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Esta marca le quiere quitar el corcho (y el glamour) al vino

06-01-2020, 6:10:55 AM Por:
© Cortesía

D-Vino, envasado en Tetra Pak, llega al mercado nacional como la opción más portable que se ha pensado para el vino, bajo la firma de Alex Cetto, CEO de Valle Redondo.

Alex Cetto pertenece a una de las familias que portan la tradición vitivinícola del país, pero con su último lanzamiento más bien parece traer puesto el disfraz de disruptor en la industria del vino.

El empresario tiene un diploma de Harvard, dos metros de estatura, la voz de mando y una nueva apuesta en el mercado: el vino más portable que se ha vendido en México.

Envasado en Tetra Pak, bajo una presentación de 330 mililitros, D-Vino se llama el último calambre para los puristas de la bebida.

“Nos preguntamos por qué el vino se debe vender en vidrio, y la única respuesta es que era lo que existía hace 500 años. La sociedad actual exige una evolución y nuestra industria nos pide reconocer cómo acercamos el maravilloso mundo del vino a los que quieran probarlo”, dice Cetto, director de la casa Valle Redondo, en entrevista con Alto Nivel.

La costumbre de beber tintos, blancos y rosados ha llegado a cuentagotas al público nacional. La industria presenta contrastes interesantes que se podrían definir en pocos puntos, pero se requeriría un estudio a profundidad para explicarlos:

  • En México se consume menos de un litro per cápita al año. Muy atrás de líderes como Argentina (28.7) o España (25.3).
  • La industria es deficitaria, pues el producto hecho en México solo abastece 30% de la demanda.
  • Pese a estos números no tan alentadores, la perspectiva es positiva: el consumo incrementa a un promedio de 10% anual desde 2015. Todo esto de acuerdo con el Consejo Mexicano Vitivinícola.

Ante la necesidad de fortalecer la inclusión de los consumidores mexicanos, Cetto considera que el grado de especialidad que muestran algunas marcas es el que termina por crear una barrera con los clientes potenciales.

“El vino que se desmitifica, crece. Se vuelve de gran interés para el consumidor. La categoría suele causar conflicto a la gente que quiere iniciar. ‘Y si no sé si es un precio adecuado’, ‘y si no conozco los ingredientes’, ‘y si no puedo ni pronunciarlo’, son problemas más comunes de lo que podemos pensar”, justifica el directivo.

Así, D-Vino llega con dos sencillas presentaciones. El consumidor solo se verá en la disyuntiva de tomar el tinto o el rosado, e incluso los puede combinar si así lo quiere.

La etiqueta de tinto es un merlot cabernet con variedades de la región de Aguascalientes. Se trata de un producto que presume su frutalidad e incluso cuenta con un dulzor que matiza el 8% de volumen de alcohol en el contenido.

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Mientras tanto, el rosado busca ser más ligero, fresco, una opción precisa para días de calor, de eventos al aire libre tal vez.

“El envase es práctico, portable. No incentivamos que se consuma, pero sí facilitamos cuando se hace. La gente que gusta de probar un buen vino tiene una opción en la que no va a necesitar un sacacorchos, no va a estar limitado por el vidrio de la botella o de la copa, y, al finalizar, puede desdoblar el envase y proceder con él al depósito para que sea reciclado”, explica Cetto.

El lanzamiento coincide con una preocupación cada vez más constante en el tema ambiental. El directivo considera que contar con un envase de fácil reciclaje –y que protege el producto de factores como la humedad o la luz– le dará puntos positivos con las generaciones más jóvenes.

“El mundo del vino es milenario. Nosotros conformamos una familia de cuatro generaciones dedicadas a ello. Pero también pasamos todo el tiempo pensando en cómo evolucionamos, cómo acercamos el vino a la gente que lo quiera probar”, subraya.

México, como productor del caldo, no se puede quedar atrás en esa democratización del producto, añade Cetto.

En un país donde la cerveza, el tequila, el whisky y otras bebidas se han agenciado su presencia en experiencias y momentos importantes –festivales musicales, eventos deportivos y otros–, el hecho de pensar en el vino como producto inalcanzable marca una distancia con el consumidor que debería preocupar a la industria.

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