La nueva política industrial como catalizadora del desarrollo en México
Una buena política industrial y de atracción de inversiones será esencial para el desarrollo económico y mejora de calidad de vida de los mexicanos.
Por Ari B Saks*
Durante la década de 1970, las potencias occidentales, principalmente Estados Unidos, empezaron a alejarse de una política industrial activa, en parte influenciadas por ideas que promovían la autorregulación de los mercados como la mejor manera de operar. Con el paso del tiempo, se ha generado un debate sobre la efectividad de esta decisión. Por su parte, México, tras enfrentar desafíos económicos y sociales en los años ochenta, comenzó a explorar el neoliberalismo como una posible vía para el progreso, lo que llevó a cuestionamientos sobre el papel de la política industrial en el desarrollo del país.
Actualmente, existe un reconocimiento de que ni una economía controlada por el estado ni una que dependa exclusivamente de la autorregulación de los mercados parece ser la solución definitiva, especialmente cuando se considera el objetivo de mejorar la situación de los millones de personas que viven en condiciones de extrema pobreza en México. La búsqueda de un equilibrio entre estos enfoques es un tema de interés continuo en el análisis económico y social.
La importancia de la política industrial para el desarrollo económico
En definitiva, una política industrial acertada debe estar sustentada en planes de desarrollo que tengan objetivos y metas claras. Dentro de estos, no es solo el gobierno el que debe decidir las estrategias, sino utilizar el diálogo con la sociedad civil y el sector empresarial para aprovechar el consenso de académicos, científicos, empresas, microempresarios y la sociedad en general, para poder decidir su futuro. Estas comunidades deben trabajar en un plan de desarrollo que traspase sexenios y vea el país que quieren tener en los próximos diez, veinte, treinta o cincuenta años. En parte, esto es algo muy similar a lo que hace una empresa privada en su estrategia de negocios, se plantea una visión a largo plazo para darle forma al futuro y busca llevar a la institución hacia ese lugar.
Por lo anterior, una buena política industrial y de atracción de inversiones tanto nacionales como extranjeras, será una herramienta esencial para lograr traer a México un mayor desarrollo económico y una mejora en la calidad de vida de todos los mexicanos. En particular, esto implica buscar un crecimiento económico en rangos superiores al 5% anual, tasa de desarrollo que se requiere para poder avanzar en la reducción de la pobreza y el impulso del empleo.
La implementación de una política industrial sólida y un plan de desarrollo con objetivos claros y realistas a corto, mediano y largo plazo podría transformar la función de nuestros líderes en gestores de un proyecto bien definido, enfocándose más en la administración que en la política. Esto permitiría a la sociedad evaluar de manera objetiva la habilidad de sus líderes para ejecutar con éxito dicho plan de desarrollo y las políticas industriales asociadas, de una manera similar a cómo se mide el éxito en una empresa a lo largo del tiempo.
El nearshoring y la política industrial
Recientemente, se ha presentado un plan de desarrollo por parte de la nueva administración, que propone impulsar la economía a través de una inversión gubernamental significativa en la creación de diez polos o centros de desarrollo. Este plan parece estar interconectado con cientos de programas y proyectos que podrían fortalecer nuestra posición competitiva en la captación de inversiones de nearshoring.
Este enfoque no solo puede fortalecer la economía mexicana a través de la inversión extranjera directa, sino que también ofrecería una oportunidad única para integrar más profundamente a México en la economía global, aprovechando sus relaciones comerciales internacionales ya establecidas, incluyendo su importante relación con Estados Unidos.
Para maximizar los beneficios del nearshoring, es esencial que México invierta en la educación y capacitación de su fuerza laboral. La disponibilidad de mano de obra calificada es un factor determinante para las empresas que buscan trasladar sus operaciones. Al invertir en educación, especialmente en áreas técnicas y tecnológicas, México no solo puede atraer inversiones sino también asegurar que los empleos creados sean de alta calidad y bien remunerados, contribuyendo así al bienestar económico de la ciudadanía.
Esta perspectiva ofrece una visión optimista, quizás más de lo que algunos expertos anticipan. La atracción de inversiones, tanto nacionales como internacionales, está basada en la búsqueda y administración de ventajas competitivas que se alineen con las características locales para la inversión. Una vez se estabilice el cambio de gobierno, y cuando las condiciones locales sean favorables y puedan albergar operaciones con características únicas, en lugar de genéricas, es probable que veamos un incremento en la actividad económica en varios estados del país. En este caso, podemos esperar la llegada y expansión de empresas de manera gradual, en función de la capacidad local para acoger dichas industrias.
*Ari B es Saks Associate Partner de Impuestos y Coordinador de los servicios de inversión en Nearshoring, EY México
Nota del editor: Este texto pertenece a nuestra sección de Opinión y refleja únicamente la visión del autor, no necesariamente el punto de vista de Alto Nivel.
MÁS NOTICIAS:
- ¿Qué es la política monetaria y para qué sirve?
- Autoempleo para el Bienestar abre convocatoria: ¿Cómo funciona este programa?
- Analistas bajan a 1.45% su pronóstico de crecimiento para México en 2024
- Peso avanza 1% y es la divisa más ganadora
- ¿Cómo serán las ‘Mañaneras del Pueblo’ de Claudia Sheinbaum?