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Emprendedores

Estas mexicanas crearon un delicioso negocio de botanas con insectos

01-08-2019, 5:27:05 PM Por:
© winko

Estas mexicanas crearon un emprendimiento que pretende contrarrestar los problemas de nutrición a través de botanas elaboradas con insectos

Por Ricardo Dorantes

Para 2050, es decir, en solo 30 años, la población mundial alcanzará los nueve mil millones de habitantes. Entre los grandes retos que asumirán los habitantes del planeta se encuentran temas de contaminación, de habitabilidad en las grandes urbes, de economía y concentración de la riqueza y, principalmente, de alimentación.

“Tendremos una tercera parte más de personas en el planeta y nuestros recursos son muy limitados”, dice Érika Gil, quien, junto con Magali Díaz, es cofundadora de Winko, un emprendimiento que quiere buscar una respuesta a este problema.

Winko se enfoca en la proteína de insectos como una alternativa viable, pues, de acuerdo con Gil, los insectos resultan ganadores en la ecuación nutrición-recursos, es decir, el aporte nutricional es alto y la inversión de recursos para obtenerlos es realmente baja en comparación con otros tipos de fuentes proteínicas.

Magali y Érika se conocieron desde sus años como estudiantes de la carrera de Ingeniería Química, y se reencontraron unos cuantos años después para darle vida a este proyecto.

Lo primero que hicieron fue ponerse a estudiar diversas opciones de insectos que tenían a la mano, lo cual no representó un gran problema: en Latinoamérica, en general, el consumo de insectos no es ajeno a las dietas de algunas comunidades en países como México, Ecuador o Brasil.

“A la hora de decidir qué tipo de insecto queríamos usar nos guiamos por el perfil nutricional. Los chapulines ofrecen el mejor precio y representan el mejor producto considerando temas de nutrición, ambientales y hasta de versatilidad”, explica Magali Díaz.

La experta asegura que entre 70 y 80 por ciento de cada chapulín se convierte en proteína, mientras que su costo por kilo es más accesible que los escamoles, los jumiles o los gusanos de maguey, por mencionar algunos ejemplos de insectos que suelen ser parte de la dieta en México.

Además de proteína, los chapulines cuentan con otras bondades, como el Omega 3, el hierro y el calcio.

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Botanas
Winko

Un reportaje de 2015 del diario El País dice que la FAO dice que los insectos forman parte de la dieta tradicional de unas 2 mil millones de personas, que hay mil 900 especies de insectos comestibles y que éstos, además de proteínas, aportan grasas buenas al organismo.

También dice que cambiar la dieta no es cosa fácil. 

No es como que mañana todo el mundo se convierta a los hábitos de freír insectos o de echarle aguacate a las hormigas, sino que esto requiere de un proceso en el que primero se tiene que aceptar como válido y cotidiano un alimento.

De ahí que Winko lo que hace es convertir al chapulín en una harina fina, pulverizan al insecto para agregarlo a una botana común, en este caso, unos churritos.

“Con esta proteína molida lo que hacemos es fortificar un alimento que en su naturaleza es bajo en proteína. Los churritos son de amaranto con linaza, y les agregamos la proteína de chapulín para alcanzar un porcentaje muy bueno de nutrimentos”, explica Díaz.

Aunque parezca una cifra descabellada, hay cerca de mil millones de personas en el mundo que padecen hambre. El hambre es una pandemia que afecta a los ciudadanos que son invisibles para la mayor parte del mundo civilizado.

En su libro “El Hambre”, el cronista argentino Martín Caparrós recuerda que cada día mueren unas 25 mil personas por causas relacionadas con el hambre (desnutrición, inanición, enfermedades que no progresarían en sistemas inmunológicos bien nutridos).

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De ahí que es necesario que las nuevas formas de alimentación se vuelvan accesibles para la mayor parte del mundo. Y si en algo se puede equilibrar el planeta con dinero con el planeta sin dinero es en la presencia de insectos. Sólo hace falta llevar el conocimiento, los procesos y los recursos necesarios para extraer esas proteínas.

“La carne de res, por ejemplo, tiene 30% de proteínas, no tiene fibra y en cuanto a recursos que se requieren para crecer un animal, hablamos de 10 mil litros de agua por kilo; un chapulín solo necesita 10 litros de agua por kilo”, ilustra Gil.

Cada bolsita de Wichos (como se llama el producto principal de Winko), aporta 10 gramos de proteína, por lo que promete no solo una botana nutritiva, sino también la suficiente saciedad como para evitar la comida chatarra el resto del día.

“Nuestro plan para el futuro es llegar a más gente, nuestra misión es poder nutrir a más personas y ofrecer esta opción para que la gente pueda darse un gusto sin sacrificar su bolsillo”, apunta Díaz.

La propuesta de Winko se ofrece en algunas tiendas de la Ciudad de México y en la página del proyecto, www.winko.co. Ahí, en su página oficial, se lee una leyenda que puede anticipar un futuro de nuevas fuentes alimenticias: “come insectos y verduras”.

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