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Finanzas

¿Por qué el peso ya no es (desde hace mucho) un termómetro de la economía mexicana?

05-07-2021, 6:15:00 AM Por:
© Especial

No, ya no son los tiempos en los que el tipo de cambio era indicador casi exclusivo de la evolución de la economía.

Nuevamente como en otras ocasiones, el presidente Andrés Manuel López Obrador se refirió la semana pasada al tipo de cambio. En esta ocasión señaló que este suele ser un indicador de que la economía va bien, junto con el precio de la tortilla, según sus dichos.

El desempeño de ambos indicadores es debatible como referentes de la evolución de la economía. Dejaremos para otra ocasión la trayectoria del precio de la tortilla y si es o no indicador de que la economía mexicana va bien. Solo diremos que en diciembre de 2018 el precio del kilo de tortilla se ubicaba en un promedio de 12.50 pesos, mientras que hoy dicho promedio cotiza en 18.30 pesos. Esto es un aumento acumulado de 46.4 por ciento, mucho más que la inflación acumulada también durante dicho periodo, que fue de 8.3 por ciento.

En el caso del tipo de cambio, el debate es todavía más intenso. En este espacio hemos señalado en múltiples ocasiones que el desempeño del peso está ligado a otros factores además del económico, del que también se abreva, sin lugar a dudas.

Pero la economía mexicana está totalmente abierta al mundo en el ámbito comercial y financiero, por esta razón la trayectoria del tipo de cambio tiene, en muchas ocasiones, mucho más que ver con factores de esta índole, y no tanto con lo que sucede en la economía del país, no al menos de forma tan directa como sucedía en otras épocas.

2020, el mejor ejemplo de que el peso y la economía muchas veces toman cierta distancia

Lo sucedido el año pasado en la economía mexicana en general es muestra contundente de que la relación con el tipo de cambio tiene elementos adicionales que muchas veces pueden tener más peso.

En 2020 sufrimos una volatilidad cambiaria brutal, también padecimos en determinado momento una fuertísima depreciación pero, lo que es peor, tuvimos la mayor debacle económica en 90 años, con el PIB en menos 8.5 por ciento; con todo esto el balance del peso fue poco menos que decoroso.

El tipo de cambio cerró en 2020 con una depreciación de 5.65 por ciento, que parece un juego de niños si consideramos que el nivel máximo del tipo de cambio en ese año fue de 25.1350 pesos por dólar.

Si tomamos en cuenta esta paridad cambiaria máxima respecto al cierre, tenemos que el peso tuvo una recuperación de 20.62 por ciento desde el nivel más alto del dólar. ¿Por qué el peso se recuperó tanto si tuvimos una caída histórica en el PIB?, es una contradicción con el discurso oficial porque, claramente, a la economía del país no le fue nada bien el año pasado.

En este espacio se ha señalado cuál fue, es, ha sido y será la causa de que el peso refleje en efecto una relativa estabilidad en el mercado nacional e internacional, al menos por el momento.

No, no es por un buen desempeño económico en el país, si acaso algo tiene que ver la economía mexicana es el hecho de que está muy cerca de la mayor economía del planeta, esa es su gran virtud.

Por lo demás, los mercados mexicanos reciben día con día miles de millones de dólares para ser invertidos a una tasa que, si bien es baja, es mucho más alta que la que se paga en los mercados de Estados Unidos, cerca del cero absoluto.

Para los mexicanos comunes esto es una nimiedad; de hecho, es casi desconocido muchas veces. Un amplio porcentaje de la población no lo sabe ni le interesa saberlo, por eso es un blanco fácil de información falsa o tendenciosa.

Pero, para los inversionistas institucionales, que manejan los grandes fondos de inversión estadounidenses, México es algo parecido a un “paraíso financiero” Mientras en su país de origen les pagan cero por ciento por invertir, a unos cuantos pasos, en un país que depende en gran medida de Estados Unidos, les pagan 400 puntos base al año.

Todos los días, miles de millones de dólares llegan al mercado mexicano de una u otra forma para ser invertidos y aprovechar esta oportunidad inigualable, algo que nadie en su sano juicio desperdiciaría.

No, ya no son los tiempos en los que el tipo de cambio era indicador casi exclusivo de la evolución de la economía, ese periodo ya quedó atrás hace muchos años. Hoy el tipo de cambio se determina por muchos más factores. No es ningún secreto que bastaría un “coletazo” de la Fed para devastar al peso, lo que deja sin efecto el discurso de la relación única entre tipo de cambio y economía mexicana. El peso no es relativamente fuerte por una economía favorable.

La economía mexicana está mal, y lo saben los inversionistas foráneos. Pero lo que también saben es que el país está bajo la órbita estadounidense y que, de cierta manera, sus recursos están más seguros que en otras partes del mundo, mientras puedan aprovechar los 400 puntos base para invertir.

Antes, economía cerrada

Lamentable o afortunadamente, esos tiempos en los que el tipo de cambio era un indicador casi exclusivo de cómo marchaba la economía, ya quedaron atrás hace muchos años.

De hecho, hay una fecha al respecto, fue el 1 de enero de 1994 con el inicio del entonces TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), ese día nuestra moneda empezó a resentir un sinnúmero de factores, incluso de corte político (EZLN, asesinato de Luis Donaldo Colosio, Asesinato de José Francisco Ruiz Massieu), y dejó de ser el referente exclusivo del rumbo de la economía mexicana, cuando esta era totalmente cerrada al mundo.

Hoy es posible ver un peso relativamente sólido, a pesar de que la recuperación de la devastación generada por la pandemia la veremos hasta el año 2023, de que la inflación se nos ha disparado al doble del objetivo del banco central (3%), de los evidentes problemas de desempleo e inseguridad, y de un PIB que este año “rebotará”, pero que en esencia seguirá siendo igual de insuficiente que hace décadas para generar el desarrollo y los empleos que tanto requiere el país.

Los capitales sólo saben de rentabilidad, es su gran objetivo, mientras el mercado mexicano se los ofrezca, aquí estarán, fortaleciendo al peso.

En ese sentido podríamos concluir: Bendito el peso mexicano, tan cerca de Wall Street. Al sur del Río Suchiate, nadie puede decir lo mismo.

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