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De Opinión

El ridículo abuso de poder del FBI en las elecciones de EU

07-11-2016, 11:22:45 AM Por:
El ridículo abuso de poder del FBI en las elecciones de EU fifu

El FBI cerró las investigaciones contra Hillary Clinton, tras reabrirlas apenas unos días antes; sin embargo, el daño está hecho, y puso en vilo lo que parecía una victoria cantada de la candidata demócrata.

Hace unas semanas, tras el tercer debate entre los candidatos (principales) a la presidencia de Estados Unidos, dijimos que, a menos que se diera un golpe informativo, Hillary Clinton se perfilaba como ganadora. Tenía las ideas, la templanza, el momento. Parece que pasaron eras desde entonces.

El golpe se dio, cortesía de la policía federal estadounidense, el FBI, que a través de un rarísimo correo de su director James Covey al Senado dijo que reabriría el caso de los famosos correos electrónicos que la exsecretaria de Estado enviara a través de su cuenta personal en lugar de utilizar la oficial, durante su periodo en esa cartera, hace un par de años. El gesto hizo recuperar no sólo el ánimo entre los partidarios de Donald Trump, sino que pareció desmoralizar a los votantes demócratas. Las encuestas se volvieron a emparejar: los expertos calculan que Clinton perdió tres puntos en una semana.

Así, los medios comenzaron a dibujar escenarios más reales sobre una posible victoria de Trump y sus consecuencias para el mundo, a la vez que se cuestionaba el papel de injerencia electoral de una entidad policiaca. Al fin y al cabo, hay que recordar que los “crímenes” de Hillary Clinton no van más allá de poner en riesgo documentos clasificados por el uso de un correo personal. Nunca fueron más, no estamos hablando de ningún Javier Duarte aquí.

Finalmente, este domingo vendría un nuevo y ridículo comunicado del mismo FBI, reiterando que, tras nuevamente leer correos adicionales de la candidata, no hay caso qué perseguir. Así son los titulares con los que abre la prensa y los noticieros estadounidenses y del mundo este lunes 6 de noviembre. El FBI se metió en el proceso electoral estadounidense sin suficientes motivos y su retractación absurda pretende lavarse las manos por un hecho sin precedentes.

Nadie sabe si hay tiempo para, en un solo día, regresar la perspectiva de Hillary Clinton a los niveles previos a este golpe policiaco. Lo que resulta evidente, y debiera ser alarmante para los ciudadanos estadounidenses, es que una institución gubernamental poderosa, manejadora de información de millones de personas y cada vez con más facultades para inmiscuirse en sus vidas privadas, se movió por si sola para intervenir en la elección de su gobierno. Tal vez en la democracia estadounidense todo se vale, en términos de participación de los funcionarios del gobierno en el proceso electoral, desde Barack Obama para abajo, pero estamos hablando de la policía, por Dios.

No es la primera vez que el FBI utiliza su poder y capacidad de inteligencia para fines políticos, pues su fundador J. Edgar Hoover dispuso de tal instituto como quiso durante años. Sin embargo, se trata de una entidad cada vez más poderosa y capaz de reprimir a quien se considere una amenaza, ya sea para su director o para sus mandos superiores. De acuerdo con un artículo reciente de The Guardian, el FBI está plagado de enemigos de Hillary Clinton. El más reciente exceso en su contra marca la posibilidad de que el organismo se ensañe con cualquier otro enemigo político o personal de sus directores.

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Así de grave es lo sucedido. Hubo injerencia policiaca en contra de una candidata a la presidencia. Mientras tanto, aún creemos que Hillary Clinton ganará este martes, cortesía de las minorías más afectadas por el discurso de Donald Trump y un grupo bastante más grande: el de las mujeres. Pero aguardemos, no vaya a ser que en esta especie de novela barata que llamamos proceso electoral todavía quede alguna revelación escandalosa.

Concluido el circo, los líderes serios que queden en Estados Unidos acaso deban plantearse reformas electorales y políticas que restrinjan a sus aparatos policiacos a todos los niveles y de paso revisar su sistema penal y carcelario. Porque hay años como estos, en los que parece que ese país camina lentamente hacia terminar con su democracia. Lo decimos desde un país que ha luchado tanto por lograr una democracia sana, que aún no llega.

autor Periodista
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