¿Por qué una economía mejor regulada impulsará la recuperación?
La mejora regulatoria guarda especial relevancia, no solo para sobrellevar una crisis como la de la actual magnitud, sino también para impulsar la recuperación y dar un mejor margen de maniobra en crisis futuras.
Por Laura Iturbide Galindo*
Las consecuencias de la pandemia COVID-19 y los pésimos resultados económicos derivados de esta nos están exigiendo repensar y transformarnos. Es importante, entonces, buscar los espacios de reflexión en múltiples ámbitos: digital, comunicación, salud, pero también en políticas públicas.
En este ámbito, la mejora regulatoria guarda especial relevancia, no solo para sobrellevar una crisis como la de la actual magnitud, sino también para impulsar la recuperación y dar un mejor margen de maniobra en crisis futuras.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) enfatiza que, en la gobernanza del marco regulatorio, no deben perderse los principios de evidencia y transparencia, por la urgencia de diversas situaciones, como la actual, y para que este sea un instrumento efectivo para los fines antes descritos.
La pandemia demostró cómo deficiencias o ausencias en este ámbito, pueden afectar en un momento dado, productos y dispositivos (fármacos y ventiladores) necesarios en una crisis sanitaria, como la que se desató en este año y poner en riesgo la atención médica requerida.
La OCDE ha desarrollado una útil y eficaz herramienta denominada “Evaluación de Impacto Regulatorio”, que apoya a los gobiernos a medir los impactos de su marco regulatorio, a tomar decisiones correctas y minimizar riesgos, por demás importantes en momentos de emergencia.
Asimismo, la importancia de la simplificación y la agilidad en la respuesta, se ha puesto en evidencia durante esta pandemia.
Ofrecer trámites sencillos, rápidos, accesibles y totalmente en línea, son preponderantes para lograr que las medidas adecuadas logren sus objetivos.
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De igual importancia es el uso de los mecanismos que nos ofrecen las tecnologías de la información, a través de las redes, consultas, entre otras, para escuchar a los diferentes públicos en el proceso de regulación.
El profesor Dani Rodrik de la Universidad de Harvard, ha
insistido mucho en mantener cercanía con la población que se atiende, porque
esta es la que sabe dónde están los cuellos de botella y dónde el Estado
debe intervenir para tratar de salvar las fallas del mercado.
Así, una buena calidad regulatoria, comienza con la participación ciudadana para su concepción y ejecución, presenta reglas claras y sencillas y los costos de su cumplimiento son menores a los beneficios recibidos. Si una regulación no funciona, hay que removerla o mejorarla, porque si no al final genera informalidad.
El “nuevo normal” va a ser diferente al “viejo normal”. Y ahí está el espacio de innovación y la posibilidad de promover una adecuada política regulatoria, a su vez de una estrategia eficaz en su implementación. Todo ello, con el fin de evitar onerosas cargas administrativas y estimular la competitividad; así como aminorar impactos negativos en poblaciones vulnerables.
Los egresados de la licenciatura en Negocios Internacionales comprenden las fortalezas y debilidades competitivas de cada país y diseña estrategias empresariales socialmente responsables. Su perfil de liderazgo les permite llevar a la práctica sus ideas innovadoras, encontrando oportunidades en la diversidad cultural y aprovechándolas mediante la negociación.
*Laura Iturbide es coordinadora de la maestría en Economía y Negocios y directora del Instituto de Desarrollo Empresarial de la Universidad Anáhuac, campus norte.
Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.
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