Buscador
Ver revista digital
Finanzas

Así era el “caos cambiario” en México antes de las reformas antilavado

11-12-2020, 6:10:47 AM Por:
© Depositphotos

Hubo una época en la que cualquiera podía comprar, y sobre todo vender, la cantidad de dólares que quisiera en el sistema financiero, haciéndolo más vulnerable al lavado de dinero.

En México, las operaciones con recursos de procedencia ilícita han existido desde hace mucho tiempo. Según el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP), de la Cámara de Diputados, en un análisis citado por Deloitte, en México se “blanquean” cada año al menos 150 millones de dólares, con todo y los controles antilavado vigentes en el sistema financiero.

Si eso sucede en el contexto de un mercado cambiario con marco legal relativo al control y prevención del lavado de dinero, es claro que en nuestro país hubo épocas en las que existía un auténtico “caos cambiario” abonado por un mercado sumamente laxo, sin control alguno y que por lo tanto permitía casi todo, eso sin duda alguna incluía el lavado de dinero.

El avance más notable para combatir el lavado de dinero se registra en las postrimerías del sexenio del presidente Felipe Calderón, cuando el 17 de octubre del año 2012 publica en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita. Dicha ley es determinante para disminuir como nunca operaciones con recursos de dudosa procedencia y pone el corolario a casi 40 años de legislaciones en la materia, las más de las cuáles no pudieron superar la irrelevancia por el escaso seguimiento y la nula obligatoriedad y castigos penales en caso de no cumplirse.

Eso explica que hasta antes de este siglo el “caos cambiario” al que nos referimos no solamente se conformaba de una enorme volatilidad en el tipo de cambio, sino en la falta total de controles en las operaciones. Así se operaba.

Venta de dólares en efectivo

Cualquier persona podía vender los dólares en efectivo que quisiera o que pudiera, a los bancos. El control más importante que las instituciones bancarias llegaban a ejercer era verificar que los dólares no fueran falsos. Por lo general, la entrega de dólares se pagaba con pesos igualmente en efectivo. No era necesario que quienes vendían dólares a las instituciones bancarias se identificaran, y si lo hacían nunca se verificaba si el documento presentado era real. Tampoco importaba si ese usuario era cliente directo del banco,

Un mundo aparte era el mercado cambiario paralelo, el de las casas de cambio, en donde las operaciones no tenían ningún tipo de control a pesar de que ya para entonces existían ciertas reglas. La falta de obligatoriedad para cumplirlas o la falta de autoridad hacía de tales leyes inservibles.

En este mundo de las casas de cambio, se intercambiaban diariamente miles de millones de dólares en efectivo, que a su vez iban a parar a las cuentas en dólares de las casas de cambio ya sea en el país o fuera del mismo. Igualmente, cualquier persona podía pararse a la ventanilla de una casa de cambio diariamente si así lo deseaba y vender la cantidad de dólares que quisiera, sin más control que la veracidad de los dólares que entregaba.

Por años, hubo en México un mercado de dólares en efectivo en el que no existía control alguno, las ventas al sistema financiero eran ilimitadas y existía una vasta red de instituciones bancarias, casas de cambio, casas de bolsa, centros cambiarios y algunos otros intermediarios, que operaban también con escasos o nulos controles. Además de caos, la otra palabra que definía esta situación era anarquía. Todo lo anterior fue eliminándose paulatinamente hasta lograr lo que hoy tenemos, un sistema menos vulnerable en el que, pese a todo, los propios legisladores, algunos que pretenden modificar las reglas del juego, reconocen que no es inmune al lavado de dinero.

Money Orders, el efectivo que no era efectivo

Después del efectivo, papel moneda, los Money Orders eran lo más parecido, pululaban en el mercado sin restricción alguna. Los giros postales fueron de hecho por varios años el método de transferencia de divisas más utilizado por los migrantes mexicanos, tanto que hace algún tiempo se detectaron operaciones fraudulentas y robos de este tipo de documentos.

Aunque estos giros postales eran nominativos, es decir estaban a nombre de una persona, circulaban en el mercado sin ningún control y no era poco usual que cualquiera los vendiera sin que fuera necesario que estuvieran a su nombre, simplemente endosados por medio de una firma que nadie verificaba si era real.

Los Money Orders eran considerados prácticamente como cheques al portador y así se operaban, pero también se intercambiaban por dólares en efectivo, se vendían o compraban entre particulares y siempre al final del ciclo terminaban en las arcas de los bancos y estos a su vez los vendían al banco central o bien los mandaban de regreso a sus cuentas en Estados Unidos. ¿Cuántos de estos documentos sirvieron para lavar dinero? Nunca se sabrá.

Transferencias de dinero

Aunque menos usuales en aquellas épocas, las transferencias de dinero tampoco eran poca cosa en las operaciones de ese caótico mercado cambiario mexicano al que nos referimos; eran mucho menos las transacciones, pero con muchos más recursos.

Bastaba con pedir la cuenta en dólares del banco o la casa de cambio a la que se quisiera transferir, mandar la cantidad, avisar a la institución y en cuanto llegaran los recursos se pagaban de inmediato sin mayor problema, nadie investigaba de dónde provenían los fondos, porque los mandaban y quién era el remitente.

Podían ser transferencias realizadas por empresas o por particulares, era irrelevante. El pago en pesos también se podía realizar a cualquier persona que aportara datos que la ubicara como la supuesta dueña o beneficiaria de los fondos transferidos, no importaba.

Este mercado cambiario caótico fue controlándose paulatinamente, y pese a que acabar por completo con el lavado de dinero es imposible, debe reconocerse que las regulaciones fueron moldeando un sistema bancario y financiero menos “permeable” a este tipo de operaciones.

Dos medidas antilavado clave

De acuerdo con algunos analistas, dos fueron las medidas clave para disminuir al mínimo posible las operaciones con recursos de procedencia ilícita en el sistema financiero mexicano.

La primera de ellas fue la serie de restricciones de monto, lugar y persona para llevar a cabo transacciones en moneda extranjera en el sistema financiero del país. Hoy cualquier operación mayor a 10 mil dólares debe reportarse de inmediato a las autoridades, además no cualquier persona puede realizar estas operaciones y por lo general se identifica al cliente, además de que debe ser usuario del banco o institución.

La segunda medida es igualmente relevante. Los bancos ya no pueden utilizar al Banco de México como caja receptora de divisas extranjeras, son estos los que deben enfrentar los costos de operar y repatriar esas divisas en efectivo, una vez cumplidos los protocolos antilavado.

Lo anterior podría cambiar en cualquier momento y regresarnos al pasado, a las épocas en las que el caos cambiario dominaba y en la que seguramente mucho dinero sucio quedó “rechinando de limpio”.

Comentarios