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Atentados en Bruselas: El juego de lo previsible

23-03-2016, 4:25:19 PM Por:
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Lo que al parecer sigue sin quedar claro es que ISIS no está afuera, está dentro: es Occidente mismo. Ni todo vino del exterior, ni son los malos de siempre.

Los atentados perpetrados este martes por ISIS en el aeropuerto y metro de Bruselas, Bélgica, solo confirman el macabro escenario de lo posible: todo era cuestión de tiempo, hecho desestimado al parecer de nuevo por los sistemas de seguridad belgas y franceses. Los actos provocaron la muerte de 31 personas, de las cuales 20 habrían muerto en un vagón del subterráneo, 11 en el aeropuerto de Zaventem (donde hubo doble estallido) de Bruselas y más de 150 resultaron heridas. ¿Con quién es  la guerra de Europa?

Como señalamos, en el caso de los fatídicos hechos de París el 13 de noviembre último, más temprano que tarde ocurriría otro hecho lamentable. El Estado Islámico (EI) o ISIS, se atribuyó los atentados mediante la agencia AMAQ, supuesta voz del EI mismo.

Pero lo que al parecer sigue sin quedar claro es que ISIS no está afuera, está dentro: es Occidente mismo, así como sus sistemas mediáticos de manufacturación del consentimiento sobre un enemigo externo abominable. De nuevo quieren que creamos lo que ellos quieren: que todo vino del exterior, por los malos de siempre. En términos mediáticos, como hemos insistido, 80% de la información la controlan las estadounidenses UPI y AP, mientras que el resto lo controlan la británica Reuters y la gala AFP. Esta última asumirá la cobertura completa de los condenables actos de Bruselas. Llevará pues, mano en el caso.

Como analogía de la Peste Negra (1346-1350) (la cual obligó a suspender temporalmente la Guerra de 100 Años entre Inglaterra y Francia), que llevó al autocastigo y persecución de enemigos pulverizados, pareciera que Europa asume el hoy como un fatídico caso de autoflagelación. Se optó también por la búsqueda de enemigos no identificados pero, al fin, externos y paganos.

La seguridad interna fue hecha añicos una vez más, mediante la población de origen musulmán pero con pasaporte belga, que simpatiza y se vincula con ISIS. La comunidad de origen musulmán es tan importante en Europa, como para suponer que no habría nuevos atentados en dichos países. La relación no es una ilusión, es una simulación (o negación cínica) para no atacar el problema de fondo: el mantenimiento de conflictos latentes que garanticen el negocio de la guerra. Con toda seguridad, habrá nuevos ataques en Siria, norte de Irak y venta sumaria de armas y despliegue de tecnología bélica de última generación.

Suena funesto, pero al parecer la población europea, como la mexicana, en el caso de la guerra antinarco, está condenada a sufrir el macabro formato de la costumbre de ver, vivir la muerte, como forma cotidiana de vida. Por duro y brutal que parezca, podría perder la capacidad de asombro y vivir al mismo tiempo en la zozobra interminable dentro de su propio flagelo. Los únicos que pagan son lo muertos y la ciudadanía en general.

Lo impredecible es que no ocurrieran los atentados, ante la jactancia occidental de la seguridad suprema. Los hechos ponen de nuevo en jaque a Europa, al desnudar la incapacidad de darle seguridad y protección a su población y fortalecer el juego de la farsa: hacer creer que el enemigo está fuera e increpar a la población para que permita y solicite el “castigo total del brutal asesino”. Estados Unidos y occidente, no van a cambiar ese formato.

¿Por qué no se castiga a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, países que financian directamente con el apoyo de occidente mismo a ISIS? No lo hacen, porque sería tanto como castigarse a sí mismos.

Occidente es el generador y financiador mismo de ISIS. No podemos ser inmunes a las mentiras: el enemigo fue construido y se reconstruye constantemente, en medio de un macabro escenario de zozobra interminable y expiación de culpas. Una vez más el entorno mediático, se convertirá en marca publicitaria (en medio de la tragedia: hay de nuevo “mucho que vender”.

Desafortunadamente, asistimos a otro fracaso en la reconstrucción del miedo: entrega de la libertad a cambio de una seguridad y protección fallidas. Finalmente, solo podemos decir que si Occidente quisiera acabar con el conflicto lo habría hecho desde hace tiempo y no sacrificaría a una población indefensa y sumida en la sublimación del miedo.

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