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El autosabotaje de Presidencia en su 4to. Informe

05-09-2016, 11:33:23 AM Por:
El autosabotaje de Presidencia en su 4to. Informe fifu

La invitación a Donald Trump fue una decisión que desapareció cualquier esfuerzo de comunicación positiva, y el nuevo formato se quedó en una buena intención, mal ejecutada.

Llegó septiembre y con él, el nuevo Informe de Gobierno del Presidente de la República. De nuevo, nos enfrentamos a uno de los aspectos más críticos del sexenio: el manejo de la comunicación y la gestión de los mensajes frente a acontecimientos relevantes por parte de la Presidencia. En un intento por “contar las cosas buenas que no se cuentan”, los tiempos, la agenda mediática y la propia gestión no ayudaron a que se cumpliera el cometido, sino que provocaron que se despertaran las inquietudes en sentido contrario. A continuación analizo algunos puntos clave:

La falta de una figura presidencial fuerte y sólida

Aunque la democracia mexicana ha evolucionado y, por consecuencia, la figura del Presidente de la República ha perdido el halo de invencibilidad y absoluta pleitesía que la caracterizaba hace algunas décadas, es necesario que exista siempre un líder. Es decir, como sociedad, requerimos la referencia de una figura fuerte y sólida como guía del país: ese es el Presidente. Sin embargo, ante los acontecimientos recientes, hemos visto desdibujada esta posición, viviendo los más bajos indicadores de reputación y aceptación, y llevando su credibilidad un punto crítico. En conclusión, a los ojos de este nuevo informe de gobierno, se extraña y nos hace falta una figura presidencial firme, convincente e imponente, una representación del México que queremos

El mal manejo de la agenda mediática

Más allá de la muerte de Juan Gabriel que cubrió casi todos los espacios noticiosos en México, la propia Presidencia de la República vivió un autosabotaje a unos días de presentar el Informe de Gobierno. Es decir, las propias autoridades del país se encargaron de tomar decisiones que empañaron, y prácticamente desaparecieron, cualquier esfuerzo de comunicación positiva en este nuevo informe.

Por más que se quisieran contar “las cosas buenas que no se cuentan, pero cuentan mucho”, la invitación a Donald Trump por parte del Presidente Peña, su reunión al nivel de un jefe de estado, las imprecisiones en el discurso y las historias que entretejen quién fue el de la idea de traerlo a México, sentaron un precedente negativo que nada, ni nadie, pudo eliminar. Analistas, medios de comunicación nacionales e internacionales y sociedad en general, se volcaron en voz unánime de rechazo a esta decisión. ¿Después de esto, alguien puede hacer caso a alguna “buena noticia”? La respuesta es no. La agenda estaba establecida por ellos mismos, mal, pero ya estaba hecho y no hubo manera de rescatarlo.

También puedes leer: .Los errores de comunicación de la reunión Peña Nieto-Trump

Un formato con buena intención, pero ejecutado erróneamente

En cualquier esquema democrático se antoja deseable, e incluso necesario, que las autoridades dialoguen con sus gobernados, en un ejercicio de apertura y crítica constructiva con rumbo a mejorar el país. Esto quiso hacer el Presidente de la República, al abrir un encuentro con jóvenes para hablar sobre lo hecho en este cuarto año de gobierno. Sin embargo, de nuevo, el diseño, gestión y ejecución del ejercicio provocaron su falta de legitimidad y, por lo tanto, poco valor se dio a lo dicho ahí.

Bastaba con escuchar las primeras preguntas –que parecían hechas a modo- y oír a un joven decir que “gracias a usted tenemos todo” (frase poco afortunada, dadas las condiciones socioeconómicas de México en este momento), para perder la credibilidad. A la par, en redes sociales corrían imágenes de jóvenes priístas que –casualmente- habían sido elegidos para estar en el foro, lo que contradecía el discurso de apertura y de que era una muestra representativa de la juventud de nuestra nación. Sumemos que, estratégicamente, los medallistas olímpicos estaban en primera fila (claramente había que aprovechar la oportunidad de lo fresco de esos “éxitos mexicanos”) y que aunque la declaración era que había jóvenes de 15 a 29 años, muchos de quienes aparecían a cuadro rebasaban esa edad. 

Después, Enrique Peña Nieto abordó el tema del plagio en sus tesis, a lo cual respondió que “la hizo en máquina de escribir y que fueron errores metodológicos”, lo cual fue retomado instantáneamente en redes sociales con tono ácido. Y finalmente, para cerrar con broche de oro, surgieron los memes del día cuando, como respuesta a pregunta hecha por Facebook, el Presidente de la República mencionó que invitó a los candidatos presidenciales de Estados Unidos, entre los que destacó “a la señora Hillary Trump”. 

El enemigo está en casa

De desacierto en desacierto, de un mal diseño del discurso, de respuestas forzadas y poco creíbles, la comunicación de la Presidencia de la República se consolida a sí misma como su principal opositora y quien más daño le está haciendo a la figura que encarna el Poder Ejecutivo en su máximo nivel.

Como siempre lo repito en este espacio, todo surge de los hechos. Sin embargo, lo que comuniquemos va a modificar la percepción que la gente tiene sobre lo que acontece. En este caso, la historia de decisiones cuestionables por parte del Ejecutivo, se suma a un manejo reputacional y de percepción poco estratégico, que responde a las necesidades del momento, sin proyectar una visión de Estado.

En resumen, uno de los más grandes errores en nuestra disciplina es hablar sólo de lo que queremos abordar, sin pensar en lo que motiva a quien nos escucha y en sus intereses. Es decir, necesitamos ponernos en los zapatos del receptor de nuestro mensaje para lograr la sincronía y conexión necesarias para formar un frente común. El resultado de no pensar en la ciudadanía y el impacto en imagen y aceptación de lo que hemos mencionado, es una opinión pública enardecida, dura y menos tolerante ante cualquier acontecimiento (del tamaño que sea). Así el estado de la comunicación al cumplirse cuatro años al frente del poder. 

La autora es Socia Directora de Tolko Comunicación, firma de comunicación estratégica y relaciones públicas. Cuenta con 15 años de experiencia en el ámbito corporativo y es consultora para organizaciones nacionales y trasnacionales, PyMEs y ejecutivos. Locutora y catedrática. 

autor Socia Directora de Tolko Comunicación. Es consultora para organizaciones nacionales y trasnacionales, PyMEs y ejecutivos.
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