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Opinión

Un mundo enojado con sus políticos tradicionales

05-08-2019, 5:58:16 AM Por:
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Los ciudadanos del mundo parece que se encuentran indignados con sus políticos tradicionales, ante razones como la corrupción y la inseguridad

No es México, es gran parte del mundo, es una corriente, un zeitgeist: el espíritu del tiempo. En algunos casos el detonador fue la crisis económica de 2008, en otros, ha sido la pérdida de empleos por la globalización o la Cuarta Revolución Industrial. En México, gran beneficiario de la globalización, el cambio radical de partido tuvo que ver con otras razones como la corrupción y la inseguridad.

En todos los casos, una buena parte de electores ha decidido romper con los partidos políticos tradicionales, pues ya no se sienten representados por ellos. A los políticos tradicionales los consideran demasiado elitistas, corruptos y alejados, en general, de los verdaderos intereses de la comunidad. 

Las redes sociales han contribuido a este malestar, a veces de manera artificial con propaganda dirigida, a veces por la dinámica propia de la red social en donde se refuerza mi punto de vista con el los que me son afines, sobretodo si es de temor o de ira.

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Un mundo enojado con los políticos tradicionales
Depositphotos Un mundo enojado con los políticos tradicionales

Los populistas, expertos en mover a las masas, se han aprovechado del malestar y, entendiendo bien la corriente imperante, han simplificado su mensaje señalando culpables, vendiendo soluciones mágicas y de paso, por supuesto, concentrando el poder en sí mismos. No importa que sus ideas o campañas sean absurdas, que no resuelvan nada o que incluso compliquen la realidad. Eso no importa, vivimos en una época de absurdos.

Dialogar con alguien que está enojado o plenamente convencido de su punto de vista es infructuoso y frustrante. La masa ha encontrado a un mesías y espera que vengue la traición, el agravio; con él se sienten poderosos de nuevo. Por ello, más que defender al populista, se están defendiendo y justificando a sí mismos; el político, hábilmente, logró fusionarse con ellos.

¿La violencia ha bajado en México? No, pero no importa, siguen confiados en la nueva administración y no les importa el análisis de por qué no ha bajado o incluso ha subido. ¿La corrupción ha disminuido? No, pero como el nuevo gobernante les vendió la idea de ser honesto, perciben una reducción. ¿La economía va bien? No, pero mientras no los afecte en lo personal, pueden seguir descartando los datos como falsos o irrelevantes. 

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Depositphotos La CDMX y la crisis de violencia

Todos los que opinan diferente son considerados como enemigos. Sólo la realidad, en su momento, será escuchada, pero tendrá que hablar muy fuerte, muy claramente y durante un buen tiempo para que el elector populista lo entienda. El elector populista volvió a caer en la trampa de los políticos, creyó que la solución estaba en el gobierno o, peor aún, en un líder fuerte, y no en sí mismo o en la sociedad. Ahora, no sólo le otorga poder al gobernante, sino que le tolera sus caprichos y le regala un amplio margen de confianza.

En México estábamos acostumbrados a criticar al gobierno y a los políticos, pero ahora estamos divididos. El gobernante ahora cuenta con un fuerte aliado que cree en él ciegamente y quien le da poder para destruir obras, instituciones, información, confianza y a todo aquél que no piense igual que él. Todo le cree, todo le aplaude, todo le tolera.

El mundo se ha dividido entre buenos y malos, entre “tu información, percepción y visión, y la mía”. La sociedad una vez más ha sido engañada y dividida para poder ser manejada. En ese proceso, a muchos ciudadanos se les ha olvidado la sabia conveniencia de mantener a raya y vigilados a los que detentan el poder.

En los países con tradición democrática los populistas no han llegado a destruir a la democracia, pero en las democracias más jóvenes, como las latinoamericanas o las de Europa del Este siempre se presenta ese riesgo y esa tentación.

El zeitgeist va para rato. No se va a acabar con la salida del político populista en turno. El mundo está enojado con los cambios tan drásticos que ha vivido y que no logra entender y resolver. La globalización y la automatización no van a ceder, la violencia y la corrupción no van a bajar, si no se atacan las causas; los políticos siempre buscarán aprovecharse del descontento para concentrar el poder y muchos ciudadanos aún prefieren pensar en salvadores que en salvarse a sí mismos.

Santiago Roel es director y fundador del Semáforo Delictivo, herramienta de rendición de cuentas, evaluación y análisis del comportamiento de la delincuencia y violencia en México.

www.semaforo.mx

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Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel

autor Director y fundador de Semáforo Delictivo.
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