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Este padecimiento corrompe a empresarios y daña la imagen de México

13-07-2017, 6:40:49 AM Por:

La corrupción es un mal que afecta todos los sectores de la sociedad, pero en las empresas ha aumentado en los últimos años, por eso, es importante crear un sistema anticorrupción que permita llevar a cabo negocios de forma ágil, transparente, íntegra.

La corrupción no es un asunto exclusivo del gobierno. Muchos ciudadanos y empresas también sobornan, aunque lo oculten. De hecho, las empresas llegan a destinar alrededor del 5% de sus ingresos en actos de corrupción, y a veces hasta más. Fernando Macías Jasso, socio líder de Servicios de Investigación Forense de Deloitte México, nos habló sobre esto.

AN Fernando, ¿cómo se puede evitar que una empresa caiga en actos de corrupción?

Primero, siendo honradas y creándose una buena reputación. Al rechazar cualquier soborno a cambio de una ventaja en un proceso de licitación o de un contrato, las empresas se hacen de cierta reputación y dejan de ser blanco de sobornos. Otra forma es mediante programas anticorrupción, aunque esto supone costos para las compañías, porque se necesita una estructura, medidas de control interno, procedimientos y un equipo que se encargue de monitorear la actividad de sus empleados y verificar que están cumpliendo.

AN ¿De quién es la responsabilidad primaria para que este tipo de sobornos no se den?

De los líderes de las organizaciones; ellos son el elemento más valioso en cualquier programa anticorrupción. Ellos son quienes trasmiten sus valores al resto de la organización. En la mayoría de las organizaciones, lo que dicta la alta dirección trasciende a los demás niveles de la organización. Después está la responsabilidad individual de los empleados de comportarse de acuerdo con las reglas, pero también de observar lo que hacen los demás y de reportar cuando detectan que alguien está haciendo algo indebido. Eso también es parte de su responsabilidad, aunque muchos empleados temen a las represalias.

Sin embargo, existen herramientas que las empresas pueden instrumentar para evitar el temor a denunciar, como las líneas de denuncia anónimas. Aquí lo importante es que los empleados tengan la certeza de que alguien los escucha y de que se hará algo al respecto. Porque si alguien hace una denuncia y el tiempo transcurre sin que la empresa tome acción, se genera desánimo y la gente no volverá a denunciar.

AN ¿Es importante para las empresas hacer negocios con compañías que son éticas, honorables?

Sin duda. Los grandes corporativos tienen mucho cuidado al seleccionar las empresas con las que van a hacer negocios, sobre todo si esas compañías tienen tratos con el gobierno. Hacen sus revisiones y se reservan el derecho de auditar a las personas o empresas con las que están trabajando. Y este escrutinio es mayor cuando se opera en países con altos índices de corrupción, como el nuestro.

AN ¿Qué tanto afecta la corrupción a la imagen de un país para atraer inversiones?

Muchísimo. Cuando un inversionista extranjero quiere establecerse en otro país, hace este tipo de evaluaciones. Quizá quiera venderle su producto o servicio al gobierno, pero mientras realiza el proceso correspondiente, se da cuenta de que no hay manera de venderle sin incurrir en sobornos. Sin embargo, él tiene la obligación de operar de manera honesta. Ese inversionista no se va a establecer en ese país o va a tratar de encontrar un mecanismo que le permita operar. Quizá le venda al gobierno a través de distribuidor, y será el distribuidor el que tenga que lidiar con esas dificultades.

Muchas empresas han optado por los intermediarios para no estar expuestas directamente; sin embargo, para la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, de Estados Unidos, cuando una empresa hace eso no se libera de la responsabilidad de ese intermediario, así que también podría recibir una sanción. Asimismo, hay sanciones para las empresas que, de forma deliberada, ignoran lo que está ocurriendo en sus subsidiarias o con sus socios de negocios. Esa es la manera de cerrar ventanas de oportunidad.

Y claro que este tipo de situaciones ahuyenta a los inversionistas. Las empresas que decidan invertir en nuestro país deben tomar en cuenta el alto riesgo con el que van a operar y reforzar sus medidas de control para mitigarlo.

AN ¿Cómo se afecta la acción de un corporativo que se involucra en un acto de corrupción?

Terriblemente. El solo escándalo en la prensa tiene un efecto en el valor de la acción. Por eso, las empresas que cotizan en bolsa son muy cuidadosas para elegir con quién emprenden negocios; por eso llevan a cabo procesos previos de ‘debida diligencia’ para saber con quién están iniciando una relación. Quieren conocer su reputación en el mercado, quiénes son sus socios o accionistas, quiénes son sus clientes, cuánto tiempo tienen de presencia en el mercado, etc.

Cuando nosotros auditamos a una empresa pública, nuestras pruebas incluyen procedimientos específicos para la administración. Les preguntamos cuál es su práctica habitual de negocios, pero también validamos esta información; los auditamos y hacemos pruebas específicas que nos permiten detectar algunos gastos que nos alertan de una situación irregular que esté poniendo en riesgo a nuestros clientes.

AN ¿Qué le puede ocurrir a una empresa que comete actos de corrupción? ¿Hay un proceso penal?

Desde hace mucho tiempo existe una legislación anticorrupción; sin embargo, no hay acciones decididas para combatir el fenómeno por parte de las autoridades. Claro que ha habido casos en los que funcionarios han ido a prisión. Si bien esto es más evidente a nivel público, creo que pronto empezaremos a ver sanciones para las empresas que incurran en estas acciones, porque nuestra legislación sí las contempla.

AN ¿Por qué ha crecido tanto la corrupción?

Porque hoy existe más visibilidad y se discute abiertamente sobre el tema; también hay más mecanismos para detectarla, mayor intercambio de información interinstitucional y más interés de la sociedad. Muchas organizaciones están interesadas en que se combata la corrupción; los periodistas investigan, hacen preguntas “incómodas” y exhiben a los funcionarios que actúan mal. También hay un compromiso de las firmas auditoras, como Deloitte, para impulsar un ambiente de negocios ético y honesto.

Antes había menos cobertura y menos interés en el tema; estábamos acostumbrados a vivir con la corrupción. Hoy la gente está tan indignada, que exige respuestas a las autoridades. El ciudadano no se queda callado: protesta y emplea las redes sociales, un instrumento muy valioso de denuncia.

Los videos que se suben a la red ponen en evidencia a los prevaricadores y eso trasciende; llega a millones de personas y eso hace, también, que la autoridad reaccione. En este momento estamos en un terreno reactivo, y quizá en el futuro nos moveremos a un modelo más preventivo, en el que todos tomemos medidas para evitar que la corrupción ocurra: que se cierren las ventanas de oportunidad, que exista rendición de cuentas por parte de los servidores públicos y que haya auditorías independientes que puedan ser investigadas y, en su caso, se lleve a proceso judicial.

AN ¿Crees que ya tocamos fondo en este tema?

Más bien creo que se están generando respuestas y soluciones. El interés de la sociedad civil y la escucha de los legisladores deben ayudarnos a crear un sistema anticorrupción que nos permita llevar a cabo negocios de forma ágil, transparente, íntegra.

 

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