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La economía no es un asunto de ocurrencias

21-01-2020, 6:20:31 AM Por:
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No es casual entonces, sino causal, que aquellas naciones que se han desarrollado y enriquecido, lo han conseguido gracias a la construcción de una estructura institucional que hace valer justamente la propiedad privada, la libertad individual y el comercio abierto.

Si la economía fuera cosa sencilla y se manejara mediante ocurrencias o buenos deseos, México estaría creciendo a tasas de dos dígitos en vez de encontrarse en recesión. De igual modo, si las inversiones fueran cosa simple, con altos y garantizados rendimientos de por vida, viviríamos en un paraíso de abundancia infinita con el que sólo podemos soñar.

Por desgracia, el mundo real es muy diferente: los recursos no son infinitos y se debe hacer el uso más eficiente que se pueda de ellos, pues el dispendio, sólo conduce a escasez, pobreza y muerte.

El mal llamado sistema “capitalista”, que no es otra cosa que una economía de mercado, consiste justamente en respetar mutuamente la propiedad y en generar abundancia a través de la acumulación de riqueza y capital que permite el comercio. Gracias a eso ha sido posible el crecimiento de la población a niveles que hubiesen sido imposibles mediante las antiguas formas de producción.

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Ahora bien. Prácticamente no hay cultura ni religión que no condene el robo, lo que desde un punto de vista positivo, significa que para todas ellas es imperativo respetar lo que le pertenece a otros. Así que la economía “natural” de cualquier sociedad civilizada es aquella en la que los intercambios se producen de manera libre entre los comerciantes, y se castiga a quien no actúa con base en ese respeto a la libertad y la propiedad.

No es casual entonces, sino causal, que aquellas naciones que se han desarrollado y enriquecido, lo han conseguido gracias a la construcción de una estructura institucional que hace valer justamente la propiedad privada, la libertad individual y el comercio abierto.

Del otro lado, países con economías planificadas y/o controladas, se hunden en el atraso, la escasez y la miseria el 100 por ciento de las veces.

De manera análoga, a nivel microeconómico las personas y las empresas que se enriquecen son aquellas que a través del intercambio generan valor (productos y servicios demandados por las personas) y lo acumulan de manera constante.

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Se trata pues de la muy difícil tarea de generar un círculo virtuoso de creación de valor, realización del mismo mediante la venta, reinversión del capital y la ganancia para reiniciar el ciclo de generación de valor, venta, reinversión, y así sucesivamente.

Por supuesto, también existe siempre el riesgo de perderlo todo a nivel personal y empresarial si las malas decisiones en vez de conducirnos a la creación de valor y riqueza, nos llevan a su destrucción.

Y es que si en vez de ganancias lo que se acumulan son pérdidas y deudas de manera constante, el resultado no puede ser otro que el desastre económico-financiero de la persona, empresa o país de que se trate. ¡Puro sentido común!

La misma es con las promesas de políticos que aseguran ser capaces de “acabar con la pobreza” o de “repartir la riqueza equitativamente” desde el poder. Se trata de falacias con graves consecuencias para todos porque, como dice el título de este artículo, la economía no es un asunto de ocurrencias.

Insistimos: es la libre acción de las personas que buscan su beneficio personal creando valor y acumulándolo a través del comercio, el que lo hace progresar en lo individual, y cuando esos esfuerzos individuales se multiplican, hacen crecer y progresar a toda la sociedad en su conjunto.

Con esto en mente, podrá entenderse por qué le hemos estado advirtiendo que México se dirige hacia una inevitable crisis económica de gran impacto: ocurrencias como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional (NAIM), la construcción del Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas, el “salvamento” de Pemex, la destrucción de la Selva Lacandona con el fin de repatir tierras para siembra y ganado, o la “rifa” del avión presidencial, etc., terminarán mal.

Negar la realidad o creer a ciegas en las versiones oficiales, suele ser el peor de los consejos.

Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel

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autor Máster en Economía de la Escuela Austríaca; liberal, especialista del mercado del oro y editor del boletín de inversiones Top Money Report
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