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¿Volverán las hiperinflaciones de los ochentas y noventas?

13-03-2017, 6:30:41 AM Por:

Hoy se viven situaciones similares a aquellos tiempos en los que se vivieron fuertes incrementos en los precios de los productos y servicios, pero también hay diferencias fundamentales que alejan los fantasmas de la hiperinflación.

La economía es cíclica, repiten una y otra vez los expertos. Después de periodos de expansión, se pasa por momentos de contracción para luego volver de nuevo al crecimiento. Y, así, al son de este vals, las finanzas mexicanas van pasando por mejores y peores entornos económicos década tras década. Pero hay un fantasma que cada cierto tiempo amenaza nuestra economía: la hiperinflación, el aumento de los precios de manera exagerada, en la que el dinero pierde su valor de forma rápida y constante. Todos tenemos presentes aquellas locas hiperinflaciones de las décadas de los ochentas y noventas, donde los precios aumentaban de un día a descontroladamente. La inflación en febrero de este año subió 4.86%, su nivel más alto desde 2010, y nos llevamos las manos en la cabeza. Pero hay que recordar que en el año 1982 casi rozó el 100 por ciento y sólo en 1995 el aumento de precios llegó al 51 por ciento, dos contextos económicos que si bien son muy diferentes al actual, merece la pena revisar para ver qué similitudes y diferencias hay entre ahora y entonces. El gasolinazo, las alzas en tarifas eléctricas y el tipo de cambio causan nerviosismo sobre cuánto aumentarán los productos y servicios, pero aquí te explicamos por qué no veremos otras hiperinflaciones como las de antes.

¿Qué causó la hiperinflación de los ochenta?

En aquella década se vivió la mayor hiperinflación que ha vivido México. Durante el sexenio del presidente Miguel de la Madrid (1982-1988), los precios aumentaron en más de un 400%, según estima el economista de la Universidad de Guadalajara, Antonio Ruiz Porras.

  1. Petrolización del país

México en los setenta era una economía primaria muy centrada en el campo y la pequeña industria. Entonces, los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo empiezan una política de desarrollo de la industria petrolera con el fin de desarrollar el país. “El país se petrolizó y el Gobierno, como tenía más dinero, comenzó a invertir más en infraestructuras y programas sociales”, explica Ruiz Porras, quien puntualiza que fue con Portillo cuando el país se convirtió en exportador de petróleo. Mayores ingresos por petróleo provocan un aumento del gasto público, por lo que las finanzas públicas empiezan a depender en exceso del barril de crudo.

  1. Tasas de interés bajas

Dentro de este contexto, las tasas de interés de la Reserva Federal (FED) se encuentran muy bajas, por lo que el crédito barato fluía. El Estado comenzó a endeudarse a intereses reducidos y suscribe gran parte de su deuda en dólares, que aumentará considerablemente cuando posteriormente el peso se deprecie. “La receta era crédito barato, aumento del gasto público e ingresos petroleros; junto con un grave problema de corrupción y gran endeudamiento”, es el coctel explosivo que se estaba tomando México desde finales de los años ochenta. ¿Qué provocó el crack? Llegan los ochenta y se producen dos situaciones: el precio del barril de petróleo baja drásticamente y, a su vez, la FED y Banxico comienzan a aumentar las tasas de interés. Conseguir crédito se encarece y México pasa a tener menos ingresos por la caída del crudo. Cada vez hay más dudas entre los inversionistas de que México pueda pagar la gran deuda que había ido contrayendo en los años felices. La desconfianza empuja al peso a perder más de un 500% de su valor en dos años. El encarecimiento del dólar y la histeria colectiva provocan fuertes subidas en los precios de los productos, mientras que la deuda púbica se vuelve inasumible. Similitudes y diferencias con los años ochenta Seguramente aquella situación te suena muy similar a la actual: los bancos centrales suben sus tasas de interés después de una época de dinero barato y el barril de petróleo ha perdido mucho su valor en los últimos tres años. También la deuda ha aumentado mucho en esta época. En 2013 el nivel de deuda rondaba el 30% del PIB, mientras que hoy está por encima del 50%. Asimismo, el peso se ha devaluado significativamente. Sin embargo, hay dos diferencias importantes:

  1. Una economía más internacional

Hace 37 años México era una economía cerrada y muy centrada en la agricultura y el petróleo, mientras que en 2017 el país, aunque dependa mucho de las materias primas, es mucho más manufacturero e industrializado, sectores que no necesitan del apoyo excesivo de las finanzas públicas. “Hoy estamos integrados en las cadenas globales de valor”, comenta el profesor. “México no se abre al comercio exterior hasta 1986 cuando entra en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y en el Acuerdo General de Tarifas y Comercio (GAAT). Hasta entonces era una economía muy cerrada”, añade. Actualmente, el 72% del PIB está vinculado al comercio exterior, lo que da más estabilidad a la República para amortiguar problemas financieros internos. Además, el peso mexicano es la segunda moneda más cotizada de los mercados emergentes y tiene su importancia a nivel global, algo que antes no ocurría.

  1. Más reservas en dólares

En segundo lugar, pagar la deuda contraída en dólares se vuelve más caro -devaluación- y más difícil -menos ingresos-. Pero Banxico tiene unas reservas internacionales “bastante grandes” de 170,000 millones de dólares preparados para estabilizar el tipo de cambio en caso de emergencia económica. En cuanto a la inflación, estamos viendo niveles de inflación del 5.0 por ciento, frente a subidas del 100 por ciento de los 80. Y el peso ha sabido mantener el tipo a pesar de todo. “En los últimos tres años el peso se ha devaluado más de 60%, mientras que del año 1980 a 1982 la depreciación fue de alrededor del 500%”, explica Ruiz Porras.

¿Y la de los noventa?

A finales de los ochenta, Salinas de Gortari llega al poder con una gran falta de apoyo popular ante acusaciones de fraude. El nuevo presidente firma el TLCAN de 1993, pero para poder formar parte de ese acuerdo, México tiene que hacer frente a varios problemas, principalmente: resolver la gran deuda externa del estado y controlar sus finanzas públicas. ¿Cómo lo soluciona? Da inicio a la época de privatización de empresas públicas, como Telmex, para financiar la “enorme deuda” y, así, poder firmar el TLCAN. La pérdida de empresas estatales permite a corto plazo enfrentar los pagos de la deuda, pero el país pierde la posibilidad de generar ingresos mediante estas compañías. Sobre el año 93, el gobierno federal empieza a lanzar un instrumento de deuda pública a corto plazo denominado como Tesobonos, que son suscritos en moneda extranjera (dólares). Inestabilidad política Al poco tiempo estalla la revolución zapatista. Asesinan al candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio y semanas después al también priista Francisco Ruíz Massieu. “El PRI se queda sin líderes ni candidatos, el sur del país está rebelado y está terminando el sexenio con una sensación de pérdida de poder estatal”, aclara Ruiz Porras. El profesor recuerda que en aquella época había un “control férreo” de la información, lo que desata una fuerte rumorología sobre el mal estado de las finanzas públicas del país. Como resultado, la gente “se apanicó” y se produjo una salida de capitales de México al extranjero. Incluso, algunos bancos dejaron de prestar dinero al estado y al público en general, recuerda el economista. El Error de diciembre En el 94 llega el presidente Zedillo, toma el poder país y al poco de estar en el cargo se produce el conocido como “Error de diciembre”: su secretario de Hacienda, Jaime Serra Puche, pide a los mexicanos que no saquen el dinero de los bancos. “Y todo el mundo se abalanzó sobre sus sucursales para retirar sus capitales”, dice Ruiz Porras. La inflación en el año 95 es de más del 50% y el tipo de cambio salta de 3 pesos por dólar en 1993 a 7.64 en el 95, es decir, más de un 100% en casi dos años.

¿Similitudes y diferencias con la crisis de los noventa?

La mayor similitud es la poca credibilidad del gobierno mexicano y, de nuevo, la enorme deuda que se basaba en los Tesobonos a corto plazos y en dólares. No obstante, el académico de la Universidad de Guadalajara aclara que aunque la popularidad del Gabinete de Peña Nieto esté bajo mínimos, en aquél entonces la desconfianza y el miedo era mayor porque había una revolución en el país que se cobró la vida de líderes políticos. “La situación era de anarquía”, aclara. Otra diferencia es la deuda. Entonces los Tesobonos eran un elemento fundamental para financiar la República. Hoy la deuda está mucho más diversificada en instrumentos a corto, largo plazo y en dólares y pesos. ¿Y cómo podemos dejar de caer en estos procesos inflacionarios? Aunque la economía mexicana es mucho más sólida que entonces, el economista de la Fundef Jorge Sánchez Tello asegura que “existen riesgos de repetir esas crisis si no hacemos la tarea correspondiente.” “El origen de estas crisis está en el mal manejo de las finanzas públicas, algo que sigue ocurriendo”, indica el profesor, quien muestra preocupación por el aumento que ha tenido la deuda del estado de 2013 a la actualidad, un periodo en el que ha pasado de un 37% del PIB a un 50%. Asimismo, Sánchez Tello destaca otros puntos rojos como la economía informal, que hace que el estado se quede sin millones de pesos en ingresos, y la fuerte corrupción, que provoca una fuerte debilidad institucional por parte de los políticos y de los organismos de gobierno. “Si no corregimos esa tendencia de deuda, reducimos la informalidad y frenamos la corrupción, seremos propensos a volver a caer en los problemas anteriores, debido a la fragilidad de nuestras finanzas públicas”, sentencia el académico. Te puede interesar: Banxico controlará inflación alzas de tasa moderadas

autor Periodista especializado en información financiera e internacional. Ha trabajado para medios desde México, Colombia, Portugal, Japón y España. Autor del blog sobre inversión en bolsa www.euroaeuro.com
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