Escasez de vivienda y caída de ingresos: El desafío doble que afecta a la CDMX

Mientras otras entidades avanzan en la creación de vivienda y en aumento de ingresos, la capital del país sigue rezagada.
Más allá de la gentrificación, que afecta a las zonas céntricas de la Ciudad de México, la capital del país tiene un importante problema con el acceso a la vivienda. Los ingresos de la población ‘chilanga’ se quedan rezagados frente a los de otros estados, donde se está construyendo más vivienda, mientras que la metrópoli sufre un déficit de casas con el que cuesta cada vez más satisfacer la demanda y, por ende, aumenta el costo de vida.
Según datos del Registro Único de Vivienda, en los últimos diez años se han construido poco más de 24,000 viviendas en la Ciudad de México, mientras que en el Estado de México se han erigido 155 mil en el mismo periodo, 247 mil en Jalisco y 377 mil en Nuevo León.
Pero no es solamente el insuficiente número de casas o departamentos, la producción de vivienda en la CDMX ha ido menguando con el paso de los años; de las 3,470 que se produjeron en 2015, a solamente 1,701 en 2023. Y en los primeros ocho meses de 2024 se han construido solamente 563.

Según la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi) en la Ciudad de México cada año se requieren 70,000 nuevas viviendas. De estas, el 20% se deberían destinar al arrendamiento.
Habitantes de la CDMX, con pobreza laboral similar a la de 2005
La pobreza laboral de los habitantes de la Ciudad de México, al cerrar el primer semestre de 2024, es similar a la del mismo periodo de 2005, además de que las tendencias de este indicador son semejantes a las que se observan en entidades como Nayarit o Sinaloa, lo que implica un rezago de casi dos décadas en el combate a la pobreza en la capital del país.
La pobreza laboral es una situación en la que los ingresos de una persona, producto de su trabajo, no son suficientes para pagar la canasta alimentaria de los integrantes de su hogar.
Adicionalmente, en relación con el promedio de ingresos que se percibe en la ciudad, los capitalinos destinan una proporción mayor de sus percepciones a la renta de vivienda, en comparación con Nuevo León, Jalisco, y el Estado de México.
Esto último se explica porque en la Ciudad de México los arrendamientos suelen ser más onerosos, pero a este factor se añade que los ingresos de los capitalinos no se han incrementado lo suficiente, además de que la demanda de viviendas en renta supera a la oferta.
Según el gobierno de la capital mexicana, entre el 2013 y 2019, las rentas aumentaron hasta ocho veces más que el salario mínimo, periodo en el que esta percepción no había aumentado de manera significativa, como lo ha hecho en la actual administración.
Más recientemente, de enero a junio de 2023 se registró un alza de 13.63% en los precios del arrendamiento de viviendas, de acuerdo con datos del jefe de Gobierno de la metrópoli, Martí Batres, expuestos en su iniciativa de reforma al Código Civil con la que se limitan los incrementos de las rentas para que estas no sean mayores que la inflación.
De acuerdo con el portal inmobiliario de Mercado Libre, la Ciudad de México está en el primer lugar de búsquedas para comprar o rentar vivienda, y el costo promedio de alquiler ya llega a 20 mil pesos.
Percepciones inferiores
A su vez, hace dos años, en la capital mexicana el ingreso promedio trimestral por hogar era de 89,310 pesos, destinándose el 17.1% de esas percepciones a la renta de vivienda, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2022 (ENIGH) del INEGI.
En Nuevo León, el ingreso trimestral promedio por hogar se ubicó en 86,018 pesos, pero los habitantes de ese estado destinan el 12.7% en arrendamiento. En Jalisco, con un ingreso promedio trimestral por hogar de 71,744 pesos, se gasta el 10.2% de dichas percepciones en la renta del inmueble que se habita.
El lugar más caro para vivir es el Estado de México, porque ahí el promedio de ingresos fue de 57,233 pesos, destinándose el 13.9% de estos en arrendamiento, una proporción superior a la que se registra en Nuevo León, a pesar de que los ingresos en las dos entidades no son similares.
Las cifras de la ENIGH también revelan que las personas con menos estudios ganan más fuera de la Ciudad de México, por ende, es lógico que destinen una menor proporción de sus percepciones en arrendamiento.
Mientras que en la capital del país una persona solo con primaria recibe trimestralmente 9,851 pesos, en Jalisco este ingreso, con ese mismo nivel de estudios, se eleva a 17,965 pesos trimestrales, y lo mismo ocurre con quienes solo completaron la secundaria.
Por ende, el problema de la vivienda rentada en la metrópoli no solo obedece a los incrementos de los arrendamientos, sino que las percepciones de los habitantes de la Ciudad de México se han rezagado a lo largo de los últimos 10 años, y no han crecido en la misma proporción observada en otras entidades.

Desarrollo insuficiente
De acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el 25.9% de la población de la capital mexicana presenta pobreza laboral, guarismo casi igual al que se registra en Sinaloa (25.4%), y ligeramente superior al de Nayarit (24.1%).
Si bien el empobrecimiento de los capitalinos ha disminuido en la actual administración, en términos absolutos la situación de la pobreza laboral no ha mejorado sustancialmente en los últimos 19 años.
En 2005, la pobreza laboral incluía al 24.1% de la población de la Ciudad de México, en 2006 la cifra disminuyó dos puntos porcentuales, aunque seis años después se incrementó más de ocho puntos.
Para 2018, el 31.5% de los habitantes de la ciudad sufrían pobreza laboral, cifra que bajó poco más de cinco puntos al concluir el mes de junio de 2024, por lo que ahora este indicador se ubica en 25.9% de la población capitalina.
El hecho de que no haya avances sustanciales en el combate a este tipo de pobreza, no solo obedece a la inflación de los productos de la canasta alimentaria, y al aumento de precios en otros bienes y servicios, como las rentas de la vivienda.
De acuerdo con un análisis del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, la pobreza en la Ciudad de México es atribuible a la caída en los ingresos laborales promedio. De hecho, la capital del país ha sufrido importantes decrementos en las remuneraciones que se pagan a los trabajadores de la urbe.
Nuevo León y Jalisco, con menos pobreza laboral que CDMX
Los indicadores del Coneval agregan que la Ciudad de México ocupa el tercer lugar entre las cuatro entidades más importantes del país, siendo Nuevo León quien mantiene el liderazgo con las menores proporciones de pobreza laboral.
Actualmente, el 22.2% de los neoloneses no tienen ingresos suficientes para pagar la canasta alimentaria. En el segundo lugar está Jalisco, donde el 23.1% de su población padece pobreza laboral.
El tercer sitio es para la capital del país, con 25.9% de sus habitantes en pobreza laboral, en tanto que en el cuarto lugar se encuentra el Estado de México, con 32% de su población en pobreza laboral.
El acceso a la vivienda en la Ciudad de México se enfrenta a un círculo vicioso donde la escasez de construcción, los altos costos de renta y el rezago en los ingresos de los capitalinos impiden mejorar las condiciones de vida de gran parte de la población.
Mientras otras entidades avanzan en la creación de vivienda y en el aumento de percepciones, la capital del país sigue rezagada, con una creciente proporción de sus habitantes en pobreza laboral. Superar estos retos requiere no solo políticas que promuevan el desarrollo habitacional accesible, sino también un enfoque integral que aborde el estancamiento de los salarios para permitir a los ciudadanos acceder a una vida digna.
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