iVoy: El Uber de la mensajería y cómo murió de éxito
Álvaro de Juan y su socio quisieron revolucionar el negocio de la paquetería y mensajería y, por un tiempo, lo lograron. Pero pronto tuvieron que enfrentar las consecuencias de un éxito para el que no estaban preparados. Ésta es la historia de su quiebre y su regreso al éxito.
Era verano de 2011, cuando Álvaro de Juan echó a andar una empresa de mensajería y logística en la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, que daba servicio a pequeños comerciantes y compañías, enviando paquetes en motonetas en menos de 90 minutos y a precios módicos.
Frente a los costos mayores y largos tiempos de entrega de empresas tradicionales, como UPS, Estafeta y DHL, el servicio que ofrecía De Juan se convirtió muy rápido en un éxito: la demanda de su servicio creció mucho más rápido de lo que él imaginó.
El número de choferes repartidores y de vehículos, muy pronto, fue insuficiente para responder a la demanda de los clientes, que pedían más y más envíos a través del call center de la compañía.
Para 2014, la empresa no aguantó más y quebró. “Nos mató nuestro éxito. Nos morimos de éxito”, reconoce Álvaro de Juan.
“Tuvimos éxito, pero no pudimos crecer tan rápido como la demanda. ¿Qué debíamos hacer para mantener a nuestros clientes y seguir creciendo?”, dice De Juan.
Ante el inminente cierre de la empresa, De Juan y su socio mexicano, Roberto Cabrera, decidieron iniciar de nuevo, pero ahora con una empresa digital y crearon iVoy. Así, voltearon a ver a la economía colaborativa. Por un lado, comenzaron a reclutar socios mensajeros en moticicleta, a quienes capacitaron para lograr un servicio de alta calidad.
Por otro lado, desarrollaron una aplicación para smartphones, a través de la cual los clientes pueden rastrear por GPS, en tiempo real, el envío de sus paquetes.
Crearon una plataforma para gestionar mejor lo que ya venían haciendo: entregas en menos de 90 minutos, pero ahora agilizando todo vía internet, elevando sus estándares de calidad en el servicio con el GPS y con ayuda de socios.
Con el nuevo modelo “uberizado”, en la actualidad, iVoy no cuenta con un solo vehículo para envíos ni con un solo chofer, pero tiene la suficiente capacidad para atender la creciente demanda de sus clientes.
“Con esto multiplicamos nuestros envíos por 15, tenemos 25 mil descargas de app y aproximadamente 1,500 clientes cada mes, y lo más importante: logramos impulsar la transición de nuestros clientes del modelo tradicional al digital”, explica De Juan en entrevista con Alto Nivel.
Gracias a su servicio e innovación, iVoy obtuvo el premio a Mejor Servicio de Logística de 2016 de los eAwards México, venciendo a grandes empresas como DHL y FedEx.
De Juan dice enfático: “Hemos tomado la decisión de que iVoy sea para todos, desde empresas offline, online, e-commerce. Nos hemos convertido en su brazo logístico.”
Paquetería ‘uberizada’
La economía colaborativa ha impactado la forma de hacer negocios. El modelo Uber ha generado una tendencia conocida como .“uberización” de los negocios, en la que varias empresas buscan reunir a los que ofrecen servicios y a los que los demandan a través de la tecnología, casi siempre de una app.
Este modelo lo han tomado diferentes negocios que le están dando su toque especial, como el caso de iVoy.
Si alguien quiere usar iVoy, debe descargar la aplicación y hacer su primer pedido. Para las empresas, se ofrece la entrega de documentos o productos en menos de 90 minutos, el mismo día o al día siguiente, o un servicio más específico donde la empresa recibe en asignación a un motociclista fijo que realizará los envíos de forma personalizada.
Las empresas solicitan el servicio en la aplicación móvil y se asigna al mensajero más cercano a la ubicación del pedido para recogerlo y entregarlo. El cliente puede seguir la entrega o la ruta, si son varias entregas, (la aplicación permite hasta 15 entregas) a través del rastreo GPS de sus mensajeros.
La empresa puede comunicarse con el mensajero en cualquier momento para darle nuevas indicaciones o resolver dudas. Además, cada mensajero recibe una calificación de acuerdo al servicio que realizó.
El precio de los envíos empieza desde 35 pesos (iva incluido) y se paga de acuerdo a los kilómetros.
El nuevo servicio que tiene es Food Delivery, entregas de comida de restaurantes en 45 minutos, con un costo desde 35 pesos por envío. Actualmente trabajan con restaurante como grupo Kleins, Subway, Pastor Grill, Don Manolito, El Buen Chef, Sensei Sushi, las flautas, entre otros. Además, el mensajero puede realizar el cobro de los pedidos vía tarjeta o efectivo.
El primer millón de dólares
iVoy cuenta con más de 8,000 clientes en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. En 2015, facturó más de un millón de dólares y en 2016 proyecta un crecimiento mensual de entre 25 y 30%.
Al igual que Uber, De Juan encontró en la economía colaborativa y con ello en la figura de “asociados” una excelente opción para el negocio. Hoy cuenta con 250 motociclistas que son dueños de su vehículo.
Sin embargo, el principal reto fue convertir a los mensajeros en microempresarios, integrarlos a la economía formal y convencerlos de que “debían empezar a pagar impuestos”, explica Álvaro.
Las ventajas son mayores, pues los asociados llegan a ganar entre 14 y 15 mil pesos mensuales, casi el doble de lo que gana cualquier asalariado en alguna compañía de mensajería.
“Les cobramos entre 20 y 30% del envío, y el resto es de ellos. Realmente están motivados, les damos la plataforma, conseguimos los clientes, ellos dan la cara al cliente: si hacen las cosas bien, nos va bien a todos”, dice De Juan.
Entre los asociados de iVoy hay de todo, desde quienes trabajan full time, hasta estudiantes y los que lo hacen para complementar su salario. “Tienen la libertad de decidir qué días trabajar”, explica el emprendedor.
Pero el negocio de iVoy tampoco está libre de retos en el futuro. ¿Qué hay de la legalidad? De Juan explica que “la diferencia con el modelo de Uber es que en el mercado de la logística no existe regulación, no hay nadie que pague impuestos por hacer entregas. En la logística no hay tarifas, no hay regulación. Por eso, nuestro segmento es totalmente legal, es una competencia leal”, asegura.
Como su competencia, iVoy también se enfrentó al Hoy No Circula más estricto en la Ciudad de México, momento que significó un reto para no fallarle a sus usuarios. Su estrategia para mantener el interés de los clientes y las ganancias de sus socios fue, durante tres meses que se aplicó el programa, bajar el precio de los envíos en 30%.
Álvaro de Juan sabe que vendrán más retos. Por eso, siguen actualizando su app y buscando más nichos de negocio para adelantarse a las necesidades del mercado. Esta vez no dejarán que el éxito los vuelva a matar.