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¿Puede la economía crecer 5% al año? Los empresarios dicen que sí

03-10-2018, 6:00:03 AM Por:
© Arturo Aguirre Juan Pablo Castañón, presidente del CCE.

El CCE exige ampliar la infraestructura del país, así como eliminar las trabas burocráticas que, además de estorbar el funcionamiento de las empresas, evitan la llegada de mayores capitales.

A mediados de julio pasado, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) presentó la iniciativa México Mejor Futuro, cuyos propósitos son impulsar el crecimiento de la economía de México, atraer inversiones, crear empresas y generar mejores empleos en los próximos años.

“Con infraestructura y cadenas de valor modernas, podríamos crecer al 5% anual”, dice Juan Pablo Castañón, presidente del CCE, al referirse al crecimiento que podría experimentar la economía mexicana.

Para lograr estos objetivos, el máximo órgano de representación empresarial en el país estableció cinco puntos imprescindibles:

1) Mantener la estabilidad económica a través de una inflación controlada, una reducción en la deuda gubernamental y una gestión pública más eficiente.

2) Desarrollar más infraestructura a través de asociaciones público-privadas, para brindar una mejor conectividad en el país.

3) Hacer del desarrollo regional un nuevo motor de economía, para que el mercado interno apoye el crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas.

4) Regular el empleo de una forma más simple y eficiente, con la finalidad de facilitar la actividad económica.

5) Fortalecer el capital humano, el mayor activo para el crecimiento del país.

Juan Pablo Castañón, presidente del CCE, platicó con Alto Nivel sobre esta iniciativa y otros temas coyunturales de interés para los empresarios.

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AN Juan Pablo, ¿cuál es la propuesta central del Consejo Coordinador Empresarial para impulsar el crecimiento de México?

Desarrollar un ambiente de negocios que permita que la pequeña empresa tenga la oportunidad de crecer y generar empleos. Uno de los grandes retos del país es precisamente la generación de empleos, con prestaciones de ley, para formalizar la economía. Sin embargo, tener empresas que operen en la formalidad tiene que ser atractivo.

No podemos seguir creando empresas o changarros que se escondan del fisco y que incluso paguen a los inspectores (los sobornen) para que puedan seguir operando. Hay que cambiar la cultura para que el empresario invierta en el crecimiento de sus negocios y deje de operar en la informalidad.

Nuestra propuesta es que el gobierno, comenzando por los municipios, realice una desregulación seria y formal de los trámites relacionados con los negocios. A menores trabas, menos corrupción y más energía para el crecimiento de microempresas.

Por otro lado, proponemos la creación de un sistema de crédito mixto, de banca de desarrollo y banca comercial, que permita a la microempresa invertir en innovación, en mejores procesos para el control de inventarios, en tecnologías que les permitan ahorrar recursos y ser más productivas. Pero que los créditos no exijan una garantía inmobiliaria, sino que por la empresa por sí misma, con garantías prendarias, pueda acceder al crédito.

Esperamos que el Decreto 2X1 (disposición federal donde por cada trámite nuevo se eliminan dos más en favor del ciudadano) continúe en el próximo gobierno. Este decreto ha generado 80,000 millones de pesos en ahorros a los contribuyentes; esa es la productividad que necesita el país. Necesitamos programas de inclusión para la microempresa.

AN Uno de los propósitos de la reforma financiera es, precisamente, facilitar créditos y reducir su costo para las pequeñas y medianas empresas. En estos días se cumplieron cuatro años de la entrada en vigor de esta reforma. ¿Han sido positivos para las empresas?

Han sido positivos en cuanto al acceso al crédito para las medianas y grandes empresas, sobre todo. Se han generado empleos e inversión a pesar de la incertidumbre generada por el TLCAN.

Como mencionaste, el objetivo de la reforma financiera es facilitar recursos por parte de la banca para proyectos de inversión. Sin embargo, todavía debe haber un impulso importante por parte de la banca de desarrollo para que el sector financiero ocupe un porcentaje mayor de la economía.

Si bien la banca ha crecido, representa entre 20 y 30% del PIB nacional; en Chile, más del 70%. El diferencial son las oportunidades que tiene la banca, en una economía del tamaño de la nuestra.

Arturo Aguirre.

CCE

AN Ahora que aborda el TLCAN, ¿cuál es su percepción?

Por supuesto. Nos interesa que existan paneles de resolución de controversias entre gobiernos y particulares, condiciones de inversión en la cadena automotriz, reglas de origen que eviten que México se quede aislado y que les quedemos mal a quienes han invertido y confiado en nuestro país. Queremos que cada vez más pequeñas y medianas empresas sean proveedoras de los grandes vendedores.

México es una nación manufacturera; no producimos productos básicos y commodities. Nuestra economía depende mucho de nuestra manufactura; incluso en productos agropecuarios tenemos una producción de alto valor agregado. El campo tiene superávit comercial porque ya produce alimentos de valor agregado y esta plataforma debe continuar.

También tenemos una gran oportunidad de ser competitivos en materia energética. Creo que hay una gran oportunidad de generar empleo e inversión, sobre todo en el sureste y suroeste del país, zonas ricas en recursos naturales e hidrocarburos que nos permitirían generar energía limpia.

reuters

Banderas de los países involucrados en TLCAN

AN Con la reforma energética, hay muchas empresas que están invirtiendo en generar electricidad privada, para vendérsela a la Comisión Federal de Electricidad. Es importante que con el próximo gobierno no haya cambios sustanciales en todo lo que se ha avanzado…

Mira, para el año 2030 México tiene un compromiso, ante la ONU, de generar 30% de su energía con tecnologías limpias: energía eólica, hidráulica, solar… La inversión que México tiene que hacer para cumplir ese compromiso requiere del complemento de la iniciativa privada.

Del lado del petróleo, los recursos comprometidos en las licitaciones para exploración y producción van entre 200,000 millones de dólares y 250,000 millones, con una renta petrolera entre 70 y 80% del producto de la producción petrolera, sin incluir la inversión en exploración y producción. Es un buen negocio.  A partir de 2021, una empresa podría generar 90,000 millones de barriles de petróleo y así tratar de volver a nuestros buenos años de producción (en 2004, México producía 3.3 millones de barriles diariamente). Claro que esto requiere de una modernización de Pemex, pero también de inversión complementaria de la iniciativa privada.

AN Se ha dicho mucho acerca de la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Sin entrar en cuestiones políticas, ¿qué consecuencias tendría el hecho de que no se llevara a cabo, en términos de inversión para proyectos futuros?

El crecimiento de un país se logra con infraestructura. La productividad de una economía requiere de infraestructura logística y de servicios que permitan mover mercancías y personas, y hacer que las empresas funcionen.

México ha perdido cinco lugares en competitividad porque su inversión en infraestructura ha sido la más baja de los últimos 50 años, como porcentaje del PIB. Nosotros creemos que la inversión pública debe ser de 5% del PIB y la inversión privada de 25%. Hoy, la inversión pública es de 1.7% y la privada de 19.2%.

La gran diferencia entre el centro-norte del país y el suroeste y sureste es la infraestructura. El nuevo aeropuerto es la punta de una red de inversión en infraestructura que nuestro país necesita para hacer frente a los retos del siglo XXI. A este gran proyecto tienen que seguir otros en materia de puertos, aeropuertos y carreteras que conecten el Océano Pacífico con el Atlántico y con el Golfo de México.

Tiene que crearse infraestructura hidráulica, eléctrica y de generación de energía. Incluso tenemos que desarrollar una infraestructura educativa robusta, sobre todo en educación media superior y superior. El nuevo aeropuerto es significativo, pero es apenas el inicio de una visión en infraestructura de largo plazo que necesitamos crear.

AN ¿Parar el proyecto pondría en riesgo la inversión?

Sí, porque no resolveríamos los cuellos de botella. Pondré un ejemplo claro. Hoy estamos negociando las reglas de origen para las exportaciones automotrices hacia Estados Unidos. El clúster mexicano creció muy rápido en 25 años y ahora estamos entre los cinco mejores del mundo. La OMC indica que podríamos exportar autos en casi todas las versiones, excepto camionetas, con un impuesto de 2.5%. Con una logística eficiente seguiríamos siendo competitivos.

AN De reducirse la inseguridad y la corrupción, ¿cuánto más podría crecer la iniciativa privada?

Después de la reforma fiscal y con el agravamiento de la inseguridad y la corrupción, todas las empresas formales han sido golpeadas. La corrupción tiene un costo que va de 1 al 9% del PIB de un país, y que la inseguridad y la violencia pueden afectar entre 1 y 5%. Si controlamos la violencia y la inseguridad, para que al micro y pequeño empresario se les deje de cobrar “derecho de piso”, si dejan de asaltar a los empleados en los camiones y pueden dedicarse con tranquilidad a su actividad, podríamos crecer el PIB en 1%. Y si acabamos con la corrupción, podríamos crecer otro 1%. Con infraestructura y cadenas de valor modernas, podríamos crecer al 5% anual.

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AN Recientemente se ha comentado la posibilidad de hacer cambios en el IVA o modificaciones en la frontera. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Por un lado, la reforma fiscal ha generado recursos para el Estado, pero también ha restringido la actividad económica: el modelo de rentas ha obstaculizado la formalización de la economía. Así que se tiene que analizar cuál es el modelo fiscal más favorable para atraer inversión con eficiencia y transparencia, sin inhibir el desarrollo de las empresas.

En la discusión también está el cobro de impuestos al consumo y el cobro diferenciado por regiones, pero se tienen que estudiar los pros y los contras con responsabilidad. Es una discusión amplia, que puede tomar uno o dos años. El diálogo debe ser sin prisas; sin la urgencia de aumentar los ingresos, sino con el compromiso de generar ahorro.

AN ¿Cómo ve la marcha del país con el nuevo sexenio?

Estoy convencido de que discutiremos ampliamente el proyecto del país. La población quiere oportunidades para salir adelante, y una cultura política cercana y sencilla, de menos privilegios y más compromiso con el desarrollo del país. El sector empresarial, que representa las necesidades e intereses de las pequeñas, medianas y grandes empresas, jugará un rol muy importante en esta discusión. Estamos ante una oportunidad de hacer que la inversión sea horizontal y que las pequeñas empresas tengan acceso a la innovación y al financiamiento.

Somos una economía emergente con gran potencial y con una sociedad altamente participativa. Nuestra democracia va madurando y tenemos que construir un modelo económico y político en el cual la libertad con responsabilidad social pueda triunfar. Si nos encerramos o nos detenemos, paralizaremos la marcha del país.

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