El reto de vincular al mercado laboral y las universidades
Las universidades tienen el enorme reto de preparar a los alumnos para encarar con éxito los desafíos actuales y futuros del mercado laboral
Por Sergio Porragas
La educación superior en México está integrada por 4 millones 430,248 estudiantes, cifra de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) al cierre de 2017. De acuerdo a la Organización para la Cooperación y Desarrollo, OCDE, se calcula que el 26% de los estudiantes se graduarán y obtendrán un título universitario. A pesar de que sigue siendo una enorme problemática la deserción, cada año reciben su título universitario por lo menos un millón de jóvenes que buscan incorporarse al mercado laboral.
Es así que las universidades, alrededor de 3,000 en nuestro país, tienen el enorme reto de preparar a los alumnos para encarar con éxito los desafíos actuales y futuros del mercado laboral, al tiempo que deben trabajar por reducir el desequilibrio entre lo que las empresas necesitan y las competencias que los profesionistas ofrecen, lo que actualmente se traduce en escasez de talento humano calificado. Esta insuficiencia es una preocupación a nivel mundial, ya que, según Manpower, ha llegado a su más alto nivel, con un índice promedio global de 50%. México mantiene un índice menor al promedio mundial con 45%, con carencia principalmente de personal calificado en puestos de mano de obra, además de ingenieros, contadores, financieros y gerentes ejecutivos.
La creciente vinculación entre las empresas y las instituciones educativas es, por lo tanto, una necesidad inmediata. Es preciso que las primeras compartan información sobre las competencias profesionales requeridas para destacar en el mercado laboral e incentivar tanto el negocio como la economía del país en su conjunto; las segundas, deberán diseñar planes de estudio, que sean acordes a los requerimientos actuales y futuros de los puestos de trabajo.
Depositphotos Ante un reto de tal magnitud, la solución deberá afrontarse de forma holística y la inversión deberá provenir no solo de las instituciones educativas, sino de las empresas y autoridades. Según la OCDE, la inversión es clave para que el progreso tecnológico se transforme en crecimiento y los países sean capaces de competir en una economía mundial que se base en el conocimiento.
Como sociedad debemos impulsar el desarrollo y la actualización de programas educativos integrales que incrementen la competitividad y la empleabilidad de los mexicanos. Un tema que es muy recurrente actualmente es el desarrollo de las habilidades o competencias que, de acuerdo con el estudio La estrategia de habilidades, de la OCDE, se han convertido en el factor clave para lograr el bienestar individual y el éxito económico de una sociedad.
Las estrategias van desde el desarrollo de competencias relevantes ya en la infancia, hasta su activación en el mercado laboral y en beneficio de la economía y la sociedad.
La educación superior no debe ser solo un impulsor de la investigación, sino de competencias para la productividad y la innovación, al formar un número suficiente de graduados que cumplan los requisitos de la industria, con altos niveles de competitividad.
Aunque hay un largo camino por recorrer, disponemos de grandes instituciones, como el Tecnológico de Monterrey, que tienen alta vinculación con las empresas públicas y privadas, y que ya han modificado su modelo educativo, ofreciendo a los alumnos experiencia de aprendizaje vivencial para generar propuestas y soluciones a proyectos o problemas reales en empresa y organizaciones o en sus propios negocios; además de fortalecer competencias que saben son esenciales para desempeñarse en el mercado laboral y aportar valor a la economía del país.
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