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Opinión

La Gran Depresión del Siglo XXI ha comenzado

21-04-2020, 6:15:24 AM Por:
© Depositphotos

No habrá “rápida recuperación” post Covid19. El rebote de los mercados financieros no debe hacernos creer que volveremos a aquellos tiempos del dólar a menos de 20 pesos.

La crisis económica que llegó por el brote global de Covid-19, es una crisis creada, alentada y retroalimentada por el miedo. El resultado está siendo que la propia gente está exigiendo a los gobiernos la imposición de férreos controles so pretexto de “proteger” a la mayoría y contener la propagación del virus.

Sin darse cuenta, los ciudadanos están renunciando a su libertad con la (falsa) esperanza de que “papá gobierno” cuidará de ellos. Gravísimo error.

Circunstancias como la pandemia de Covid19 son ideales para la imposición de un Estado policíaco, capaz de controlar y someter a las personas a la voluntad de los gobernantes, con trágicas consecuencias para la democracia, los Derechos Humanos, la libertad y la prosperidad económica.

Policía mexicana
Reuters

Pero la realidad, es que no hay gobierno que aguante la presión social masiva, ni la opinión unánime de la población, aunque sea equivocada. Por eso, ni siquiera los testarudos presidentes de México y Estados Unidos pudieron sostener sus posiciones originales de mantener al máximo posible la normalidad económica.

El miedo dobló a Trump y a López Obrador, quienes tuvieron que darle a la opinión pública lo que les pedían a gritos: el Gran Confinamiento. El caso de AMLO es peor, pues ha delegado de plano su poder en el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, quien se ha convertido en el “planificador central en jefe” que decide qué industrias son “esenciales” y cuáles no, al estilo de la China de Mao y la vieja URSS.

Quizá López-Gatell como médico sea competente, pero ningunear a la economía y decidir por millones de empresarios y trabajadores, lo ha exhibido como un mal político y un pésimo economista, en perjuicio de su jefe el presidente, quien pagará todos los costos.

Opinión: López-Gatell: El “Planificador central” en jefe

En fin. El punto es que la Gran Depresión del siglo XXI ha empezado ya de la manera más inesperada y absurda posible: por miedo.

Como ya es demasiado tarde para remediar lo anterior, ahora el discurso oficial quiere cambiarse al optimismo.

La “lógica” es que si el nuevo virus provocó la debacle, una vez que pase el famoso “pico” de contagios las cosas comenzarán a normalizarse y todos volveremos a la vieja normalidad. NO será así.

Puede echarse la economía por la ventana, pero siempre tiene volver a subir por las escaleras.

Bolsa de valores
Reuters

Por eso el optimismo que ha impulsado un rally (alza) de los mercados burstátiles estadounidenses, no es más que un espejismo.

Ese mismo rebote es el que ha hecho al peso mexicano recobrar algo del terreno perdido frente al dólar, desde su máximo histórico de 25.75 pesos, y que aunque podría prologarse, no será una recuperación definitiva.

Tras esta crisis, millones de negocios y empleos se habrán perdido. Acreedores asumiran terribles pérdidas por créditos no pagados, y llegado ese punto, el efecto dominó hará desaparecer a todavía más empresas, bancos y negocios en todo el planeta.

El panorama para México es todavía peor, pues las finanzas públicas están prácticamente en quiebra. La empresa más grande, Pemex, está en ruinas y se “queman” miles de millones de dólares en ella en un intento vano de rescatarla de su inevitable muerte.

Pemex
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Lo anterior, mientras se derrochan los decrecientes ingresos públicos en “programas sociales” y los “elefantes blancos” de la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya el aeropuerto de Santa Lucía.

A todo eso, agréguele que más adelante habrá rebrotes del coronavirus que podrían desatar nuevas olas de pánico y encierro en perjuicio de la salud mental y de la economía de todos.

En suma, no habrá “rápida recuperación” post Covid19. El rebote de los mercados financieros es un espejismo que no debe hacernos creer que volveremos a aquellos tiempos del dólar a menos de 20 pesos, del centenario a 30 mil pesos, de la onza Libertad de plata a 250 pesos o del bitcoin a 50 mil pesos.

¿Qué nos queda? Hacer lo posible para mantener nuestras economías familiares a flote, lo que incluye mover nuestros pocos o muchos ahorros e inversiones a activos que coticen en dólares, y dejar el mínimo necesario en pesos. En tiempos de depresión económica, la defensa es el mejor ataque.

Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel

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autor Máster en Economía de la Escuela Austríaca; liberal, especialista del mercado del oro y editor del boletín de inversiones Top Money Report
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