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Opinión

La crisis financiera ya está aquí. ¿Tomó sus previsiones?

09-03-2020, 6:20:49 AM Por:
© Reuters

En tiempos de relativa calma, hicimos llamados a la compra de activos refugio que serían útiles entonces, pero mucho más en una crisis financiera, que ya llegó.

El coronavirus denominado Covid-19, ha desatado ya la peor crisis financiera global desde 2008, que en ese entonces derivó en la Gran Recesión de 2009. En este espacio hemos insistido en que una recesión global este año sigue prácticamente descartada, pero también que, si la incertidumbre por la nueva enfermedad se prolonga hasta el segundo trimestre 2020 y más allá, estaríamos a las puertas de una nueva Gran Recesión en 2021.

Una crisis financiera es un punto rápido de quiebre, cargado de volatilidad y turbulencia que se manifiesta con altibajos en los mercados.

Una recesión económica, en cambio, tiene varias definiciones según las diferentes ópticas y opiniones de los académicos que las estudian. Sin embargo, en general podemos decir que una recesión puede o no ser efecto de una crisis financiera, pero que siempre implica la existencia de un ciclo de contracción de la producción de bienes y servicios, con efectos negativos en otros mercados como el laboral.

Por eso, mientras que una crisis financiera es sentida de primera mano por unos cuantos inversores, la mayoría de la población la ve de lejos. En cambio, una recesión es padecida por la mayoría de las personas de un país, sea inversionista o no.

En este sentido, desde la aludida Gran Recesión, Estados Unidos -la economía más grande e importante del planeta- ha experimentado su racha de crecimiento más larga sin recesión de que se tenga registro. Justo por eso, en tiempos de relativa calma, hicimos llamados permanentes a la compra de activos refugio que serían útiles entonces, pero mucho más en una etapa crítica, que ya llegó.

La escalada no vista en muchos años que ha tenido el oro en 2020, lo mismo que el disparo del tipo de cambio del peso mexicano frente al dólar por encima incluso de las 21 unidades este lunes, son claros indicios de la desesperada búsqueda de refugios financieros.

Los efectos de la oferta y la demanda se notan más en épocas de turbulencia: se vende en masa el peso y cualquier activo considerado de alto riesgo, caen de precio, y la demanda de dólar, oro, y otros activos de protección, catapulta al alza sus cotizaciones.

La lección es muy clara: el momento de prepararse construyendo un refugio sólido para cuando llegue la tormenta, es en tiempos de calma, no cuando la lluvia y los vientos huracanados se comienzan a sentir. ¡Para entonces ya es tarde!

Dicho esto: ¿ya no queda nada por hacer en materia financiera? De hecho, queda mucho.

A juzgar por el pánico que sigue generando la propagación del coronavirus por todas latitudes, ya no se descarta que lo peor de esta debacle esté apenas por venir.

Pero ¿es racional y justificado el miedo al Covid-19? Seguro que no, pero eso pasa a segundo término cuando lo que verdaderamente mueve a los seres humanos y sus decisiones, son las emociones. Súmele a eso que el miedo es quizá la más poderosa y peligrosa de todas ellas, y tiene todos los ingredientes que necesita para que de aquí en adelante todo pueda empeorar.

Lee: Irracionalidad en los mercados por el coronavirus

Por eso, si aún sigue muy expuesto al peso y activos en México, es momento de empezar a corregir ese error. Es algo tarde, pero no demasiado.

Los activos refugio como el oro, el dólar, el yen, los bonos de Estados Unidos, etc., se seguirán apreciando. Si más adelante estos activos se abaratan más, qué bueno, porque las perspectivas para todos ellos en el largo plazo son, por sus fundamentos, MUY alcistas.

No podrían ser de otra forma, en un mundo en el que la emisión permanente de deuda sin control sigue siendo la constante, y la parte “fea” de las deudas es que tarde o temprano se tienen que pagar.

Atrás ha quedado el punto de “no retorno”, y por eso, la única (y falsa) salida que conocen los banqueros centrales para tratar de revivir una economía en problemas y enferma de exceso de deuda, es con más emisión de dinero, de deuda y baja de tasas de interés.

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Los bancos centrales ya están tratando de enfrentar así la crisis por coronavirus, y lejos de mejorar, parece como si hubiesen tratado de combatir un incendio con gasolina. No se sorprenda entonces de ver pronto, nuevos máximos históricos en el oro y el dólar. Una lección histórica para los confiados que se creyeron el cuento -sobre todo en México-, de que “vamos bien”.

Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.

autor Máster en Economía de la Escuela Austríaca; liberal, especialista del mercado del oro y editor del boletín de inversiones Top Money Report
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