Estancamiento económico es peor que una recesión, advierte el FMI
Hoy crecemos menos que al inicio del siglo. Un mundo de bajo crecimiento es un mundo desigual e inestable.
La funcionaria advirtió lo anterior justo en el momento en el que el mundo enfrenta problemas que pueden también profundizar la incertidumbre en torno al rumbo de las economías por los conflictos geopolíticos como la guerra, las elecciones en medio planeta con muchos resultados inesperados, además del regreso del proteccionismo en países y regiones clave.
Para Kristalina Georgieva, los largos períodos de lento crecimiento económico global pueden provocar un aumento de la desigualdad, y pareciera que estamos enfrentando dicho fenómeno.
Por ejemplo, en 2024 se espera que el promedio del PIB global refleje un crecimiento de 3.4 por ciento, pero en 2025 este mismo indicador sería de 3.3 por ciento; ambos están por debajo del 3.8 por ciento que se reportaba como promedio al inicio del siglo y del milenio, y también se ubica por debajo del 4.1 por ciento con el que cerró el promedio del PIB global el siglo pasado.
La economía mundial está estancada en una marcha lenta, lo que podría asestar un duro golpe a la lucha contra la pobreza y la desigualdad en varias regiones del planeta, advierte Georgieva.
Bajo crecimiento es peor que una recesión
Las decalaraciones de Georgieva hacen eco de un análisis previamente elaborado por el FMI difundido por ella misma, en el que advierte que los periodos de bajo crecimiento económico, traducidos en estancamiento, pueden ser más dañinos que las recesiones para las economías. El análisis señala que los períodos de estancamiento que duran cuatro años o más tienden a aumentar la desigualdad del ingreso dentro de los países en casi un 20 por ciento, cifra considerablemente mayor que el aumento debido a una recesión absoluta, que se ubicaría aproximadamente en la mitad de la tasa señalada.
Lo anterior se produce debido a que, durante los períodos de estancamiento, la lenta creación de empleo y el crecimiento de los salarios aumentan el desempleo estructural y reducen la proporción del ingreso que fluye hacia los trabajadores en un país. Junto con el espacio fiscal limitado, estas fuerzas tienden a ampliar la brecha entre quienes se encuentran en la parte superior e inferior de la escala de ingresos; es decir, se incrementa la desigualdad.
En cambio, un shock generado por una recesión suele impactar en una sola ocasión a la economía, reduce el empleo y pega en la inflación, pero por lo general el siguiente periodo inmediato es un repunte económico que corrige, e incluso muchas veces, supera los efectos del fenómeno recesivo.
Polvos de la tormenta pandémica
Para el FMI, la pandemia que vivió el mundo entre 2020 y 2021 en su fase más aguda, con el Gran Confinamiento registrado desde finales de marzo de 2020 y hasta prácticamente el fin de ese año, generó un gran impacto en la economía que, a pesar de la recuperación, no ha podido ser superado.
El FMI advierte que la pandemia ya hizo retroceder la lucha contra la desigualdad y provocó que la pobreza extrema aumentara después de décadas de disminución, mientras que el hambre mundial aumentó y la disminución a largo plazo de la desigualdad entre los países se estancó.
En estos momentos, los líderes mundiales y las economías en general enfrentan un gran reto que la Directora Gerente del FMI pone sobre la mesa. El FMI señala por medio de su líder que, conforme el planeta supera los años de crisis de la pandemia, debemos evitar que caiga en un período prolongado de crecimiento anémico que arraigue la pobreza y la desigualdad.
Cuanto más tiempo estemos atrapados en un mundo de bajo crecimiento, más desigual se volverá ese mundo. Eso en sí mismo sería un revés para el progreso que hemos logrado en las últimas décadas. Y, como hemos visto, la creciente desigualdad puede fomentar el descontento con la integración económica y los avances tecnológicos.
La receta
Pese al panorama nada optimista que presenta el FMI, Kristalina Georgieva señala que hay oportunidades para que el mundo abandone esta trampa del crecimiento, que puede generar peores consecuencias que una gran recesión que nunca llegó, a pesar de las advertencias de los economistas cuando los bancos centrales empezaron a subir las tasas para controlar la inflación.
Desde su punto de vista existen tres áreas de oportunidad para tratar de recuperar el dinamismo del crecimiento global:
1. Crecimiento inclusivo
Abordar el problema subyacente del lento crecimiento, ya que la mayor parte de la caída del crecimiento en las últimas décadas ha sido impulsada por una caída de la productividad. Una razón importante de la crisis es que la mano de obra y el capital no fluyen hacia las empresas más dinámicas. Una combinación inteligente de reformas podría impulsar el crecimiento a mediano plazo. Tampoco debemos olvidar el papel que ha desempeñado la apertura del comercio como motor de crecimiento y empleo. En los últimos 40 años, el ingreso real per cápita se ha duplicado a nivel mundial, mientras que más de mil millones de personas salieron de la pobreza extrema. En otras palabras, el regreso del proteccionismo es un retroceso para el mundo.
2. Políticas fiscales centradas en las personas:
Los gobiernos deben hacer más para garantizar que las políticas fiscales apoyen a los miembros más vulnerables de la sociedad. El desafío es que muchas economías enfrentan severas presiones fiscales. En los países en desarrollo, los costos del servicio de la deuda están acaparando una proporción mayor de los ingresos fiscales en un momento en que enfrentan una lista cada vez mayor de demandas de gasto, desde inversiones en infraestructura hasta el costo de la adaptación al cambio climático.
Un esfuerzo fiscal gradual y centrado en las personas puede aliviar los riesgos fiscales y, al mismo tiempo, limitar cualquier impacto negativo sobre el crecimiento y la desigualdad. Independientemente de la estrategia, la gente necesita tener confianza en que los impuestos que pagan se utilizarán para prestar servicios públicos y no para enriquecer a quienes están en el poder.
3. Reforzar el apoyo a nivel mundial
Necesitamos una red mundial de seguridad financiera fuerte para los países que la requieran. Con este objetivo en mente, el FMI está trabajando en un paquete de reformas que se aplicarán a sus mecanismos de préstamo para seguir respondiendo a las necesidades de los países miembros más vulnerables. Además, por primera vez en casi una década, el FMI revisa a fondo su política de sobretasas. El objetivo de esta revisión es garantizar que se pueda seguir proporcionando financiamiento a tasas de interés asequibles a los miembros que necesiten apoyo.
El mundo necesita crecer más y es tarea de todos hacer algo para que esto suceda; el costo de no hacerlo es más pobreza extrema, desigualdad e inestabilidad social, algo que se suponía ya se había superado en un gran porcentaje del planeta y que hoy emerge como un fantasma.
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