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El rector que impulsa la educación con becas al extranjero

22-09-2016, 5:00:02 PM Por:
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El empresariado mexicano ha aportado al desarrollo educativo de México, el ITAM es un ejemplo y su rector nos da consejos para mejorar la educación.

La educación es un derecho, así que corresponde al gobierno garantizarla. Sin embargo, no puede esperarse que él solo lo haga todo. Las familias, las organizaciones de la sociedad civil y los empresarios también tienen responsabilidades, roles y recursos que aportar.

La reconocida capacidad del sector empresarial para innovar, usar de manera eficiente los recursos humanos, técnicos y financieros, implementar ideas y ejecutar proyectos es un activo importante que mucho podría aportar al sistema educativo.

Es lo que hicieron algunos empresarios como don Raúl Bailléres y Eugenio Garza Sada, fundadores del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), respectivamente.

El rector del ITAM, Arturo Fernández, compartió con Alto Nivel su opinión sobre la educación en México y el papel del empresariado en la formación de profesionistas capaces de generar e impulsar el desarrollo. Aquí, un extracto de la entrevista.

AN: Arturo, yo soy un convencido de que si en México hubiera más familias Baillères o Garza Sada tendríamos otro país, pues el empresariado mexicano, en general y a todos los niveles, está relativamente poco comprometido con la educación. Necesitamos más familias de empresarios con sentido filantrópico. ¿Cuál es tu sentir?

Por un lado, México tiene un gran déficit de capacidad empresarial. El desarrollo económico del país tiene que construirse a través de una clase empresarial muy grande y pujante que permita incrementar la productividad, abrir empresas, crear empleos, modernizar el país. Por otro lado, también necesitamos que esa clase empresarial asuma un compromiso social con México.

Efectivamente, los empresarios tienen habilidades organizativas y recursos financieros que bien podrían apoyar diversas causas sociales, entre ellas la educación. 

AN Pero ¿por qué el empresariado mexicano, e incluso la sociedad mexicana, piensan que con pagar la colegiatura ya cumplen con su obligación educativa? En Estados Unidos, Harvard, Princeton o Yale generan muchísimos recursos que se invierten en las mismas universidades. Stanford, por ejemplo, tiene un centro comercial propio, el Stanford Shopping Center, que genera recursos para la universidad. 

Es difícil explicarlo. El fenómeno estadounidense es especial, pues no se reproduce en otros países. En Europa no hay una tradición de instituciones universitarias que sean obra de empresarios. Ahí, la mayor parte de las universidades son públicas; no hay una tradición filantrópica del empresariado.

Oxford, la Sorbona y Heidelberg son instituciones que tienen financiamiento público. En la India y Hong Kong hay algunas iniciativas de universidades fundadas por el empresariado, pero apenas se han dado en los últimos 20 años.

Con esto quiero decir que el empresariado mexicano sí ha aportado al desarrollo educativo de México. Instituciones como el Tec de Monterrey, la Universidad de las Américas (UDLA) y el ITAM son claros ejemplos de ello.

AN Cuando se fundaron estas universidades, allá por los años 40, éramos 20 millones de mexicanos y desde entonces la población se ha sextuplicado. ¿Se ha sextuplicado también la oferta universitaria?

¡De 1970 a la fecha, se ha multiplicado por 15 veces! En 1970 había solamente 20,000 estudiantes de educación superior, y ahora debe haber poco más de 3 millones en el sistema escolarizado. 

Otro dato muy importante es que poco más del 30% de jóvenes de 18 años acude a la educación superior, cuando en 1970 era solo el 5 o el 3%. Las universidades particulares atienden al 35% de la matrícula de educación superior del país

AN ¿Qué tan preparados están los alumnos que ingresan al ITAM?

En general están muy bien preparados, pero hay que considerar que nuestros estudiantes primero tuvieron que presentar un examen de admisión para ingresar a la Institución, y únicamente fueron admitidos aquellos que pasaron ese examen. 

Mi recomendación para los directores de preparatorias y bachilleratos sería que se enfoquen en dotar a los muchachos de tres habilidades básicas: lectura y escritura, matemáticas e inglés. Si los jóvenes poseen estas tres habilidades, los puedes educar muy bien a nivel superior.

AN ¿El ITAM recibe a muchos jóvenes de escasos recursos?

Por supuesto. Somos la institución particular que más ayuda financiera ofrece: más del 30% de los alumnos tiene una beca, que va del 10 al 100%, dependiendo de la situación económica de la familia. Becamos a los alumnos más talentosos que tienen necesidad económica y que mantienen un promedio de 8.9 o más; y lo mejor es que no tienen que reembolsar ese dinero. Si mantienen un promedio de entre 7.8 y 8.8, les damos un crédito sin intereses. Somos una institución sin fines de lucro y tenemos el apoyo de un patronato encabezado por don Alberto Baillères.

Queremos, además, que nuestros mejores estudiantes del ITAM estudien posgrados en las mejores escuelas del mundo. Si los dejas endeudados después de que terminen la universidad, querrán comenzar a trabajar para pagar su beca y no estudiarán un posgrado. 

Muchos de nuestros estudiantes se van al extranjero con becas otorgadas por universidades estadounidenses, que buscan a los mejores estudiantes en todo el mundo. Este mes ingresarán a universidades internacionales de prestigio 140 alumnos del ITAM, de un total de 700 que se graduaron.

También otorgamos alrededor de 80 becas de manutención anuales, para alimentación y transporte, a los estudiantes de muy bajos ingresos. Alrededor del 35% de nuestros alumnos no vive en el área metropolitana, sino fuera. Por ejemplo, tenemos 200 alumnos oaxaqueños.

AN Si hicieras una evaluación de la educación superior en México, ¿estarías satisfecho?

Siempre hay oportunidades de mejora. Todavía estamos muy lejos de los estándares de las universidades de Estados Unidos, sobre todo en el área de investigación; sin embargo, la calidad de la educación tanto de las universidades públicas como particulares ha mejorado muchísimo en los últimos 20 años.

Para ser maestro en una universidad pública, necesitas un doctorado. Cuando yo estudié, podrías contar con la mano a los profesores que tenían doctorado.

Mucha de esta transformación ha sido gracias al Conacyt, que en los años 70 comenzó a financiar a cientos de estudiantes para que pudieran ir al extranjero a estudiar un posgrado. Muchos de ellos regresaron a México a dar clases y eso permitió una mejora sustancial en la educación superior del país.

AN Arturo, si tuvieras en tus manos todas las facultades y recursos económicos, ¿que harías con la educación superior del país?

Seguiría formando jóvenes en las mejores universidades del mundo para que, de regreso a México, dieran clases, hicieran investigación o crearan empresas.

El número de mexicanos que cursan posgrados en Estados Unidos es muy pequeño si lo comparamos con China o Corea. Corea es la nación con más estudiantes de doctorado en Estados Unidos. 

Los padres coreanos invierten muchísimo en educación. Además de la educación pública que imparte el gobierno, complementan sus estudios con clases particulares por las tardes. Yo pensaba que gran parte del financiamiento de los jóvenes coreanos que estudian en universidades de Estados Unidos era público, pero no es así. Hay familias que viven de manera muy austera y ni siquiera tienen coche, con tal de que sus hijos puedan estudiar en el MIT o en Stanford.

Hace poco se publicó un artículo que evaluaba escuelas de licenciatura en Economía de todo el mundo. Una universidad de Corea obtuvo el primer lugar en número de licenciados en Economía que estudian su doctorado en Economía en Estados Unidos y se gradúan. El ITAM ocupa el lugar 17.

Las escuelas de ingeniería coreanas también son las que más estudiantes envían a Estados Unidos para estudiar su doctorado. Le ganan a cualquier universidad estadounidense. Ese capital humano absorbe toda la tecnología y el conocimiento científico, regresa a Corea y disemina toda esa innovación y conocimiento. Ese talento transforma la sociedad.

AN Lo que acabas de decir es crucial: toda la sociedad está comprometida con la educación, y ese compromiso no lo veo en México.

Las familias más pobres de nuestro país sí están esperanzadas en la educación de sus hijos; sin embargo, no hay movilización social. Los niños de Oaxaca están sin clases y los padres de familia no hacen nada.

Haber entregado la educación a los sindicatos fue un error terrible y lo estamos pagando. Yo apoyo la reforma educativa porque es un paso indispensable. ¡Cómo es posible que los profesores compren plazas, que no tengamos mejores profesores…! A la gente de izquierda le preocupa mucho la desigualdad, pero la primera fuente de desigualdad es la educación.

Los más pobres de este país deberían tener una mejor educación que los hijos de la élite empresarial, para erradicar la desigualdad y, por el contrario, lo que estamos haciendo es ofrecer una educación muy mediocre que está en manos de sindicatos que no quieren evaluar ni capacitar a sus profesores.

En el ITAM tenemos casos de jóvenes inteligentísimos que vienen de escuelas públicas y que nunca habían tomado una clase de inglés, pero aquí dan un gran salto.

Creo firmemente en el poder transformador de la educación. Siendo maestro te das cuenta de cómo un joven que llega con arete, pelo largo y perdido en el espacio, en un semestre se convierte otra persona. La educación es un milagro. Tenemos casos de jóvenes oaxaqueños que estudiaron en escuelas rurales y que terminan haciendo doctorados en Harvard. Esos casos existen. El poder transformador de la educación es asombroso.

Este es un extracto del texto que el autor escribió para Alto Nivel y que podrás consultar completo en la edición impresa de septiembre. Busca tu ejemplar en los principales puntos de venta, suscríbete en línea o descarga la revista digital. Sigue nuestra conversación en Twitter y Facebook.

autor Escritor, novelista, articulista y conferencista mexicano. Autor de 27 novelas históricas.
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