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Opinión

Educar y liderar a la distancia: Dos retos hoy, más que nunca

25-05-2021, 6:00:00 AM Por:
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Al entrar al salón de clase no me toma más que, un par de sesiones darme cuenta quién quiere estar ahí, quien es dedicado y participativo, quien sacará buenas calificaciones y a quién le costará más o pondrá menos atención a la clase. Este símil pasa en la empresa y nuestros mejores colaboradores

Por Mtra. Liza Monroy Ortiz*

Llevamos más de un año en pandemia y hemos tenido que adaptarnos a muchas cosas, pero una de las más evidentes para muchas familias es tener a sus hijos conectados en línea con sus profesores, intentando seguir aprendiendo, lo cual es muy relativo de acuerdo con la edad del estudiante.

En un salón de clases ya era necesario que los profesores y profesoras fueran muy sensibles a lo que cada estudiante necesitaba, pero podían leer sus caras para dárselos, para saber qué dudas tenían o si estaban asimilando lo que se les explicaba. Sin embargo, en el caso de la educación en línea, es difícil leer lo que le pasa al alumno porque muchos de ellos no pueden o quieren abrir sus cámaras o el internet falla o simplemente las condiciones en casa no son las adecuadas para tener un espacio ad hoc al estudio, aprendizaje y aprovechamiento de lo que el profesor del otro lado, con los mismos problemas, intenta compartir, y se está perdiendo gran parte del mensaje, se logran vagamente los objetivos y se tienen percepciones muy subjetivas de qué alumno es bueno o mejor que otro, cuando no algunas son solo suposiciones sin fundamento. Incluso la calificación de un examen tampoco es la única prueba que necesitamos para definirlo.

En las empresas no es distinto, porque las juntas, proyectos, cursos o capacitaciones, han tenido que continuar de manera virtual y el reto es evidente. Esto también se ve reflejado de acuerdo con el nivel del colaborador en cuanto a experiencia, condición social, apertura al cambio, situación familiar, entre otras, y las empresas deben cuestionarse cómo proveer de las herramientas que necesitan para seguir haciendo su trabajo.

Vamos desde Google, que entregó recursos a cada empleado para que adaptara su especio de trabajo en casa, hasta empresas que corrieron al colaborador que no contaba con el internet necesario para hacer su trabajo sin darle los medios para adquirirlo o compensarle con una retribución por el gasto que implica.

El teletrabajo ha permitido avanzar en el uso de la tecnología, también permite colaboración entre países de manera remota, nos hace ver qué estamos compitiendo con el mundo y pone a nuestro alcance lo que deseemos. Sin embargo, también pone en evidencia que no todos los colaboradores pueden proveerse a sí mismos de los medios para trabajar en casa.

Para muchas empresas esta será la realidad de ahora en adelante y ya no regresarán a los edificios de oficinas que rentaban en diversos sitios corporativos porque la productividad y los objetivos se han cumplido. Pero son las que más requieren proveer de herramientas adecuadas a sus colaboradores para que esto sea permanente.

Para otras empresas, las cosas nunca avanzaron ya sea, porque la presencialidad es esencial para proveer su producto o servicio, o porque no quisieron cambiar y siguen estancadas en modelos arcaicos que no les permitirán sobrevivir mucho tiempo en el mercado.

Pero lo que sigue es fortalecer el liderazgo de todos los niveles. Ya lo dicen personajes como Daniel Servitje, presidente y Director General de Bimbo, a quien escuché en un webinar al que asisití “La empresa es su gente y ésta lo que sea su líder”. En definitiva, el líder marca la tendencia, el rumbo y es un elemento diferenciador del comportamiento del grupo.

En esta pandemia, lo que requerimos es un liderazgo servicial, que vea por el otro con un estilo hecho a la medida, considerando lo que cada colaborador, no solo necesita, sino vive en su propia realidad, la que ahora ya no puede ser controlada por la empresa.

Iván Mancillas, Director General adjunto de Compartamos Banco lo menciona en su libro: Serviazgo, “ser un líder inspirador que ejerza su liderazgo con base en el servicio a los demás”. Servir a los demás para de ahí detonar el cambio y el logro de objetivos, con olvido de mí, para pensar en el otro y sus necesidades, auténticamente.

No es cuestión de género ni de edad, de miedo o de adaptabilidad, muchas veces no es cuestión tampoco de habilidad, es cuestión de comunicación efectiva, de evitar prejuicios, supuestos y dejar de asumir cosas. De tener líderes conscientes de que su rol principal es servir.

Pero sobre todo cada líder debe estar dispuesto a generar un criterio objetivo y cercano, sin supuestos tóxicos, para evaluar, funcionar, continuar, lograr objetivos y crecer como equipo y como empresa.

Un liderazgo consciente, como lo habla en su libro Daniel Gabarró, un líder atento a preguntarse si está haciendo crecer a los miembros de su equipo. Un líder que tome el papel del doctor Max Goodwin, personaje de la serie New Amsterdan, que siempre pregunta ¿Cómo puedo ayudar? (How can I help?). Y que humildemente se pone al servicio de los demás y se pregunta cómo ser mejor líder para cada colaborador, sin interponer su puesto o el poder que le otorga, sino con el objetivo claro de lograr resolver el problema en turno de la mejor manera.

Te has preguntado, ¿Soy objetivo como líder? ¿Supongo situaciones sin estar 100% seguro? ¿Tengo espacios abiertos a la comunicación en confianza con mi gente? ¿Sirvo auténticamente a mi equipo? ¿Me gustaría escuchar, qué tan buen líder soy?  Hagamos esta reflexión como líderes de empresa para lograr potenciar a nuestros “sujetos” y lograr que el modelo virtual sea la respuesta con la que debemos continuar y por la que el mundo laboral ya no es lo que era hace un año.

*Liza Monroy es Secretaria de Vinculación de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana Campus Mixcoac

Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.

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