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Estilo de Vida

El mexicano que colecciona maratones

24-08-2017, 4:44:30 PM Por:

Ha corrido todos los maratones de la Ciudad de México, pero además ha recorrido el país y otras regiones del mundo en busca de carreras. Esta es la historia de un karateka, que después fue boxeador y ahora es maratonista.

Se llama Floriberto Ramos, pero dice que le gusta más su sobrenombre: Betus.

“Me gusta más Betus”, dice el hombre, quien viste una filipina blanca y pantalón de mezclilla, el uniforme con el que se le ve todos los días en su taquería de la Colonia Obrera.

Betus se mudó hace dos semanas a este nuevo local, por eso el mobiliario se ve tan nuevo, mesas blancas, una cocina metálica y bancos de colores. Por eso, también, las paredes verdes y naranjas se ven lisas, sin un solo cuadro, lo contrario de lo que normalmente acostumbra Ramos.

En las otras taquerías en las que ha atendido, se podían ver las fotos enmarcadas de Betus corriendo, había imágenes de algunos de los 34 Maratones de la Ciudad de México en los que ha competido, con suerte se podía encontrar algunas de las 200 medallas que se ha ganado por participar en un montón de carreras y varios recuerdos de su vida deportiva. Porque Betus, de 61 años, delgado, de cabello parcialmente cano, de no más de 1.65 metros, de ojos redondos y expresivos y pose de boxeador, es un coleccionista de pruebas de alto rendimiento.

“Mi gusto por correr viene desde que nací. En Oaxaca, de donde soy, teníamos animales en el campo y recuerdo que yo corría todo el día atrás de las vacas, de los chivos. Además, para ir a la escuela, teníamos que andar 5 kilómetros para llegar y otros cinco para regresar”, cuenta Betus.

De boxeador a corredor

Cuando terminó la primaria, Betus emigró a la Ciudad de México para trabajar y ayudar a su familia; por casualidad, empezó a practicar karate y, más tarde, a los 22 años, llegó, también por casualidad, a una clase de boxeo, en la que, por casualidad, terminó noqueando a uno de los semiprofesionales que ahí se entrenaban.

Así empezó la carrera pugilística y fugaz de Betus, una que duró 10 peleas como profesional, en las que arrasó rivales rápido, repartió KO en los primeros episodios y se enfiló como una promesa del cuadrilátero.

El sueño, sin embargo, duró poco: su hijo mayor enfermó de leucemia, falleció, y Betus se desdibujó. Dejó el box, tras sufrir sus primeros descalabros en el ring.

Mientras esto sucedía, el entonces Departamento del Distrito Federal organizó el Primer Maratón de la Ciudad de México, al que llegó Betus sin saber muy bien de qué se trataba, pero como un disciplinado deportista que corría 10 kilómetros cada mañana.

Desde entonces, Ramos ha corrido todos y cada uno de los maratones que se han organizado en la capital y ya se dice listo para el que se correrá el próximo domingo.

Se dice fácil, pero el Maratón de la CDMX, en sus 34 ediciones, representa un esfuerzo total de 1 millón 434 mil 630 metros, hasta ahora, y todos los ha pisado Ramos. Sin mencionar, claro, las historias que ha visto en ese trayecto.

“He presenciado varios sucesos, gente que cae desmayada por el esfuerzo, personas que se pelean porque se trastabillan durante la competencia y hasta un hombre que, ya muy agotado por el cansancio, fue asaltado en pleno maratón”, ríe Betus. “Le bajaron los tenis”.

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Maratones y tacos

Un año antes del primer Maratón, Ramos empezó con el negocio de la comida, primero con una miscelánea en la que acondicionó un pequeño espacio para vender tacos, y después, ante el éxito de estos, eliminó la tienda de abarrotes y se dedicó de lleno a los antojitos mexicanos.

De lengua, de trompa, de maciza, de ojo… en la taquería que hace esquina en Bolívar y Gutiérrez Nájera, Betus atiende con su esposa, Luisa Gómez Vázquez, quien ha sido el apoyo del maratonista y la que lo impulsa a terminar con sus carreras.

“En cada competencia me encomiendo a Dios, a mi familia –Betus es padre de cuatro–, a mi angelito que me dejó hace años y empiezo a trotar. Por ahí del kilómetro 30 uno tiene que pensar en muchas cosas, porque es la famosa pared, un momento en el que muchos renuncian, son los metros más pesados”, explica.

“Ya al final es la satisfacción, cruzar la meta y reunirse con la familia, que ya me espera con el alimento, con el agua y lo que necesito para reponerme para, entonces sí, presumir la medalla con ellos”.

El esfuerzo ha rendido frutos más allá del gusto personal: hace apenas cuatro años, el cocinero fue invitado al Maratón de París, una prueba en la que hizo uno de sus tiempos más abultados –arriba de cinco horas–.

“Iba tomándole fotos a todos, me paraba y salía un poco del recorrido para tomar las imágenes de los edificios y que no saliera borroso o movido”, cuenta detrás de una sonrisa.

Los mejores tiempos del fondista los registró en los años 80, con resultados ligeramente arriba de las 2 horas 47 minutos, mientras que, actualmente, en sus 60 años, ronda las 4 horas.

La preparación es importante. Betus, aunque taquero, come poco de este platillo previo al Maratón. En estos días, lo suyo son los carbohidratos, las pastas y la sana hidratación. De lado deben quedar irritantes, grasas, refrescos y un descanso pobre.

“Antes de correr, es importante hacerse un examen minucioso, sobre todo para revisar el ritmo cardiaco, que no haya algún soplo o una función incorrecta que no se haya manifestado”, aconseja.

Ramos está listo para lo que viene, su 35 Maratón de la CDMX de los 50 que un día prometió que correría. Al fondo, en su local, se lee una manta con las especialidades y los precios y, hasta abajo, el aviso que se esperaría de cualquier maratonista y corredor de fondo que se respete: “los domingos no brindamos servicio”.

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