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Finanzas

Tasas de interés: Demasiado bajas para México, demasiado altas para el mundo

08-02-2021, 6:15:00 AM Por:
© Especial

El dilema de México es que, en su nivel actual, las tasas de interés ya no pueden impulsar la economía, pero si estas bajan más, el país perderá atractivo para los capitales extranjeros..

México ha transitado un largo camino para tener el nivel de tasas de interés que tiene; los beneficios están a la vista

Pero todo tiene un límite, al parecer eso sucede ya con las tasas en el país; su nivel actual y su trayectoria bajista parecen haber agotado ya el efecto de reducción en el costo del dinero, y tampoco pueden llegar a asimilarse al nivel actual de los réditos en las naciones industrializadas porque simple y sencillamente la economía nacional no es industrializada.

Las tasas de interés en México están bajas, aunque podrían estar más.

La tasa líder de los cetes a plazo de 28 días se ubica actualmente en 4.24 por ciento, a 1.81 puntos del mínimo histórico vigente registrado el 18 de enero de 2015 en 2.43 por ciento, hace ya 6 años.

Hoy podemos hablar ya de un largo periodo de estabilidad en este indicador, producto desde luego del éxito en el control de la inflación, que data de varias administraciones.

La tasa líder está apenas 1 punto arriba de la expectativa de inflación para este año, proyectada entre 3 y 3.5 por ciento anual.

Mantener tasas bajas es desde luego una buena noticia para el país, un indicador de estabilidad en la inflación y de bajo costo del dinero, al menos en el papel, en los hechos las cosas son diferentes.

Con todo, a pesar de que la tasa líder del mercado está baja o muy baja según la perspectiva, resulta que a lo ojos del mundo está muy alta.

Son dos las vertientes en las que el nivel de las tasas nos dice mucho de lo que significan, pero al mismo tiempo nos muestran sus limitaciones.

1. En lo interno, ya se desgastó la tendencia decreciente

En el mercado interno, la estabilidad de las tasas de interés sin duda es una buena noticia como señalamos, más aún que fijen una trayectoria bajista. Pero las evidencias dicen que dicha trayectoria ya se desgastó como herramienta para disminuir el costo del dinero en el país y reactivar, cuando sea posible, el crédito y con él a la economía.

Los números lo dicen: por más bajas que están las tasas, no logran que un préstamo personal ubique en menos de 6 veces el costo que tiene.

Eso en el mejor de los casos porque, por regla general, están mucho más caros. Por su parte, los préstamos empresariales tampoco bajan de 10 veces y los ligados a tarjetas de crédito son otra historia, el promedio se ubica en 15 veces o más.

Esto demuestra que el problema ya no es de la tasa. Dicho indicador podría bajar a su mínimo vigente de 2.43 por ciento, pero las tasas activas de los bancos y de prácticamente todos los agentes crediticios se mantendrían igual.

La tasa de interés ya no es más el estímulo que requiere el mercado crediticio para bajar sus costos. Todo indica que los bancos y todos aquellos que prestan dinero, requieren un indicador que proyecte no sólo el costo sino mayor nivel de confianza en la economía y desde luego un mercado más maduro, para el que faltan años.

Es probable que la tasa líder de los CETES baje este año, no hay expectativa de que llegue al mínimo histórico, pero sí puede bajar a un estimado de 3.7 por ciento en línea con la señal del banco central, pero de poco servirá para un descenso adicional de las tasas activas para créditos.

2. Las tasas no dejan de ser el “imán” para los capitales

México no puede darse el lujo de bajar demasiado su tasa de interés; cuando menos no en este momento y por un largo rato más.

El país sigue como fuente de inversión atractiva para los capitales foráneos, y lo es porque su tasa de interés, así como el atractivo que tiene como mercado cercano a Estados Unidos, lo hacen brillar.

Alejarse de la mayor economía del mundo es imposible, pero bajar su tasa sería factible, aunque no al cero absoluto. Si lo hiciera, los capitales volarían y el peso resentiría fuertes y constantes presiones.

Este tipo de capitales si bien no se invierten en actividades productivas dentro del país, sí juegan como factor de confianza para la economía nacional.

Así, el éxito de tasas bajas en México es indudable, pero todo indica que ya hicieron lo que tenían que hacer, hoy se requiere algo más para trascender lo logrado.

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