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El empresario está llamado a construir países: IPADE

29-04-2020, 8:50:00 AM Por:
© Arturo Aguirre

El mundo está pasando por un reordenamiento político y las sociedades exigen cambios para transitar a un capitalismo más incluyente, más centrado en las personas y en mayor bienestar para todos. En este contexto, el IPADE Business School se ha convertido en una institución que inspira, reanima e ilusiona a los empresarios, pues son ellos los que dan sentido a las economías.

Un lugar de encuentro y de diálogo entre empresarios para discutir sus problemas y los del país: eso ha sido el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE Business School) desde su fundación en 1967. En estos 53 años de trabajo, el IPADE ha logrado crear una comunidad de más de 40,000 empresarios provenientes de las principales ciudades económicas de México, Costa Rica y Panamá. Su misión es formar líderes en la alta dirección de los negocios, para transformar positivamente las organizaciones de todos los sectores y llevarlas a competir a nivel global.

De acuerdo con el ranking internacional de Financial Times Executive Education 2019, el IPADE se encuentra en el sitio 16 de las mejores escuelas de negocios del mundo, por arriba de instituciones como la Escuela de Negocios Wharton, de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos); INCAE Business School (Nicaragua y Costa Rica); Ivey Business School, de la Universidad de Western Ontario (Canadá); y China Europe International Business School (China).

Rafael Gómez Nava, director general del IPADE Business School y profesor del área de Dirección de Operaciones, nos cuenta sobre la relevancia de la institución en la vida empresarial del país.

AN | Rafael, el IPADE se ha destacado a nivel global como una de las mejores escuelas de negocios, tanto por sus métodos de enseñanza como por sus instalaciones, que propician un ambiente adecuado de aprendizaje y networking. ¿Qué valor tiene este reconocimiento?

Es muy importante para avalar la calidad de la institución a nivel internacional; sin embargo, para nosotros el verdadero ranking es la voz de los empresarios en cada una de las 8,000 sesiones académicas que impartimos. Ahí es donde debe haber valor y conexión.

AN | En los últimos años, el mundo de los negocios se ha transformado dramáticamente, sobre todo con la irrupción de las tecnologías digitales. ¿Cómo el IPADE se ha mantenido vigente ante esta transformación?

Lo primero que hemos hecho en el IPADE es entender que el empresario de hoy no es el mismo que el de hace 10 o 50 años. Todo el tiempo está expuesto a realidades que cambian, sobre todo en los últimos años. Por lo general, el empresario tiene una enorme exposición internacional, pues realiza negocios más allá del país y con talento que atrae de otras latitudes. Desea que su empresa perdure y para eso necesita un modelo competitivo globalmente. Nosotros estamos a la altura de lo que el empresario pide con contenidos y programas adecuados a sus necesidades actuales, con capacitación constante para los profesores y con relaciones internacionales que nos mantienen al día en las tendencias globales.

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El IPADE es una escuela para empresarios, pero enseñar al empresario es, precisamente, uno de nuestros grandes desafíos. Por eso hemos evolucionado nuestros contenidos para incorporar temas de tecnología, innovación, transformación digital, big data, inteligencia artificial y los nuevos modelos de negocio. Estos temas están en las inquietudes de los empresarios y, por ende, en nuestra agenda de contenidos académicos. Pero nuestra identidad, principios y valores centrados en la persona y en el humanismo empresarial siguen siendo nuestro sustento.

En la última década también hemos incorporado un modelo para que los alumnos complementen sus estudios en el extranjero, gracias a nuestro programa de residencia de una semana en las escuelas de negocios de Harvard, Kellogg, MIT, Wharton y Stanford.

Nuestro propósito es crear un ambiente de networking entre pares. Por eso, durante el tiempo que los alumnos cursan un programa de alta dirección tienen profesores del IPADE, pero también de otras instituciones internacionales. De hecho, tenemos una jornada internacional en la que recibimos profesores de escuelas de negocios de altísimo nivel, para que impartan contenidos como parte de nuestro programa. Ya hemos recibido la Escuela de Negocios Wharton y la Kellogg School of Management, y próximamente estará con nosotros el International Institute for Management Development (IMD) de Suiza.

El nuestro es un modelo de coparticipación y colaboración con instituciones de otros lugares del mundo. Hemos conformado una red con más de 100 escuelas de negocios para que nuestros alumnos reciban una experiencia integral basada en México, pero con enfoque global y con el sentido humanista que siempre nos ha caracterizado.

AN | El IPADE es quizá la institución académica más cercana a los empresarios. ¿Cómo se siente el empresario hoy en día?

Hay empresarios que, en un ambiente de incertidumbre como el actual, se dejan envolver por el pesimismo y el derrotismo; incluso “bajan la cortina”. Pero también hay empresarios que, aun con la incertidumbre, construyen, motivan, se atreven, logran y convierten esa incertidumbre en palanca de desarrollo. 

Por naturaleza, el empresario es alguien que arriesga, que construye, que tiene un rating de éxito, aunque no siempre todo le salga bien.

El ambiente de incertidumbre no solo es local, sino regional, continental y mundial. En cualquier país, la incertidumbre es parte del trabajo del empresario y nuestra labor es generar luz y hacer que él encuentre nuevos escenarios. Somos como un faro que guía cuando hay que navegar por áreas inciertas.

El mundo está pasando por un reordenamiento político y las sociedades exigen, de manera muy activa, cambios para transitar a un capitalismo más incluyente, más centrado en las personas y en un bienestar más amplio. En este contexto, el IPADE está llamado a ser una institución que inspire, que reanime y que ilusione a los empresarios. Las economías y las sociedades dependen, en gran medida, de su trabajo. Ningún país se desarrolla sosteniblemente, si no es junto con los empresarios. Con objetividad, ilusión, fortaleza y magnanimidad, los empresarios dan sentido a las economías.

AN | ¿Cuáles son los retos de las escuelas de negocios en alta dirección?

El primer gran reto es generar confianza. Las escuelas de negocios tienen que ser generadoras de confianza; confianza de que el interés de la escuela es el empresario y su empresa, en ese orden. Sin confianza, el empresario no va a dedicar parte de su tiempo para asistir a una institución académica.

El segundo es relevancia, pero no de contenidos, porque hoy los contenidos son públicos, abiertos, online, digitales. Las escuelas de negocios tienen que lograr que sus contenidos tengan relevancia y sentido para lo que hoy demandan los empresarios.

El tercer reto es la creación de redes transaccionales (para hacer negocios) y de proyectos de vida. Es importante que los egresados de una escuela de negocios interactúen, convivan, se apoyen y aprendan entre ellos. Desarrollar una red confiable, que dé sentido de pertenencia a cada uno de los estudiantes es un gran reto.

El cuarto es el aprendizaje, que cada vez más deberá incorporar experiencias en modalidades síncronas y asíncronas: sesiones presenciales, sumarios de las sesiones, podcast, interacciones en grupos de discusión, sesiones a distancia con expertos globales.

Por último, el quinto reto de las escuelas de negocios es mantener en el centro sus valores, independientemente del entorno y de los cambios tecnológicos.

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AN | Muchas veces, a los empresarios les cuesta trabajo implementar en sus organizaciones lo que aprendieron en el aula. ¿Cómo cerrar la brecha? De nada sirve que uno aprenda nuevas formas de hacer las cosas, si la organización no puede adaptarse también a nuevos modelos.

Esa es una de las grandes críticas a las escuelas de negocios y, por ello, en el IPADE creemos que el modelo de vinculación debe ser permanente. Con los años, nuestros egresados enfrentarán diferentes caminos y lo aprendido en cierto momento, en 10 o 15 años ya no será tan valioso.

Para cerrar la brecha entre el ciclo de preparación y la obsolescencia de capacidades y habilidades en el mundo ejecutivo se requieren dos cosas: que el participante vea las escuelas de negocios como un camino de aprendizaje de por vida, y que las escuelas de negocios tengan la capacidad de hacer un seguimiento más cercano y personal de los momentos de vida de cada egresado.

El vínculo con la comunidad, con la red y con la oferta de programas de las escuelas de negocios cada vez tendrá que ser más flexible, más individualizado y más centrado en los momentos de vida de cada participante.

AN | Hoy, los empresarios tienen que ir a las instalaciones del IPADE a tomar un programa. ¿Existe la opción de que el IPADE vaya a las empresas?

Sí, pero cuidando los límites del trabajo del IPADE. No somos una firma de consultoría; somos una escuela de negocios. Algunas instituciones se han aproximado al mundo de la consultoría, pero han tenido que asumir riesgos enormes. Cuando el interés de la escuela ya no es preparar a una persona como director, sino las utilidades que genera esa persona en su empresa, su intención deja de ser la mejora en el desarrollo de habilidades para convertirse en la concreción de planes para generar utilidades.

El acercamiento del IPADE con las empresas tiene que ver con entender la empresa, sus planes y su talento, facilitando que el talento de la organización esté a la altura de sus retos. Nuestro interés no es incrementar el múltiplo de una empresa para que pueda ser vendida. Eso debe hacerlo un despacho de M&A, cuyo modelo de negocio y expertise están centrados en eso.

El IPADE y las escuelas de negocio están llamadas a generar contenido y hacer investigación, conectar esa investigación con el mundo práctico de la empresa, generar una experiencia de aprendizaje, provocar entre pares un aprendizaje de muy alto nivel, proponer un proyecto de vida de mejora personal y empresarial, y mantener ciclos en función del momento de la vida que se trate. No somos una firma de auditoría, consultoría o consejería. Somos una escuela que busca que el trabajo del empresario haga de México un mejor país. El empresario está llamado a construir países. Su trabajo es uno de los más desafiantes y magnánimos y exige las mejores cualidades, aptitudes y valores de las personas, y nosotros nos encargamos de potenciarlos.

AN | En una economía con crecimiento cero, ¿qué tanto se ven afectadas las escuelas de negocios?

Más allá del impacto económico en las escuelas de negocios, creo que las escuelas de negocios le dan al empresario un refresh total, lo sacan de la ceguera tóxica de la negatividad y le permiten encontrar grandes oportunidades.

Sin importar si son épocas de bonanza o de tempestad, las escuelas de negocios de alta dirección pueden atraer a empresarios porque no son instituciones coyunturales, aunque las coyunturas importan.

Yo percibo que hay un grupo importante de empresarios que están invirtiendo y que la incertidumbre les ha permitido salir de zonas de confort para obtener un nuevo aliento. Hay otro grupo de empresarios a los que la incertidumbre les ha intoxicado un poco, y un tercer grupo de empresarios cuyos modelos de negocios están siendo amenazados por la tecnología, por las nuevas generaciones y por nuevas formas de entregar valor. Esos empresarios que no se están reinventando pronto entrarán en código rojo. Y ese código rojo no se debe a la incertidumbre política coyuntural ni al establecimiento de un nuevo régimen político en México, pues en la historia de la humanidad eso siempre ha sucedido. Los regímenes llegan y se van, pero los empresarios son los que construyen empresas que perduran. 

La economía no se detiene. Hay empresas que no crecen o decrecen, pero también hay empresas que están creciendo a doble dígito.

Creo que esta es una época para que los empresarios mantengan una enorme objetividad para enfrentar la realidad, pero con una ilusión de saber que todo momento es bueno para generar grandes oportunidades.

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