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De Opinión

El día que Clinton pudo terminar con Trump y no lo hizo

10-10-2016, 12:50:11 AM Por:
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Hillary tenía el escenario perfecto: un escándalo sobre el machismo de Trump, además de la admisión del republicano de que no paga impuestos, sin embargo lució tibia y lo dejó vivir.

Si Hillary Clinton tuvo la oportunidad de entrar a matar, no lo hizo. El debate de este domingo entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos llegó dominado por el escándalo del viernes pasado, en donde el republicano (todavía) Donald Trump  fue expuesto por una grabación de hace unos 10 años, en lo que llamó “plática de vestidores”, hablando de sus intentos por llevarse a la cama a algunas mujeres y sobre cómo podía salirse con la suya por actos como toquetear a alguna que otra, por el hecho de ser famoso.

El mundo se le había venido encima, luego de que varios republicanos le retiraron su apoyo político durante el sábado, incluyendo el excandidato John McCain,  quien aprovechó la mínima oportunidad para hacerlo (nunca hubo gran afecto entre ellos). Trump llegó así al debate, con una buena cantidad de personas furiosas con él y su bocaza. Pero Hillary dejó que el ataque viniera del público y sólo atacó el punto con algunas frases acerca de que ello sólo denotaba quién era Trump en realidad. Si en el debate pasado lo acusó de racista, en esta ocasión no le dijo sexista.

El millonario volvió a probar que su estrategia de repetir los mismos argumentos una y otra vez sigue siendo efectiva. Pese a estar contra las cuerdas, pareció escurrirse contra los cuestionamientos por su apología del acoso sexual, hablando de los terroristas de ISIS. Luego, sin más, sacó la carta de Bill Clinton y sus “detalles” sexuales, con el argumento de que lo suyo eran palabras, mientras lo del expresidente había sido un hecho. Hillary Clinton ya no respondió y ahí murió el tema, en parte gracias a los moderadores, quienes hicieron un mejor papel al impulsar el respeto al tiempo y al insistir en que se atendieran las respuestas del público.

Si Hillary no lo hizo para no morder el anzuelo de Trump, sólo dio espacio para que el contrincante se lanzara de nuevo con su perorata sobre los correos electrónicos y prometiera que de llegar a presidente haría lo posible por mandarla a la cárcel. La acusación fue nuevamente ignorada por la candidata demócrata, sin embargo, es oro molido para Trump, quien puede ahora llevar esta frase a sus seguidores como gran trofeo de guerra.

Luego de un gran esfuerzo, los moderadores pudieron impulsar el tema de la salud pública, en donde Hillary pudo extenderse sobre su propuesta de “arreglar el Obamacare” con algunas ideas que parecerían buenas a ojos de los votantes. Trump habló sobre su intención de cancelarlo. Si el electorado estaba escuchando, el tema de la eliminación de la preexistencia ante las aseguradoras de gastos médicos debió darle un punto importante a la demócrata. Sin embargo, los argumentos se pierden en medio de las acusaciones.

Las emociones fuertes volvieron cuando una musulmana preguntó sobre el tema del veto a viajeros con esta religión. Trump respondió que las comunidades musulmanas debieran estar más dispuestas a reportar “problemas” (básicamente los culpó por no denunciar a terroristas en su seno) y, sólo tras la insistencia de los moderadores, mencionó que su veto sería “extremo”, dirigido sólo a países como Siria. Ello fue aprovechado por Clinton para revirar que la captación de refugiados como mujeres y niños era materia humanitaria.

Sobre el tema de Siria, pese a que Trump se limitó a hablar de lanzar ataques sorpresa y defender a Rusia a y los Assad como enemigos de ISIS, Clinton no pudo verse contundente. Esbozó algunos planes y la conveniencia de aliarse con países árabes para ello, además de garantizar que no pensaba mandar tropas a este país. Pero no remató, al grado que el tema de atacar a Rusia y su intervencionismo no pareció dar el mismo resultado que en el debate pasado.

Hacia el final del debate, Clinton pudo anotarse algunos puntos defensivos, al hablar sobre sus logros durante 30 años de carrera política. Sin embargo, pareció perder la ofensiva, no remató ni volvió a tratar el tema del sexismo de su rival.

En resumen, si Hillary Clinton ganó algo en el segundo debate, fue por su mejor papel en el terreno de las propuestas políticas y económicas, además  de aprovechar para ofrecer una imagen más humana, familiar y solidaria. A cambio, pareció sacrificar la oportunidad de machacar a Trump por su escándalo, y no fue contundente en hacerlo polvo tras de que admitiera no haber pagado impuestos aprovechando huecos en la ley. Lo que dijo está ahí para apreciarlo en frío, muchas frases que quizá le den más puntos en los próximos días. Pero el gran remate emocional no llegó.

Donald Trump, en cambio, pareció volver a apelar a su singular habilidad de esquivar todo lo que viene en su contra, incluyendo sus propios errores. La reiteración de palabras como “desastroso” o “penoso”, así como la idea de que Clinton tuvo 30 años para arreglar el problema y no lo hizo, sigue teniendo una recepción favorable entre quienes lo siguen.

Hay algunos temas que seguramente darán más qué hablar en los próximos días; algunos internacionales, como la crítica al régimen de salud de Canadá, el papel de Rusia o la idea de armar a los kurdos. Otros serán de carácter interno, como la pésima respuesta de Trump sobre los musulmanes, su aceptación de no pagar impuestos y el pésimo sabor de boca que dejó un debate lleno de ataques personales y escándalos morales.

Este debate casi fue un empate. El mejor indicador de ello es el comportamiento de la cotización del dólar contra el peso. Esta vez, la mayor pérdida de terreno se dio antes, el sábado 10, cuando la cotización fue de 19.30 a 18.92. Ya durante el debate, la fluctuación se notó indecisa, al subir hasta 19.05 y volver a niveles de 19 pesos por dólar. Los mercados parecieron inclinarse por pensar que Trump pasó un poco mejor este encuentro, pero que ello no le resulta suficiente para recobrarse del escándalo del viernes. Así, lo marcaron, en pesos y centavos.

Nota: Hemos señalado hasta el cansancio que las causas internas para las fluctuaciones del peso – dólar existen y se basan en el endeudamiento público y los problemas para generar mayor crecimiento económico. Pero no cabe duda que el mercado global de divisas especula a favor o en o contra del peso a partir de la campaña política en Estados Unidos.

autor Periodista
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