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Turismo

Turismo y Desarrollo Regional

28-05-2019, 12:18:00 PM Por:

México recibe millones de turistas internaciones al año, ubicándose en la novena posición del ranking de la Organización Mundial del Turismo

El turismo ha demostrado ser un potente motor de crecimiento económico. Mientras en 1950 se viajaron 25 millones de turistas internacionales, la cifra alcanzó 278 millones en 1980 y la proyección de la Organización Mundial de Turismo para 2021 (1,400 millones de turistas internacionales) se alcanzó anticipadamente en el 2018.

En los años 70, México apostó económicamente al turismo con la creación FONATUR y los Centros Integralmente Planeados (CIPs). Del año 2000 a la fecha, los flujos de viajeros internacionales, así como el saldo positivo de la balanza turística han tenido un crecimiento constante y, en los últimos siete años la industria duplicó el ritmo de crecimiento del sector a nivel global. El turismo, como fuente de divisas, ha podido compensar casi en su totalidad, el saldo negativo de la balanza petrolera, con la excepción de 2009 “Annus horribilis” para los destinos turísticos mexicanos, debido a la precipitosa caída de los flujos, causada por la conjunción entre la emergencia sanitaria por el virus H1N1, difundido como el “Mexican virus”, la crisis financiera internacional y el llamado del gobierno de EUA al sector privado para cancelar sus congresos y convenciones en sitios de recreación y playa.

Este crecimiento dista de ser homogéneo en el país. Los destinos de playa con buena conectividad y entorno de inversión como Cancún, Los Cabos, Riviera Maya, Vallarta-Nayarit y destinos de ciudad como Ciudad de México, el Bajío, Monterrey y Puebla, han tenido buenos desempeños en términos de REVPar (Utilidad por habitación) y consecuentemente, atraen nuevas inversiones nacionales e internacionales en infraestructura hotelera, parques temáticos, restaurantes y bares; la diversificación ha detonado también el crecimiento turístico en la mayoría de los Pueblos Mágicos. En contraste, en el Golfo de México dependiente de flujos de negocios y en zonas en donde ha existido un deterioro severo en la percepción de seguridad para el turista, los flujos e inversiones han tenido un estancamiento e incluso retroceso (i.e. Campeche, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Tamaulipas).

Cuando los destinos –en México o en el mundo- crecen sin una adecuada planificación turística integral, se generan nuevos retos a resolver:

  1. Abreviar brechas entre el crecimiento de la oferta y las inversiones en servicios públicos (abastecimiento de agua potable, energía, manejo de residuos, movilidad, espacios públicos, vivienda, educación, salud) para residentes y turistas.
  2. Fortalecer la resiliencia de las localidades frente a la exacerbación de fenómenos naturales como la erosión de playas, el arribazón del sargazo y la pérdida de biodiversidad terrestre y marina.
  3. Adaptar los mecanismos regulatorios para facilitar la inversión, los flujos turísticos, así como los nuevos modelos de negocio que surgen del avance tecnológico, cambios demográficos y modelos de vida.

Afortunadamente la industria turística es también reconocida a nivel internacional como potencial catalizador para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) mediante un desarrollo regional sostenible, capaz de regenerar comunidades, de acelerar la conservación del patrimonio ambiental, cultural y de dar viabilidad financiera y abreviar el proceso de transición hacia ciudades y áreas rurales sostenibles con una visión que incorpore energías limpias, cadenas de suministro responsable, rescate de residuos, generación de empleos formales en condiciones dignas, accesibilidad universal,  igualdad de género, así como fortalecimiento del sentido de identidad de las comunidades a través de conceptos como las “Zonas de Desarrollo Turístico Sustentable” y los “Destinos Turísticos Inteligentes”.

Detonar estas capacidades del turismo y de un diálogo fructífero en la circunstancia actual en México, requiere algunos ingredientes fundamentales.

Dentro del propio sector, ampliar la conciencia por parte del sector privado, la sociedad y el sector educativo, sobre su potencial como detonador del cambio hacia la sostenibilidad, retomando el concepto de planificación integral y la incorporación de tecnologías de última generación.

Fuera del sector, es preciso cambiar la errónea percepción de la industria turística como una actividad frívola y superflua, comunicando a las comunidades, gobiernos y otros actores, cómo la transversalidad y dinamismo del turismo la hace el mejor aliado para alcanzar los objetivos de desarrollo social y conservación del patrimonio, pero sólo si se planifica y opera de manera profesional, responsable y colaborativa entre sociedad, sector privado y gobierno. El turismo de México ha ganado en el pasado muchas batallas a nivel internacional. Sus mayores desafíos el día de hoy son de reflexión sobria, de articulación de esfuerzos y de comunicación interna y externa.

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