos de nacimiento.

También está el caso de Banca Confía, cuyo dueño Jorge Lankenau Rocha también tuvo problemas legales, aunque de orígenes extranjeros este banquero también era mexicano de nacimiento.

Los cuatro grandes bancos de entonces también fueron adquiridos por inversionistas mexicanos.

Banamex, hoy convertido en Citibanamex y que este mismo año se venderá, fue adquirido en 1993 por los casabolseros Roberto Hernández y Alfredo Haro Helu.

Bancomer, marca ya desaparecida, fue comprado por grupo Valmex, encabezado por Eugenio Garza Lagüera.

Por su parte, Banca Serfin, también ya desaparecido, fue adquirido por Adrián Sada González y Gastón Luken Aguilar, mientras que Comermex quedó en manos de grupo Inverlat, comandado por la familia Legorreta.

Todos los anteriores dueños de los cuatro grandes bancos tuvieron en sus manos el sistema bancario mexicano por un tiempo, pero la falta de experiencia, la apertura con la llegada de grandes “tiburones bancarios” y el contexto económico, propició la venta a estos bancos extranjeros, todos ellos.

No, no se trató de un robo ni de un abuso por parte de los bancos extranjeros, sino de un paso necesario por las condiciones de subdesarrollo en las que se encontraba el sistema bancario de nuestro país en los estertores del siglo pasado.

La banca extranjera llegó a inyectar capital y sobre todo control y seriedad, además de adaptación a leyes y prácticas internacionales (Basilea en todas sus versiones).

Las utilidades bancarias hoy son al menos 35 veces superiores a las registradas en aquella época, los bancos mexicanos cuentan con estándares globales de capitalización, y pese a que el crédito es sin duda el gran pendiente del sistema bancario, en cifras absolutas hoy se destina 20 veces más crédito que hace 30 años.

Es por lo tanto estéril hablar de “mexicanizar” la banca, porque la eficiencia y rentabilidad bancaria no entienden de nacionalismos, ambos conceptos hacen bien en cualquier país, sin importar si los que operan los bancos son nacionales o extranjeros.

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