Los problemas sociales entran en las preocupaciones de los ricos en 2025
Los conflictos sociales y cómo afectan la generación de riqueza reflejan el impacto de la creciente incertidumbre global y de la polarización en las economías y sociedades.
El panorama global en 2025 plantea un conjunto de retos y oportunidades que han redefinido las prioridades de las familias adineradas en todo el mundo. Aunque su objetivo central sigue siendo la preservación del patrimonio a lo largo de generaciones, estas familias han comenzado a prestar mayor atención a los problemas sociales y económicos que afectan a sus comunidades y regiones. Este cambio de enfoque, que se había mantenido al margen durante al menos dos décadas, refleja el impacto de la creciente incertidumbre global y de la polarización en las economías y sociedades contemporáneas.
De acuerdo con el Barómetro Familiar de Julius Baer, elaborado en colaboración con PwC Suiza, cinco temas destacan como las principales preocupaciones para las familias con grandes patrimonios. Estas prioridades no solo definen la agenda individual de cada familia, sino que también sirven como termómetro de los desafíos globales más amplios.
1. Transferencia intergeneracional de riqueza
El principal tema de interés para las familias adineradas es la transferencia de su patrimonio a las siguientes generaciones. Este aspecto adquiere una relevancia particular en regiones como Oriente Medio, donde la planificación de sucesiones es una prioridad clave. La internacionalización de las familias, así como las diferencias normativas entre las jurisdicciones en las que operan, han aumentado la complejidad de este proceso.
La planificación estratégica no solo busca garantizar la continuidad de la riqueza, sino también evitar disputas legales y fiscales que puedan amenazar su estabilidad. Los asesores especializados desempeñan un papel esencial, ayudando a las familias a desarrollar esquemas coherentes que permitan una transición patrimonial eficiente y ordenada.
2. Fiscalidad
La normativa fiscal es otra de las principales inquietudes, especialmente en Europa, Asia y América Latina. Los cambios políticos recientes y las reformas fiscales previstas en varios países han generado incertidumbre, obligando a las familias a reevaluar sus estrategias de gestión de activos.
En regiones como América Latina, donde las tensiones económicas son particularmente marcadas, el impacto de las políticas fiscales puede ser significativo. Las familias buscan soluciones para optimizar su carga fiscal mientras garantizan la legalidad de sus operaciones y la protección de su patrimonio.
3. Oportunidades de crecimiento individual y familiar
La educación financiera y la formación en liderazgo se han convertido en herramientas esenciales para las familias que buscan preservar su riqueza a largo plazo. A través de programas educativos y de mentoría, las nuevas generaciones adquieren las habilidades necesarias para gestionar el patrimonio familiar de manera responsable y eficaz.
Esta preocupación también está vinculada al desarrollo económico más amplio, ya que las familias adineradas reconocen que un manejo inadecuado de su riqueza puede tener implicaciones no solo para su futuro, sino también para el de las economías nacionales en las que están insertas.
4. Gobierno familiar
Aunque muchas familias han avanzado en la profesionalización de sus estructuras de gobierno, persisten importantes desafíos. La dependencia de marcos informales para la toma de decisiones crea vulnerabilidades que pueden desembocar en conflictos internos y poner en riesgo la estabilidad patrimonial.
Los expertos sugieren que las familias deben adoptar estructuras de gobierno más formales que promuevan la transparencia, la participación equitativa y la resolución efectiva de disputas. Esto no solo fortalece las relaciones internas, sino que también mejora la capacidad de la familia para responder a los cambios del entorno.
5. Estabilidad política
La polarización política y las tensiones económicas han escalado como preocupaciones clave, especialmente en economías emergentes como América Latina. Por primera vez, la estabilidad política ocupa un lugar destacado en la agenda de las familias adineradas, que perciben cómo estos factores impactan directamente en la asignación de activos y en la seguridad de sus inversiones.
En economías desarrolladas, la atención está más centrada en factores como la inflación y la reconfiguración de las relaciones económicas globales. Sin embargo, el efecto de la inestabilidad política se ha vuelto más evidente, empujando a las familias a buscar asesoramiento profesional que les permita diseñar estrategias resilientes frente a un entorno incierto.
Una visión más amplia
Más allá de estas cinco prioridades, el Barómetro Familiar de Julius Baer resalta un cambio significativo en la forma en que las grandes fortunas perciben su rol en la sociedad. Si bien la preservación del patrimonio sigue siendo su principal objetivo, cada vez es más evidente un interés por abordar problemas sociales y económicos más amplios, desde la desigualdad hasta la polarización política.
En América Latina, por ejemplo, la preocupación por el bajo crecimiento y las brechas de desigualdad contrasta con las prioridades de las economías desarrolladas, donde los desafíos están más relacionados con la estabilidad macroeconómica y la innovación tecnológica. Este contraste subraya la necesidad de enfoques adaptados a las particularidades de cada región.
En conclusión, las familias adineradas en 2025 no solo enfrentan desafíos tradicionales relacionados con la preservación del patrimonio, sino que también están navegando en un entorno global marcado por incertidumbres políticas, económicas y sociales. Este contexto exige una combinación de estrategias financieras sólidas y un compromiso renovado con el bienestar de las sociedades en las que operan.
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