Mítikah, la historia de un proyecto lleno de problemas en CDMX
Mitikah es un desarrollo que no ha parado de tener problemas desde antes de su construcción y que hoy se encuentra de nuevo en el escándalo
Mítikah es un magno proyecto que comenzó a construirse en el año 2009 en la alcaldía de Benito Juárez en la zona de Xoco que colinda con la colonia Del Valle y con Coyoacán; la construcción forma parte del complejo de usos mixtos que tiene como atractivo además de la zona comercial, un rascacielos de 67 pisos – 276.3 metros de altura – diseñado por los estudios Pelli-Clarke-Pelli.
Sin embargo, detrás de este ambicioso desarrollo hay una trama oscura que empezó antes de que se pusiera la primera piedra de su construcción, cuando vecinos de las zonas aledañas se manifestaron por la preocupación de sufrir desabasto de agua, problemas de movilidad y sobre todo estaban molestos con el entonces gobierno del Distrito Federal por la entrega indiscriminada de permisos que no tomaban en cuenta la manera en que esta construcción podría a afectar el medio ambiente.
También se quejaron cuando salió a la luz que el funcionario del GDF encargado de firmar los estudios de impacto ambiental y zonal también era socio capitalista de la constructora encargada del proyecto, sin que hubiera alguna repercusión.
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En 2015 el proyecto fue adquirido por Fibra Uno, por la suma de 185 millones de dólares, entonces se anunció que Mítikah sería una obra residencial, corporativa y comercial innovadora, además de impulsora de la urbanización sustentable.
En lo que va del 2019, de acuerdo con datos de Lamudi.com.mx, las búsquedas de departamentos en venta y renta en las zonas de Benito Juárez y Coyoacán corresponden al 22 % y al 18% respectivamente en búsquedas de departamentos en CDMX, lo interesante sería ver si la oferta actual de inmuebles en este desarrollo podría verse afectada en algún momento por las sanciones a las que se ha visto sometido.
Los problemas para Mítikah no han parado desde 2018 y este año, la actual jefa de Gobierno dio a conocer que la administración anterior había autorizado la construcción de una segunda torre pero que, según varios estudios, la zona donde pensaban construirla no era la adecuada porque ya hay varios desarrollos inmobiliarios y puede impactar gravemente en el abastecimiento de agua y movilidad de la zona.
Sin embargo, Funo dijo que el plan maestro de Mítikah si contaba con todas las autorizaciones, incluidas las medidas de mitigación, por lo que el proyecto podía seguir adelante.
Mítikah nuevamente se enfrentó a la polémica después de que salió a la luz que en un fin de semana, a principio del mes de mayo, se talaron alrededor de 50 árboles en la calle Real de Mayorazgo, para hacer un paso a desnivel supuestamente con autorización de las Secretaría de Medio Ambiente, pero las autoridades ambientales capitalinas dijeron que no había tal autorización y abrieron una investigación que aún no ha dado resultados, además se informó que el desarrollo podría hacerse acreedor a una sanción alrededor de los 20 millones de pesos, así como la revocación de un Permiso Administrativo Temporal Revocable (PATR) que tenía, por dicha tala.
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Según la gobernadora esta acción fue hecha con dolo ya que los responsables del desarrollo estaban trabajando con las autoridades sobre el impacto ambiental de la obra cuando de la noche a la mañana decidieron ejecutar el corte de árboles. Funo se ha defendido diciendo que en ningún momento quebrantó la ley e incluso afirmó que por cada árbol talado ellos harán una restitución con tres árboles nuevos, sin embargo, todo parece indicar que actuaron por encima de la ley.
Y aunque actualmente ya concluyeron la fase cero y la fase uno y el proyecto está relativamente en orden, todo parece indicar que la fase dos no podrá llevarse a cabo, ya que ésta contempla la construcción de otras dos torres de 35 pisos que están siendo consideradas como “ilegales” pues se han presentado modificaciones al proyecto que nuevamente no toman en cuenta el impacto ambiental.
Por lo visto el gran proyecto Mítikah seguirá dando de qué hablar, ya que un grupo bastante amplio de opositores pretenden que se suspenda la obra en su totalidad y pues si se comprueba que se infringió la ley y que hubo corrupción… ¿la cancelación sería la mejor solución a toda la problemática?
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Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel
