Ni estos gigantes se salvaron de la mayor debacle bursátil de este siglo

Si bien el ajuste de las bolsas de valores del mundo registrado el mes anterior, no superó en magnitud porcentual el descalabro que dio paso a la Gran Depresión, registrada desde finales de 1929 hasta casi el término de la siguiente década del siglo pasado, lo que sí observamos las generaciones actuales es la mayor devastación bursátil jamás vista hasta ahora. Se gastaría mucha tinta y espacio en la red para señalar las pérdidas de las emisoras bursátiles, salvo contados casos, todas las acciones en el mundo se han desplomado en mayor o menor magnitud, dependiendo del sector en el que se desempeñen.

Aunque siempre hay excepciones, en estos momentos los pocos asesores financieros que están disponibles para orientar a sus clientes, difícilmente podrían recomendar a sus clientes las clásicas acciones o sectores “defensivos”, porque hoy son prácticamente inexistentes y el impacto económico todavía es tan impredecible que nadie en su sano juicio se atrevería a recomendar inversiones en alguna emisora. Es cierto, algún día esto se va a recuperar, tarde o temprano las acciones valdrán lo mismo o mucho más, pero nadie sabe cuántos años tardará la recuperación.

¿Qué pasó?

Las acciones y los mercados trataron de ser lo más “optimistas posibles” y eso propició que la debacle bursátil se “atrasara” cuando menos 2 meses. Acciones como el hecho de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara justo hasta el 11 de marzo al coronavirus como una pandemia; los esfuerzos de Europa por una normalidad que le pasó al continente (especialmente a España, Italia y Francia) una dura factura en vidas humanas y en costos económicos hasta ahora incalculables; los esfuerzos de Estados Unidos también por aparentar la mayor normalidad posible, más un mercado petrolero también en aparente normalidad hasta el surgimiento del desacuerdo entre Rusia y Arabia Saudita, fueron los sucesos más relevantes que los mercados tomaron en cuenta para no reaccionar como finalmente lo hicieron.

En los hechos, también la historia juzgará la actuación de los presidentes de todos los países y especialmente de los principales líderes globales, la mayoría de ellos actuaron en determinado momento con menosprecio hacia la crisis sanitaria y sus terribles efectos.

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Ni los gigantes se salvaron

Todas las emisoras en el mundo se derrumbaron; estimaciones de Bloomberg señalan que en promedio el ajuste negativo en las acciones es de 65 por ciento, el mayor desplome jamás visto. Prácticamente nada ni nadie se salva y aquellas acciones que logran reportar saldos positivos en lo que va del año lo hacen de manera marginal incluso si se encuentran en sectores que aparentemente son beneficiados por esta crisis (salud y retail). Los efectos de largo plazo en la economía son todavía de pronóstico reservado.

Veamos algunos ejemplos para dimensionar lo que ha sucedido. ExxonMobil, la orgullosa petrolera que año tras año registra importantes ganancias y que durante años fue la única que tuvo el honor de contar con un valor de capitalización de 1 billón de dolares o más en Wall Street, registra un desplome este año de 43.81 por ciento, aunque llegó a desplomarse prácticamente 60 por ciento.

Pfizer, empresa que en teoría podría verse beneficiada por esta crisis, tiene un descalabro acumulado en el año de 14.14 por ciento; Walmart podría ver sus ventas incrementarse sustancialmente, a eso se debe que registre una ganancia marginal de 0.54 por ciento, nada para una compañía que, en apariencia, saldría beneficiada.

¿Y qué tal le ha ido a las tecnológicas?, tampoco les ha ido bien, o no como debiera. Facebook registra en lo que va del año un ajuste negativo de 24.18 por ciento, el mayor retroceso lo reportó el pasado mes de marzo. Amazon, el gigante de las ventas online, estaba llamado a ser una de las grandes ganadoras del mercado, y sí ha ganado pero no como se esperaba, en el año registra un avance marginal de apenas 3.17 por ciento, muy poco para esta compañía líder de un negocio que la crisis impulsó sobremanera.

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Los saldos de la histórica devastación

El 12 de marzo de 2020 es un día marcado por la historia como una de las jornadas más negras nunca vividas en los mercados. Ese día las acciones en las bolsas del planeta no aguantaron y reflejaron la durísima realidad de lo que le espera a la economía global.

Todas las acciones del mundo fueron arrasadas: desde el Ibex 35 español, que cayó por primera vez más de un 14 por ciento, pasando por el resto de bolsas europeas que no se escaparon, todas las bolsas colapsaron. Así, se registró desde la caída de 10.93 por ciento en Londres al 16.62 por ciento de Milán, pasando por Fráncfort (12.24 por ciento) y París (12.28 por ciento). En América el mercado más influyente del planeta, Wall Street tampoco evitó la debacle. El Dow Jones perdió 10 por ciento, su peor caída desde el crash de 1987, el S&P 500 cayó 9.51 por ciento y el Nasdaq 9.43 por ciento.

Es la mayor devastación bursátil a la que han acudido las generaciones actuales y pasadas, especialmente porque en 1929 los mercados eran mucho más chicos. De entrada, no existía la globalización y el número de emisoras cotizadas era mucho menor. Era otro mundo. Hoy, 90 años después, la riqueza que el mundo ha acumulado estuvo expuesta a fuertes variaciones que causaron estragos.

No se sabe cuánto tiempo pasará, ojalá sea mucho, para ver una devastación bursátil de la magnitud que hemos visto en estos días, fuimos involuntariamente de un hecho histórico.

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Antonio Sandoval