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Finanzas

“Castigo cambiario”, la gran injusticia que padecen los migrantes y sus familias

09-02-2021, 12:50:53 PM Por:
© Depositphotos

Los money orders dieron origen a una práctica que hoy sigue, pese a que el 93% de las remesas llegan vía transferencia electrónica.

Ayer el sistema financiero mexicano dio un paso importante en apoyo de los migrantes mexicanos que trabajan en Estados Unidos, para que estos puedan transferir a sus familiares en nuestro país los recursos que ganan.

De paso, prácticamente se entierra la polémica iniciativa legislativa que fue casi unánimemente descalificada dentro y fuera de nuestras fronteras, ya que además de atentar contra la autonomía del banco central mexicano, se le condenaba a este ser utilizado para la comisión de probables operaciones con recursos de procedencia ilícita, lavado de dinero, todo un atentado para el sistema financiero de nuestro país.

La iniciativa que sustituye tal despropósito permitirá a los migrantes mandar sus recursos a México a través del Banco del Bienestar. Se busca que las casi 3 mil sucursales de la institución distribuidas a lo largo y ancho del territorio nacional sirvan como oficina de recepción y entrega de remesas.

Hasta ahí todo muy bien, se señala incluso que lo anterior permitirá que la entrega de recursos a los familiares sea más eficiente y barata, que los costos sean menores.

Sin embargo, no se habla nada sobre cuánto bajarán los costos. Hay que decirlo, el gran problema de las remesas es que efectivamente se cobran cuotas excesivas a los migrantes, pero si no se fijan los montos de las cuotas, se corre el riesgo de que el cambio sea cosmético, ya que esos recursos excesivos derivados del cobro de cuota exorbitantes, solamente cambiarán de mano.

El cobro exorbitante al que nos referimos no tiene ni siquiera nada que ver con una cuota directa que paguen los migrantes por el servicio, sino por el “castigo” que hacen los transmisores de dinero al tipo de cambio con el que convierten los dólares a pesos. Literalmente y como dice un dicho muy nuestro: “se sirven con la cuchara grande”

Castigo excesivo en el tipo de cambio

Aplicando otro dicho: “según sea el sapo es la pedrada”, así es como aplican el tipo de cambio muchos transmisores de dinero, pero en la inmensa mayoría de los casos castigan en exceso el tipo de cambio.

¿Por qué utilizan el tipo de cambio? No olvidemos que los migrantes ganan en dólares y lo que mandan hacia nuestro país son dólares, moneda estadounidense que debe ser convertida a pesos. Pero los transmisores de dinero (al decir transmisores de dinero nos referimos a varios tipos de empresas que van desde bancos hasta empresas comerciales, etc) no utilizan el tipo de cambio de ventanilla bancaria, que ya de entrada está siempre “castigado“; lo que hacen es bajar todavía más su tipo de cambio de compra de dólares.

En promedio, al menos en lo que va de la presente década el “castigo” al tipo de cambio es de 2.5 pesos respecto al precio interbancario vigente en el mercado.

Pongamos un ejemplo: Si hoy el tipo de cambio interbancario cotiza, digamos, en 20.50 pesos a la venta y 20 pesos a la compra, la ventanilla bancaria se ubica aproximadamente en 21 pesos venta y 19 pesos compra; pero la compra para remesas se ubica en 18 pesos cuando mucho, o bien 17.5 pesos por dólar. Es un castigo adicional al que mencionamos ya existe respecto al precio de la ventanilla bancaria, un castigo que ha durado por décadas.

Este “castigo cambiario” es excesivo; tuvo sustento en alguna época por causas que a continuación mencionamos, pero que bajo el contexto actual en México y el mundo, simplemente ya no tiene razón de ser, pero se quedó como una mala costumbre, una práctica insana que desde luego los transmisores de dinero no hacen nada por abolir.

El sustento del “castigo cambiario” ya no existe

Hace muchos los migrantes mandaban el producto de su trabajo a sus familiares en México mediante una orden de pago respaldada por un documento emitido por el servicio postal de los Estados Unidos, la famosa Money Order. Era como una especie de cheque al portador que una vez en México, se cobraba en los bancos que las aceptaban, o tiendas.

Pero, esos bancos o tiendas o, quien comprara las Money Order, debían cobrarlas al servicio postal estadounidense, los costos en tiempo y trámites debían compensarse de alguna manera, para eso se utilizaba el “castigo cambiario”, los bancos recuperaban de este modo sus costos de cobranza y obtenían utilidades.

Era hasta cierto punto lógico que un banco castigara el tipo de cambio porque, de entrada, se trataba de un documento que debía enviar “al cobro”, lo que le representaba varios días, luego debía depositar esos fondos en sus cuentas en Estados Unidos y convertirlos a pesos posteriormente, todo un trámite que costaba dinero. El costo debía pagarlo alguien, el migrante.

Sin embargo, datos del banco central mexicano señalan que, desde hace muchos años, quizás desde finales del siglo pasado, las remesas llegan al país preponderantemente por medio de transferencias electrónicas; actualmente, el 93 por ciento se manda desde Estados Unidos de esta forma, el restante 7 por ciento se divide entre efectivo y money orders. Es decir, de los más de 40 mil millones de dólares que llegaron a nuestro país el año pasado por concepto de remesas de migrantes, alrededor de 37 mil 200 millones fueron mediante transferencia electrónica de fondos.

Sobra decir las bondades de dicho mecanismo, el de transferencia electrónica de fondos: rapidez, eficiencia y menor costo para las partes, por mencionar algunos.

La tecnología ha derrumbado muchos costos en los sistemas financieros de México y el mundo. En otras épocas estaba justificado el “castigo” en el tipo de cambio para la recepción de remesas, hoy es algo simplemente absurdo. Debe haber ganancias para los transmisores de dinero, no hay duda, pero ya no pueden ni deben ser tan excesivas. En la práctica, ya no tienen justificación.

Este asunto, el del “castigo cambiario”, es medular para entender por qué nuestros paisanos pagan costos tan elevados por mandar a sus familiares en nuestro país el producto de su trabajo. Si no se hace nada al respecto, si cuando menos no se revisa, se corre el riesgo de que siga la misma dinámica, que sólo cambien de logotipo los autores del castigo que se aplica al tipo de cambio de los dólares que ganan los migrantes mexicanos.

En estos tiempos, en los que se supone se revisa todo y se pretende terminar con lo que estuvo mal hecho por años, curiosamente no se dice nada sobre esta gran injusticia que por décadas han padecido quienes tuvieron que salir del país a buscar un trabajo y una mejor forma de vida que México no pudo ofrecerles.

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