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¿Necesitas dinero? Los mitos del crédito prendario

28-10-2015, 8:55:31 AM Por:
¿Necesitas dinero? Los mitos del crédito prendario fifu

Antigüedades, obras de arte y joyería son algunos de los bienes que te pueden sacarte de apuros para financiar gasto de emergencia.

Todos estamos expuestos a pedir prestado alguna vez ante una situación económica difícil. Las opciones pueden ser variadas, ya sea que vayamos con la tía o el tío rico, el hermano con un buen trabajo o con aquel amigo incondicional que siempre nos echa la mano para salir adelante en los apuros inesperados.

Sin embargo, pocas veces se nos ocurre ir a una casa de empeño. ¡Sí! Justo a un establecimiento en donde entreguemos a alguien un objeto de valor, como una joya, alguna herramienta, aparato electrónico o inclusive nuestro automóvil en depósito y a cambio de una cantidad de dinero, generalmente en calidad de préstamo, cuya devolución responde al pago posterior de un capital acordado más intereses.

Pero ¿por qué descartamos la opción de empeñar? Todos sabemos lo que es un empeño, pero poco o nada conocemos sobre las complejidades de este mercado y, en particular, sobre el valor social de la industria prendaria.

Alonso Alfaro Sánchez, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicio Prendarios (Amespre), cuenta a Alto Nivel cuáles los mitos que aún empañan este negocio en México.

En un panorama real, asegura Alfaro “prácticamente el 70% de la población económicamente activa del país son personas no bancarizadas; es decir, no cuentan con tarjeta de crédito ni tienen acceso a algún tipo de servicio bancario (cuentas de cheques, cuentas de ahorro, tarjetas de crédito y/o de débito, etc.). Esto representa un mercado potencial de más de 45 millones de mexicanos que podrían optar por el crédito prendario como una opción de financiamiento”.

Estamos hablando de personas que, en algún momento, necesitan de un préstamo rápido para aprovechar oportunidades de negocio, compra o emergencia. Y es que, a veces, acudir al banco o institución financiera a tramitar algún tipo de crédito lleva tiempo y supone una serie de requisitos más elaborados que los que solicita una casa de empeño, donde la respuesta es mucho más ágil e inmediata.

Además, aún es muy común que muchos crean que solamente empeñan las personas de bajos recursos, lo cual no necesariamente es cierto, pues todos tenemos la necesidad de pedir prestado alguna vez ante una situación económica difícil.

Si poseemos algún patrimonio en oro o plata (como joyas, alhajas u otros utensilios), relojes, electrónicos o electrodomésticos, un auto o una moto, tenemos la posibilidad de empeñar alguno de estos bienes para resolver algún apuro o emergencia.

Es muy cierto que la gran mayoría de las personas que acuden a empeñar son de ingresos moderados, pero también lo es que no faltan aquellos profesionistas, emprendedores y empresarios que ocasionalmente prefieren sacrificar una parte de su patrimonio o pertenencias para cubrir una deuda, financiar algún proyecto o salir airoso de una emergencia. Y es que el empeño es una solución rápida, siempre y cuando se pueda hacer frente al compromiso adquirido.

Al respecto, Alonso reitera que “las casas de empeño son un tema recurrente en ciertos momentos. Por ejemplo, para enfrentar situaciones muy particulares, como la cuesta de enero, las vacaciones de Semana Santa o el regreso a clases. Sin embargo, también son el auxilio de muchas personas que no pueden obtener otro tipo de financiamiento en un momento de emergencia económica”.

En este esquema, por ejemplo, los micro, pequeños y medianos empresarios han encontrado una oportunidad para financiar sus negocios, ya sea para arrancar su negocio o bien para cubrir los pagos de proveedores e incluso las nóminas. Los números no mienten y, a nivel nacional, el empeño de artículos para financiar las mipymes y pymes va en aumento, las cuales recurren al empeño de maquinaria, artículos de cómputo y automóviles. Para estos últimos incluso ya se tiene una nueva modalidad que permite dejar los papeles de los vehículos y mantener la propiedad en uso.

Financiamiento rápido

Sin embargo, una de las situaciones más constantes al momento de empeñar es que la gente se siente mal o se apena mucho cuando va a una casa prendaria. Lo que pasa es que, cuando hablamos de la industria prendaria, hay dos vertientes: para algunos, las casas de empeño son un negocio bien establecido y de confianza; para otros, hablar del asunto es sinónimo de usureros, agiotistas, gente que abusa o que va a sacar provecho de una necesidad urgente.

¿Cuál es la realidad? Alonso Alfaro Sánchez, de Amespre, dice que el tiempo y la experiencia han dado la respuesta: generalmente quienes nunca han utilizado el servicio prendario tienen una mala idea o percepción de lo que se trata. Pesa el desconocimiento y nada está más alejado de la verdad, pues hablamos de negocios establecidos legalmente, con normas de operación y sujetas a sanciones en caso de no cumplir con las reglas y requisitos para su buen funcionamiento y la calidad de sus servicios.

Por otra parte, quienes ya han visitado una casa de empeño y han vivido la experiencia de entregar una prenda a cambio de un préstamo inmediato de dinero en efectivo, han tenido la oportunidad de corroborar el buen funcionamiento y operación de las casas de servicio prendario bien establecidas.

De hecho, luego de un sondeo rápido entre los pignorantes (término financiero que se utiliza para el que pignora o acepta un depósito que queda retenido o pignorado en garantía de un préstamo) encontramos que, en repetidas ocasiones, la percepción de la gente es muy buena porque el empeño de sus bienes los saca de un problema que requiere solución de manera inmediata con pequeños préstamos, los cuales sirven para pagar desde una consulta médica hasta las medicinas o una necesidad un poco más grande.

El empeño es el único medio de financiamiento en el país con el que se puede obtener dinero de inmediato, en calidad de préstamo y para el cual no se requiere llevar una documentación excesiva o se tienen que realizar trámites muy tardados. A fin de cuentas, se trata de un servicio eficiente y eficaz.

Para darnos una idea, Amespre –que se constituye de un grupo de 19 empresas institucionales y que es el organismo de representación más grande del sector de la industria prendaria en México– realiza alrededor de 60 millones de operaciones al año, las cuales representan un total de 39,000 millones de pesos, según estimaciones del propio organismo.

Para los analistas, el valor de este mercado sería difícil de determinar, ya que el sector se divide en casas de empeño privadas e Instituciones de Asistencia Privada (IAP) sin fines de lucro y ambas están regidas por diferentes normas. Sin embargo, al englobar las cifras de ambos grupos se habla de una cartera valuada por arriba de los 60,000 millones de pesos. Según INEGI, en el 2008 había registradas 2,900 casas de empeño ante la Profeco, pero hoy hay más de 8,000 casas de empeño, tanto privadas como públicas.

El boom del ayer

¿Quién no recuerda ‘el momento del oro’ en la crisis de 2008 a 2011 como un gran instrumento de cobertura que iba desde los propios bancos centrales, la creación de instrumentos financieros conocidos como los ETF (por sus siglas en inglés Exchange-Traded Fund, que son fondos de inversión negociables en los mercados de capitales), el incremento en la demanda de países como Estados Unidos, China o la India para su uso en joyería o en la tecnología, o hasta a las amas de casa que buscaban reuniones entre sus amigas para proponerles la compra de joyas de poco uso?

El boom de aquella época también lo vivieron las casas de empeño en México, que ante una depreciación del peso y un movimiento de alza en la cotización del oro marcaban la posibilidad de aumentar el monto de créditos y lograr un crecimiento importante. Hoy, la historia es muy diferente: el oro se ubica y se define técnicamente a la baja, con lo cual genera una señal de debilidad mayor. Aunado a esto, la inflación mundial está acotada y, además, Estados Unidos, a través de la Fed, podría iniciar un ciclo moderado de alza en sus tasas de interés en este año, lo que evitaría alguna presión hacia adelante.

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Por otro lado, la economía mundial crece a un ritmo moderado. Recientemente, el FMI redujo el estimado para el PIB global en este año a 3.30% y una perspectiva de 3.80% para 2016.

De tal forma, parecería que ninguna de las variables se cumple para que el oro se demande con la misma ansiedad de antaño.

China e India son actualmente los países que más consumen oro. La desaceleración que registra el primero afecta la demanda del metal en alguna proporción; en el caso de la India, el gobierno ha restringido su importación. Por su parte, Estados Unidos, Alemania, Italia, Francia, Rusia y China tienen, junto con el FMI, la mayor cantidad de reservas internacionales de oro, pero ninguno ha mostrado una clara señal de seguir acumulando.

En México, no hay duda de que el sector prendario ha presentado una reducción de entre 20 y 30%, debido a la caída en el precio del oro, además de los costos adicionales que representa el proceso de regulación y la inseguridad.

Mayor regulación

Un cambio importante en esta industria es que, en poco tiempo, la carga regulatoria de este sector ha aumentado considerablemente. Las casas de empeño no solo deben cumplir con el tradicional registro del contrato de adhesión, sino que ahora deben inscribir cada una de sus sucursales en un registro a cargo de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

Además, en entidades como Chiapas, el Estado de México y Guanajuato se han creado registros estatales adicionales, que no solo sobrerregulan, sino que se extralimitan en sus atribuciones e invaden la esfera federal.

Por si no fuera suficiente, las casas prendarias también deben cumplir con nuevas regulaciones antilavado de dinero, que elevan los costos operativos de proveedores. El riesgo de estas barreras es que incentiven la informalidad. Así, mayor regulación y politización local profundizan la discriminación financiera.

Por otra parte, una de las críticas constantes al sector es el de las altas comisiones que cobran. Lo anterior es efecto de la exclusión financiera mencionada al inicio de este texto, la cual limita las opciones de los consumidores y eleva los costos de transacción. Es por ello que se requiere de una política integral que reconozca la interdependencia de los mercados bancario y prendario. De tal modo que una efectiva política de protección al consumidor dependerá de generar una mayor competencia de servicios, productos e infraestructura. No entender esto podría profundizar la exclusión y discriminación financieras.

Para Alonso Alfaro Sánchez, de Amespre, lo anterior podría complementarse mediante programas de autorregulación en la industria prendaria, la promoción de mejores prácticas comerciales, mejores mecanismos de información y entendimiento del CAT y, por supuesto, del avance en mecanismos que permitan el mejor cumplimiento regulatorio.

“Con estas medidas, no mediante la sobrerregulación, se podrá avanzar en la inclusión financiera, brindar mayor bienestar a los consumidores y fortalecer la confianza en el mercado”, asevera Alfaro.

A final de cuentas, de lo que se trata es de asegurar la formalidad de los servicios prendarios y brindar una mejor atención a los clientes para evitar el préstamo sobre prendas robadas y las reclamaciones de quienes tratan de rescatar sus prendas luego de que ha concluido el periodo establecido en su contrato.

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