Buscador
Ver revista digital
Empresas

El desorden como origen del atraso…

04-08-2015, 10:55:50 AM Por:
El desorden como origen del atraso… fifu

¿En qué se parecen México y Turquía? Francisco Martín Moreno te explica su caos y propone: Crear la Unión Americana (México-Canadá) y buscar a un estadista.

El nivel de atraso de un país en muchas ocasiones se puede comprobar con tan sólo poner un pie en la calle. Los ojos del turista, en este caso al salir del aeropuerto, le permiten anticipar varias conclusiones: donde hay desorden es porque fallaron los controles oficiales y donde fallaron los controles oficiales, el caos y la corrupción se convierten en eficientes agentes del atraso, al destruir los sistemas de impartición de justicia imprescindibles para dirimir los desacuerdos ciudadanos en términos de lo dispuesto por la ley, la base de la prosperidad entre las naciones.

Me explico: hay una gran diferencia entre llegar a Amsterdam o a Estambul y no sólo porque el ingreso per cápita turco sea de 19,000 dólares (una tercera parte del territorio turco tiene un PIB de 4,000 dólares) contra el holandés, de 50,000. Tampoco por las abismales distancias en materia educativa y cultural. No, el atraso se palpa al salir de migración y echar un ojo a la indumentaria humilde y desaseada de personas que vociferan empujándose los unos a los otros mientras agitan papeles con nombres extraños, escritos a mano en busca de amigos, parientes o socios que vienen a esperar a la terminal aérea que no ha sido modernizada con el paso del tiempo.

El contacto con el desorden se vuelve a manifestar al tomar taxis que se disputan el espacio y la clientela, sin respetar en orden la hora de llegada de los vehículos de sus colegas que pudieron haberlo hecho antes a recoger pasajeros. Sálvese quien pueda.

Claro que el amable lector que pase la mirada por estas líneas bien podría aducir al comparar Berlín con la ciudad de México que el orden en la capital alemana es muy superior al del DF y que al poner un pie en la calle o tomar un taxi en una u otra ciudad existen diferencias abismales.

Sí, cierto, sólo que podrían preguntarme, ¿pero en dónde es más feliz la gente, en el tradicional desorden latinoamericano o en la disciplina y el rigor teutónico? ¿Quién tiene un mayor ingreso per cápita, los alemanes o los mexicanos? Es clara la respuesta, pero nuevamente, ¿quién es más feliz? Los mexicanos, de acuerdo a los estándares mundiales, gozamos de un respetabilísimo tercer lugar en materia de felicidad. De modo que, ¿es más importante el dinero que la dicha…?

En Estambul el tráfico es caótico, tal vez más complicado que en la ciudad de México que también marcha al garete con el actual Jefe de Gobierno.

Los automóviles ingresan a gran velocidad por calles muy estrechas y en sentido contrario sin conceder el menor respeto al peatón que puede perecer atropellado salvo que ponga toda su atención al cruzar las calles; en donde los vehículos se estacionan en lugares prohibidos o en doble y triple fila para de repente precipitarse aceleradamente en reversa, sin medir los daños que podrían ocasionar a los peatones distraídos.

¿Más ejemplos? Los meseros atienden con relojes europeos que son copias chinas de los originales y los mercados están llenos de artículos falsificados, una prueba de la ausencia de respeto a los dueños de la marcas y a la propiedad industrial.

¿Si en un país no se respeta la ley, como pretende que lo espeten en el exterior? En la entrada del museo Topkapi, el palacio de los sultanes, en donde se pueden contemplar las joyas más impresionantes existentes sin olvidar las de la reina de Inglaterra -exhibidas en la Torre de Londres-, se encuentran varios aparatos despachadores de boletos de ingreso para evitar las colas en las taquillas. Ninguno funciona. Hacer cola se impone.

Otro dato turístico consiste en la visita al harem de los sultanes en donde dichos sujetos absolutamente despreciables, instalados en una riqueza grosera mientras su gente moría de hambre, convivían con más de mil concubinas encerradas en habitaciones parecidas a cárceles de oro. Una vergüenza del género humano.

La Unión Europea (UE) lleva muchos años, ahora más de 30, imponiendo obstáculo tras obstáculo a Turquía, salvo como Estado Asociado, para ingresar de lleno a sus filas con todos los privilegios.

El primero se debe a su situación geográfica ya que sólo se permite la entrada a estados europeos y al estar Turquía ubicada en Asia, estaría descalificada por más que aleguen que una pequeña parte de su territorio es europeo. ¿Curiosamente Georgia y Armenia sí están consideradas geográfica y políticamente dentro de Europa… Raro al menos, ¿no…? )

En la UE se ventilan muchas suspicacias porque Turquía cuenta entre sus vecinos nada menos que a Irán, Irak y Siria y los eurodiputados no pueden ocultar su preocupación de entregar abiertamente pasaportes europeos a los turcos y que entre estos se puedan llagar a dar filtraciones de nacionales de los países citados; tal vez hasta integrantes camuflados del terrible Estado Islámico que degüella a turistas y periodistas extranjeros, entre otras espantosas modalidades.

En segundo lugar, Turquía es un país musulmán culturalmente hablando y en la Unión Europea los países son de extracción cristiana proclives a la laicidad. Y en tercer lugar, otro obstáculo serio, es la ocupación que los turcos aún mantienen en el norte de la isla de Chipre, una invasión inadmisible en el seno de la organización moderna europea.

¿Resumen? Turquía no forma parte de Europa. Turquía no es cristiana. Turquía es cuestionada por la falta de respeto a la dignidad humana, a la igualdad y a los derechos civiles. Baste decir que Turquía llegó a solicitar que si ganaba la sede para los juegos olímpicos de verano propondría dos albercas para natación y clavados, de modo que no se mezclaran hombres y mujeres en trajes de baño… ¿Y la igualdad? ¿Y el respeto?

En Turquía no se encuentra normalizada la libertad de prensa, dado que se arresta a los periodistas de la oposición. Tampoco respetan integralmente las elecciones, se censura el internet y se discrimina a las minorías, inconvenientes muy serios en materia de derechos civiles y políticos prácticamente insalvables en el modernísimo parlamento europeo reacio, justificadamente, a hacer excepciones.

México también vive en el desorden

Y por ello también estamos sepultados en el atraso. La autoridad corrupta no respeta al ciudadano y el ciudadano igual de corrupto, porque soborna a la autoridad, tampoco la respeta.

¿Resultado? El caos. ¿A dónde va un país en donde nadie respeta a nadie como nos ocurre a nosotros? ¿Sálvese el que pueda? ¡Claro que sálvese el que pueda! Ejercicio que obliga a tomar cualquier género de medidas con tal de alcanzar la salvación, lo cual implica un rompimiento con la sociedad y con el gobierno.

Fractura cuyos resultados también se observan con salir a la calle o comprobar la existencia de más de la mitad de la población postrada en la pobreza y en la ignorancia. ¿Por qué no nos tomamos de la mano todos los mexicanos orientados a un solo propósito: hacer patria.

¿Pero qué es la patria para un Chamula…? ¿Verdad que el desorden es el origen del atraso? ¿Quién va a venir a imponer el orden, otro Porfirio Díaz u otro Victoriano Huerta, para hacer estallar una nueva revolución? No, necesitamos fundar una nueva República, un nuevo pacto social, una segunda República administrada de acuerdo a la ley y de ninguna manera una mano fuerte, un puño de acero que acabe por dirigirnos a un nuevo movimiento armado.

Crear la Unión Americana, ¿una solución?

Todo lo anterior me lleva a pensar de manera inevitable en México. Si Francia renunció al franco, España a la peseta, Alemania al marco e Italia a la lira, ¿por qué en América no armamos una Unión Norteamericana, como un paso subsecuente al TLC, y establecemos, junto con los canadienses solamente, al dólar como moneda única.

Aunque todavía no se derrumben las fronteras, como acontece en Europa, podría empezar a abrirse gradualmente, paso a paso, el tráfico de mercancías e ir formando una organización similar a la europea con un supremo tribunal de apelaciones en Ottawa, en San Francisco o en Chihuahua, como el de Estrasburgo.

Daríamos un paso enorme en materia de impartición de justicia, equipararíamos sistemas tributarios y gozaríamos de enormes avances en materia de derechos civiles y políticos, además de acceso a enormes recursos financieros, cuyo gasto estaría supervisado por instituciones supranacionales.

¿Qué soy un traidor a la patria por renunciar al peso? ¿Los españoles lo fueron por hacerlo con la peseta? Es la hora de poner la mirada en el futuro con la visión y audacia de un estadista y sin complejos, sólo que ¿dónde están los estadistas mexicanos? ¡Se busca un estadista mexicano! ¿Dóoonde estáaa un estadistaaaa Mexicanoooo?

autor Escritor, novelista, articulista y conferencista mexicano. Autor de 27 novelas históricas.
Comentarios