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Finanzas

Mientras el peso siga fuerte, el gobierno no recibirá remanentes de Banxico

21-05-2021, 8:37:39 AM Por:
© Especial

En los dos primeros años de gobierno de López Obrador, la moneda mexicana ha tenido una apreciación de 0.41%.

Pese a que en esta administración se ha registrado el nivel máximo de cotización de la paridad del peso contra el dólar, las cifras señalan que el peso ha sido una moneda sólida, a prueba de casi todo.

En lo que va de este sexenio, la divisa mexicana ha pasado por auténticas tormentas, tan sólo la del año pasado fue una de las mayores turbulencias jamás enfrentadas por el peso y, no obstante, que tuvo momentos dramáticos, el peso salió avante.

Como hemos explicado en otras entregas, esta fortaleza del peso no podría explicarse sin el apoyo decidido del Banco de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, que con su batería de liquidez por hasta 60 mil millones de dólares, le proporcionó al Banxico las armas necesarias para enfrentar los peores momentos de su existencia para nuestra divisa, hablando en términos financieros. Sin olvidar desde luego el nivel de las tasas de interés en Estados Unidos, prácticamente en el cero absoluto.

Sin embargo, dicha fortaleza cambiaria, además de estar sujeta de los alfileres del exterior, impide que el banco central mexicano entregue remanentes de operación, tal como lo demanda el gobierno.

No podría entregar remanentes porque, simple y sencillamente, no los habría por la revaluación del peso, más bien se generarían minusvalías de capital en Banxico.

No es, desde luego, un factor negativo para la economía, pero tiene sus particularidades, una de ellas, quizás la principal, es que dicha fortaleza obligará a Banxico a generar cada vez más reservas para enfrentar las constantes revaluaciones del peso y el consecuente deterioro en la valuación de sus activos (se valúan a un tipo de cambio más bajo). En consecuencia, también podrían obligar al gobierno federal a despedirse de los remanentes por un tiempo.

La mayor apreciación en primeros dos años de un gobierno

Si medimos el promedio del tipo de cambio en lo que va del sexenio, y lo comparamos con el nivel de cierre de la administración previa, este periodo sexenal es el que más apreciación registra el peso. De hecho, es el único en este periodo de medición que reporta un peso fortalecido en lugar de depreciado.

Las variaciones son moderadas en realidad, pero muestran lo que ha sucedido con el peso en todos estos meses de la administración, y en parte reflejan por qué Banxico no entrega remanentes.

En realidad, parece que hay una idea equivocada de que la volatilidad financiera genera remanentes al banco central, pero no es así, o sería correcto si dicha volatilidad provoca que al final del día el peso se deprecie, eso impulsa la valuación de los activos de Banxico.

En realidad, es el promedio de los tipos de cambio el que juega un papel central, en ese aspecto el peso nos entrega buenas noticias durante la administración.

De acuerdo con las cifras de cierre oficial, en los dos primeros años del actual sexenio el promedio del tipo de cambio se ubica en 20.3696 pesos por dólar, precio que, comparado con el cierre del sexenio anterior, arroja una apreciación de 0.41 por ciento para nuestra moneda.

En contraste, los otros tres sexenios del presente siglo registran moderadas depreciaciones para la moneda mexicana para un periodo similar de medición.

En el caso del sexenio del presidente Vicente Fox, sus dos primeros años arrojaron una depreciación para el peso de 0.58 por ciento; con el presidente Felipe Calderón la moneda mexicana tuvo una depreciación durante el mismo periodo de 0.44 por ciento, mientras que con Enrique Peña Nieto se reportó una depreciación para el peso de 0.72 por ciento.

Es en este último periodo en el que Banxico entregó los mayores remanentes de la historia, el año 2017, por un monto de 321 mil millones de pesos.

El costo de la apreciación

Siempre todo tiene su lado negativo y positivo, aunque sea en forma moderada. Esta apreciación del peso registrada durante el sexenio es, digamos, el “costo” que debe asumir el gobierno, del color que sea, por la estabilidad cambiaria. Los remanentes son una oportunidad de disminuir la deuda del sector público y de fortalecer los fondos para eventualidades posteriores, no ha sido posible debido a que el peso con todo y su volatilidad, registra apreciación en el balance.

Pero incluso en un hipotético periodo de depreciación para nuestra moneda, habría que ver si es posible que Banxico entregue remanentes, faltaría considerar factores como el nivel de las reservas internacionales, es decir los activos del banco central, o el nivel del capital del propio Banxico.

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En todo caso, los remanentes no deben verse como un ingreso seguro para el gobierno federal. En primera instancia, porque no son un ingreso sino recursos extraordinarios que, y este es el segundo elemento, son canalizados para fines específicos, “etiquetados” como se dice en el argot hacendario.

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