Mientras Wall Street sigue de fiesta, la próxima sacudida financiera puede venir de China
Existe en este momento una clara divergencia entre la realidad monetaria de Estados Unidos y la del país asiático.
China podría ser el epicentro de otro ajuste financiero a un año de que las finanzas globales colapsaran debido a la crisis financiera provocada por la pandemia. El país asiático no deja de ser un punto de referencia por su relevancia económica.
La bolsa de valores de Shanghai, Shenzhen, conocida como CSI 300 (índice CSI300), ha caído 15.17 por ciento entre el pasado 10 de febrero cuando alcanzó su máximo desde 2008, hasta ayer jueves, de un máximo de 5,807.72 unidades se ubicó ya en 4,925.35 puntos. El movimiento se presenta a contracorriente de lo que ha sucedido en otra de las más influyentes plazas bursátiles del planeta, la de Nueva York. ¿Qué es lo que sucede y por qué son tan divergentes en su desempeño dos referentes globales para las finanzas?
Dos realidades, dos estrategias, un mundo en vilo
Es cierto que dos de los principales mercados bursátiles del planeta tienen realidades diferentes, y no es la primera vez. Ha sucedido tan recientemente como el año pasado, cuando la Bolsa de valores china se desplomó ante las primeras evidencias de la propagación de la pandemia en los primeros días de 2020, mientras que Nueva York y sus aliados subían como la espuma apostando a un control de los contagios globales que nunca llegó. Posteriormente, mientras las bolsas occidentales sucumbían ante el confinamiento, en China llegaron los primeros estímulos fiscales que impulsaron al mercado de valores.
Hoy, la Bolsa de Nueva York está en bonanza, cerca de sus máximos históricos, apuntalada por el paquete de estímulos fiscales recientemente aprobado por el congreso y firmado ya por el presidente Biden, es la gran apuesta del gigante económico para dejar atrás de una vez por todas esta pesadilla pandémica.
Hay una frase que es clave para entender lo que sucede: estímulos fiscales. También la frase nos debe ayudar a mantenernos a la expectativa sobre las señales que llegan de tierras asiáticas. China no deja de ser clave para las finanzas globales y olvidarlo sería un grave error.
Mientras que en Estados Unidos la gran apuesta es por los estímulos fiscales con el ya mencionado plan de rescate prometido por Biden desde que era candidato (aunque si Trump hubiera ganado también habría puesto en marcha la misma estrategia, sólo con diferente monto), en China el gobierno está retirando los estímulos fiscales.
La primera reacción que el mundo puede observar por el retiro de estímulos en China es el desplome de la Bolsa de valores, pero no es cualquier cosa, se trata de una señal de nerviosismo e incertidumbre que podría contagiarse al mundo entero. Por el momento, en Occidente retirar estímulos fiscales no está ni siquiera en discusión, pero en algún momento deberán hacerlo, o cuando menos proponerlo. Peor aún, ¿qué pasaría si el reciente plan de estímulos del presidente Biden no funciona como se esperaba? ¿Cómo podrían reaccionar los mercados si la economía no despega de la forma tan espectacular como se espera a partir del segundo semestre?, si ya vimos que cuando menos este primer trimestre no fue del todo bueno.
Hoy el mundo enfrenta dos realidades y dos estrategias distintas, pero no deja de estar en vilo. Estados Unidos y gran parte del mundo occidental está sumido en un mar de liquidez inyectada por los bancos centrales y no hay fecha probable para que la retiren. De hecho, es algo impensable por el momento. China, en cambio, tiene razones para eliminar los estímulos y retirarlos de su economía, el ajuste bursátil es un costo posiblemente considerado, pero las consecuencias para el mundo salen de su control.
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¿Por qué China retira estímulos?
China considera que sus niveles de endeudamiento son insostenibles, de acuerdo con reportes de agencias como Bloomberg y Reuters, deuda que se acumuló desde 2008 y que no fue modificada en todos estos años a raíz de la guerra comercial con Estados Unidos. El país asiático cree que la deuda provoca mucha fragilidad en sus mercados financieros, sobre todo con capitales especulativos que pueden modificar y provocar un rumbo no deseado de la economía. Las autoridades no quieren más distorsiones en los mercados.
Para China, existen demasiados riesgos asociados al exceso de endeudamiento en los mercados y en la economía, ha decidido dar un paso en ese sentido, es en sí mismo un cambio de política monetaria. Si bien el banco de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos es la institución monetaria más influyente del planeta, el Banco Central Chino (Banco Popular de China), tiene una relevancia proporcional al de su economía.
En los próximos meses las piezas empezarán a acomodarse y no sabemos lo que pueda suceder. Quizás los capitales entenderán las dos realidades vigentes en los dos grandes bloques económicos, o posiblemente, una vez más. China volverá a sacudir al mundo ahora con un movimiento que previsiblemente algún día realizarán en Occidente y que sería el preludio de una nueva sacudida financiera global. Al final del día, los estímulos fiscales y monetarios serán en el futuro el gran tema para el mundo.
Ya en los meses recientes, economistas que siguen el devenir de la economía global han señalado que el retiro de estímulos será sin duda el gran reto para los banqueros centrales de los próximos años. En este sentido pocos desearán estar en sus zapatos.
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