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Finanzas

¿Qué pasaría si se re estatizan las Afores de los trabajadores?

20-05-2020, 6:15:47 AM Por:
© Especial Afore

La historia deja lecciones y nos dice que el gobierno, del color que sea, es mal administrador y generalmente utiliza los recursos para proyectos propios de corto plazo.

En México los gobiernos tienen desde hace décadas muchos problemas para generar ingresos; estos ingresos son tan insuficientes que los que se obtienen generalmente se utilizan para pagar gasto corriente, financiar proyectos faraónicos ligados al gobierno en turno, al pago de deudas y a la creación de programas sociales también ligados a políticas clientelares y/o cautivas.

El riesgo de que los ahorros de los trabajadores que son administrados actualmente por las Administradoras de Fondos de Ahorro para el Retiro (Afores) pasen nuevamente a la administración del estado, consiste justamente en que una gran parte de estos fondos sean utilizados para todo lo anteriormente mencionado, nunca para generar desarrollo.

Todos los gobiernos en México, del color que sean, enfocan el gasto del país en sus prioridades, muchas veces prioridades políticas por no decir que las más de las veces, y nunca en que ese gasto genere desarrollo de largo plazo.

De hecho, hasta hace unos años el debate económico en México se trató de enfocar no solamente en una gran reforma fiscal, sino además en una gran reforma del gasto del presupuesto por parte de los gobiernos sin importar su color. Este debate, el segundo, por supuesto que fue desdeñado por completo, hacer algo así ataría de manos a los gobiernos y gobernantes, fuera cual fuera su origen, para que siguieran gastando en sus prioridades y no en las del país.

Pero, volviendo al riesgo de que los ahorros de los trabajadores que hoy manejan las Afores sean estatizados, expropiados, nacionalizados, o como se le quiera llamar a una eventual acción en ese sentido, con base en las advertencias del presidente Andrés Manuel López Obrador, de que tan pronto pase la pandemia revisará el tema de las Afores, el autor de este artículo ha hecho algunos escenarios hipotéticos que muestran el porqué es una mala idea. Es más, es una idea que pone en riesgo el futuro de millones de nosotros al expropiar un ahorro que NUNCA fue privatizado, como erróneamente dicen.

Depositphotos Afore

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Si llegaran a expropiar o estatizar estos ahorros, o como le llamen a la figura jurídica que vayan a utilizar, el golpe será para los trabajadores y no para las Afores, por mucho que vayan a intentar mantener un sistema similar al actual, aunque manejado por el Estado.

A riesgo del enojo de la Consar, igual que en diciembre de 2018 cuando “especulé” al decir que los ahorros de los trabajadores serían una enorme tentación para el gobierno que iniciaba, especulación que poco a poco va tomando visos de realidad, aquí están algunos escenarios, y/o preguntas, de lo que pasaría si los ahorros de los trabajadores pasan a manos del estado.

1) Ahorros pasarían de manos de los trabajadores a manos de unos cuántos burócratas: Como señalamos, la reforma del SAR en 1997 que dio paso a las Afores, lo que hizo en la práctica fue devolver los fondos de ahorro para el retiro a sus legítimos dueños, los trabajadores. Una re estatización lo que haría sería quitarle (quitarnos) de nuestras manos esos ahorros, para caer en las manos de un grupo de burócratas que los manejarán a su antojo, aunque vayan a mantener el sistema de cuentas individuales. Hoy los trabajadores decidimos qué Afore administra nuestro dinero, pero en manos del Banco del Bienestar eso se acabaría, a menos que quieran estatizar también a las Afores, aunque dicha acción las volvería entidades opacas e ineficientes. ¿Por qué?

2) La historia lo dice: el Estado es mal administrador de los recursos, ese es un gran problema en México. Dejemos de lado la corrupción, el gobierno siempre ha invertido mal el dinero de los mexicanos, o no lo suficientemente bien. Imagine, amable lector, lo que haría el Estado mexicano con 4 billones de pesos en sus manos. Si hoy tuviéramos una bola de cristal que nos dijera que esos ahorros de los trabajadores serían bien invertidos, de tal manera que significarían el detonante para el desarrollo que generaciones enteras de mexicanos hemos esperado por décadas, le aseguro que prácticamente todos abogaríamos por una re estatización de los ahorros y la desaparición de las Afores, la realidad seguramente no será así. Ahora vayamos a cuestiones operativas y de mercado.

3) ¿Quién y cómo administrarán nuestros ahorros re estatizacdos?: Una de las propuestas recientes fue que esos fondos pasaran a ser administrados por el Banco del Bienestar. Al margen de todos los cambios constitucionales necesarios, la pregunta es si ese banco tiene la experiencia, infraestructura, transparencia y fuerza moral necesaria para administrar 4 billones de pesos más lo que se acumule. ¿Seguirá el sistema de cuentas individuales o regresará el sistema de reparto?, ese sistema de reparto en el que nadie sabía cuánto ahorraba y que estaba destruyendo las finanzas del país. Una enormidad de preguntas deberíamos hacernos y hacerles a las autoridades.

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4) Comisiones, al final sería lo mismo: Suponga, amable lector, que una vez estatizados nuestros ahorros nos digan que el Banco del Bienestar no nos va a cobrar comisiones porque al pueblo no se le cobra, o porque ese banco está al servicio del pueblo. El colmo sería que nos cobraran comisiones si nuestros ahorros serán administrados en forma tan opaca. Pero, suponga usted que así funcione y que nos digan que nos van a pagar la tasa de Cetes, 5.50 por ciento anual hoy día. Para empezar la tasa histórica promedio de rendimiento de las Afores está arriba.

Pero, más allá, en realidad, las tasas de comisiones de las Afores ya son muy bajas, tan bajas que, si bien unos cuantos pesos que dejáramos de pagar en comisiones no nos harían mal, visto en el horizonte de muchos años, no dejarán de ser simplemente eso: unos cuantos pesos, que no harán ni más rico y sí dejarán igual de pobres a millones de trabajadores cuando pasen a retiro. Seguramente algún funcionario gubernamental nos querrá ‘marear’ al asegurar que los trabajadores se ahorrarán miles de millones de pesos en pago de comisiones a las Afores, pero si dividimos esos miles de millones entre las más de 60 millones de cuentas que hoy tiene el sistema, vuelven a convertirse en lo mismo: unos cuantos pesos que no harán más ricos a los trabajadores y sí dejarán en las mismas condiciones de miseria a millones de ellos cuando pasen a retiro.

5) Una gran pregunta, modestia aparte, ¿En qué se invertirán nuestros recursos?: ¿Habrá forma de que la administración actual y las que vienen dejen de invertir en proyectos etiquetados y lo hagan en verdaderos programas de desarrollo por y para el país?; ¿Cómo garantizar que no se perderán en proyectos fallidos?, ¿cómo garantizar que con el paso de los años estos ahorros no sean dilapidados y, llegado el momento del retiro de millones de mexicanos, no muy lejano por cierto, la hacienda pública tenga que poner esos recursos y se genere una crisis de magnitudes insospechadas? ¿Quién es el valiente que podría firmar todas estas garantías a los mexicanos?

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Los puntos a desarrollar y las preguntas son muchas, pero por el momento pasemos a algunas conclusiones:

a) Más que la revisión de las Afores, urge revisar la tasa de aportación. Lo sabe perfectamente el agente regulador; los trabajadores mexicanos están entre lo que menos aportan para su retiro. No hay fórmulas mágicas, si queremos una generación de pensiones dignas, debemos ahorrar mucho más de lo que lo hacemos hoy. Todo lo demás es aderezo para la ensalada, la sustancia se llama TASA DE APORTACIÓN y nadie quiere tomar el tema. ¿Por qué será?

2) Sin duda debe revisarse la actuación de las Afores, Ya hubo incluso en alguna época acciones poco éticas y de hecho delictivas en algunas de ellas, sancionadas en su momento por las autoridades respectivas. Estas acciones son reprobables a todas luces. Pero, si el discurso consiste en que ganan mucho y hacen poco, o ganan mucho, aunque los trabajadores no ganen, ese discurso es equivocado porque las Afores no tienen la culpa del marco legal. Modifiquemos lo que tenga que modificarse, sobre todo si quien o quienes deben y pueden hacerlo tiene el respaldo legislativo necesario para ello.

3) En el mundo los sistemas de reparto están cada vez más en desuso, cuando mucho existen, pero sostenidos por esquemas de apoyo que en realidad los convierten en sistemas mixtos en los que el estado maneja y aporta una parte de los ahorros de los trabajadores y otra parte lo hace la iniciativa privada.

México estaba antes de julio de 1997 enfilándose al precipicio con un sistema de reparto opaco, que nunca informó a nadie cómo y en qué se gastaban los ahorros de millones de mexicanos. Ojalá en este sentido no demos también un paso atrás, luego de casi 23 años México y sus trabajadores no se lo merecen. En estos años hemos construido un patrimonio que, si bien todavía es insuficiente, seguramente no se tendría hoy bajo el viejo sistema. Ojalá los ahorros de los trabajadores, que hoy están en sus manos (nuestras manos), no pasen nuevamente a ser administrados por un sistema que adolece de todo.

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