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De Opinión

España: El juego sigue después de las elecciones

27-06-2016, 11:54:46 AM Por:
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La segunda ronda para formar gobierno en España deja más empantanado el juego. El PSOE tiene en sus manos al PP y puede facilitarle seguir en el gobierno o intentar un pacto de izquierdas.

El objetivo de repetir elecciones generales en España este domingo era terminar con el bloqueo para formar gobierno que los resultados del pasado 20 de diciembre dejaron ante la irrupción de Podemos y Ciudadanos, la cual significó el fin del bipartidismo del Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Se inauguró la era de los pactos ante una mayor y aplaudible pluralidad política, pero con un primer capítulo fallido.

Irónicamente, los resultados de esta segunda ronda han dejado más empantanados los escenarios para lograr formar gobierno. ¿Por qué? Porque la dependencia de “los otros” se agranda junto con la presión hacia todos los partidos por tender puentes a costa de no poder mantener purezas ideológicas ni programas de gobierno inamovibles. Es decir, sus líneas rojas están obligadas a adelgazarse o de plano desaparecer y hacer de cuenta que nunca existieron.  

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Rajoy, la estatua inamovible

Lo legítimo es que Mariano Rajoy continúe en la Moncloa, le guste a quien le guste. El actual presidente y líder del Partido Popular sorpresivamente ha superado las expectativas. No sólo logró mantener a su partido como el más votado sino que recuperó catorce escaños. Todo esto, bajo un entorno adverso por la acumulación de varios casos de corrupción de miembros muy visibles de su partido, al mismo tiempo de que su gobierno realizara grandes recortes al gasto social, y a pesar de que había prometido que no los haría. Incluso, escándalos que pudieran considerarse con el potencial de revertir tendencias en la intención de voto, como fueron las filtraciones hace apenas unos días de audios donde el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, presuntamente incurre en manejo de influencias para investigar a sus enemigos políticos no le hizo ni cosquillas en las urnas.

Los españoles siguen reacios a pasarle cara la factura a Rajoy. Cómo ha logrado ser una estatua inamovible es verdadero motivo de estudio. Para mexicanizar el fenómeno, podemos decir que al oriundo de Pontevedra los escándalos le hacen “lo que el viento a Juárez”.   

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La aritmética del 26J y las reglas del juego

Los resultados en escaños del 26 de junio fueron: 137 para el PP, 85 para el PSOE, 71 de Unidos Podemos, 32 de Ciudadanos y 25 repartidos entre cinco partidos satelitales. 

El sistema parlamentario español obliga a que el candidato a presidente llamado por el Rey para formar gobierno —que por tradición suele ser el cabeza de lista del partido más votado por los ciudadanos—obtenga en una primera ronda de votación por parte de los diputados la mayoría absoluta (176) o una mayoría simple (más votos a favor que en contra) si hubiera la necesidad de una segunda ronda.

Sin embargo, como es natural cuando eres oposición y haciendo uso de todo el material antes mencionado, Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Iglesias (Unidos Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos) durante las dos campañas se fueron duro y a la cabeza contra Mariano, señalándolo como el gran enemigo y ostentándose cada uno como la verdadera opción de cambio capaz de “sacar al mal gobierno del poder”. ¿Quién de ellos entonces será el que dé el primer paso con su voto a favor o abstención para que la lista más votada siga gobernando? 

Lo cierto es que, independientemente de cualquier movimiento táctico de Unidos Podemos o Ciudadanos, el mayor poder de maniobra y quien podría decidir si habrá cambio o continuidad lo tiene el PSOE: con su mera abstención, al PP le dan los números para gobernar en minoría. Pero, los socialistas también tienen la opción de intentar un pacto de izquierdas con Unidos Podemos y los partidos nacionalistas catalán y vasco ERC y PNV, quienes tienen un fuerte rechazo hacia el PP. Esto le otorgaría a los socialistas una mayoría simple cerradísima, pero suficiente para investir a Sánchez como nuevo jefe de gobierno. 

La decisión no es para nada sencilla porque va más allá de la aritmética. Aunque Unidos Podemos en las últimas semanas reiteró tener disposición de formar un gobierno en coalición con el PSOE, lo dijo considerando que, según la tendencia de las fallidas encuestas, saldrían con mayor votación y, por lo tanto, pondrían ellos las condiciones. Pero lo cierto es que el puente de diálogo y negociación entre estas dos formaciones quedó muy maltrecho ante los infructuosos intentos de pacto tras las elecciones de diciembre y la rijosidad que Iglesias mantuvo al negar la abstención de su partido para la investidura de Sánchez en segunda vuelta. 

Ninguno de los dos caminos que puede tomar el partido socialista dejará contento ni a toda su militancia ni a todo su electorado; la abstención como señal de saber perder y ser oposición responsable o el compromiso de intentar echar a Rajoy hasta las últimas consecuencias. Esperemos que en su cálculo político considere el menor coste a largo plazo ante una sociedad española que merece estabilidad y no el circo que significarían unas terceras elecciones

*La autora es consultora en comunicación política. Socia-directora de la firma hispanomexicana Abella & Valencia

autor Consultora en comunicación política. Socia-directora de la firma hispanomexicana Abella & Valencia
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