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Management

Cruz Azul: La teoría del fracaso que culpa a la mala suerte

08-05-2017, 9:58:46 AM Por:

Como el Cruz Azul, muchas empresas han fracasado durante años por cometer todo tipo de errores. Para convertir un fracaso en éxito, el primer paso es dejar de pensar que el futuro depende de la mala suerte.

“La mala suerte no existe, es algo que nos creemos, una escapatoria. En realidad llamamos infortunio a la conjunción negativa de hechos que no hemos sido capaces de prever”: Chris Amon, Piloto Formula 1 de la década de 1960.

Una vez más el Cruz Azul ha quedado fuera del torneo de copa y de la liga, una vez más los aficionados nos lamentamos de los malos resultados, una vez más los “memes” y las burlas posteriores a cada partido no se hicieron esperar y atizaron con todo a jugadores, cuerpo técnico y afición; una vez más se esfumó un sueño que se recupera cada vez que inicia un nuevo torneo pero con menos ilusión, una vez más, en ese preciso momento en que sabes que al equipo que pocas veces te da alegrías vuelve a fracasar, donde la palabra cruzazulear se ha convertido en sinónimo de echar a perder una acción o hecho que luce consumado.

Es inevitable vivir en México y no conocer alguna de las historias o anécdotas de cada fracaso del equipo que en los años setenta y ochenta logró sus mejores hazañas, pero que ahora, a casi 20 años de aquel título que ganó ante León, ha logrado muy poco.

Si el Cruz Azul fuera una empresa, sus resultados ya lo hubieran llevado a la quiebra: han llegado a 10 finales y solo tienen dos títulos menores. ¿Mala suerte? En el libro La pelota no entra por azar, de Ferran Soriano, ex directivo del FC Barcelona, el autor explica que si un equipo gana o pierde, hay razones objetivas que lo explican. Casi nunca es sólo por la suerte.

JK Rowling, autora de la serie de libros de Harry Potter, ofreció un discurso en 2008 en ocasión de la graduación de los estudiantes de la Universidad de Harvard sobre el poder del fracaso y decía que algo de fracaso en la vida es inevitable. Es imposible vivir sin fallar en algo, a menos que se viva con tanto cuidado que no se viva en absoluto, en cuyo caso se falla por defecto, por lo tanto, la humildad de reconocerlo facilitará sobrevivir a sus vicisitudes.

Cualquier persona, empresa o equipo de futbol, puede lograr los objetivos que se proponga a partir de las enseñanzas suscitadas de las fallas, errores y fracasos que cometamos pero siempre con total respeto de aceptar las limitantes. Este análisis se puede conducir a partir de un ejercicio de reflexión utilizando una matriz FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas).

El futbol y el manejo de los negocios son más similares de lo que pensamos, y en este mundo lleno de catarsis políticas, colapsos financieros, nuevas tecnologías y diversidad cultural, la teoría del fracaso cobra mayor sentido. Son conocidos los casos de empresas que claudicaron como Kodak, Nokia, Blackberry, Parmalat, Polaroid, Blockbuster, PanAm, Mexicana de aviación, por mencionar algunas. Estas empresas bajo diferentes circunstancias cometieron errores, algunas de ellas por malas decisiones de los directivos.

El economista Tim Harford, en una charla de TED de 2011, habló sobre el complejo de dios, en el que los intentos por resolver problemas dista de formulas mágicas y está más asociado al ensayo y error bajo un método de lógica y sentido común.

El éxito en cualquier modelo empresarial conlleva la experimentación disciplinada, y aprender del fracaso como parte del ejercicio. El fracaso como teoría plasmado en el libro Los 6 errores más comunes que las empresas cometen, de Scott Anthony, David Duncan y Pontus M.A. Siren, sugiere que casi todo producto exitoso sufrió fracasos en algún punto de su evolución.

Pero dentro de la mayoría de las compañías, trabajar en algo que “fracase” comercialmente conlleva un estigma significativo. El fracaso como tal puede ser benéfico, es un arma que si se coloca en el lado correcto puede ser sinónimo de construir un nuevo esquema de trabajo que minimice las fallas del modelo anterior.

El Club Deportivo Cruz Azul y su legado aún no tocan fondo, porque sus directivos han demostrado que no terminan de aprender de sus múltiples tropiezos, siguen cometiendo errores que rayan en lo absurdo. A veces. como consultor y aficionado, quisiera que Cruz Azul se fuera a la división de ascenso con la finalidad de que de una vez por todas reaccionen, o esperar a que los directivos cobren conciencia y apliquen una reingeniería y no una brujería de su modelo de negocio-

Si esto no sucede, es mejor que renuncien a un proyecto deportivo que está muy lejos de un negocio sostenible. Finalmente los únicos que perdemos somos los aficionados, que perdonamos sus errores a cambio de una esperanza, porque los verdaderos aficionados podemos cambiar de pareja, pero nunca cambiar los colores de nuestro equipo de futbol.

autor Socio Director y Fundador de IO Consultoría, especializada en innovación organizacional y estrategias de capital humano.
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