El país necesita poner en marcha una estrategia duradera en el tema de seguridad
El desafío principal del gobierno será restablecer la paz en el país y esto solo será posible con el apoyo del ejército.
Tras 18 años de lucha contra la violencia, el gobierno no ha sido capaz de abatir el problema de la inseguridad y no ha logra- do desarrollar una policía confiable. El gran inconveniente ha sido una falta de visión a largo plazo en materia de seguridad y, lamentablemente, cada gobierno pone en acción sus planes sexenales contra la inseguridad, que no son ni remotamente tomados en consideración por gobiernos posteriores.
México carece de una propuesta transexenal que esté blindada de los intereses de los presidentes y gobernadores, así como de las luchas partidistas. El presidente Andrés Manuel López Obrador encara la responsabilidad de liderar una nueva estrategia, ahora con la Guardia Nacional; sin embargo, la responsabilidad es de todos los políticos, los partidos, los que asesoramos a este nuevo gobierno; y, lo más importante, es que exista un compromiso duradero y que se mantenga una continuidad en la estrategia, más allá de protagonismos y vanidades políticas.
México hace frente a una emergencia nacional en materia de seguridad. El gobierno ha comprendido bien esta premisa y sobre ella ha construido una gran Guardia Nacional con disciplina militar. Es, sin duda, una salida pragmática, pensada como una acción inmediata, pero que a la vez puede dar resultados en el largo plazo.
El desafío principal será restablecer la paz en el país y esto solo será posible con el apoyo del Ejército, ya que posee la experiencia necesaria de mas de 18 años de combatir la inseguridad en México. Lo positivo a resaltar es que el Ejército y la Marina capacitarán a todos los elementos que la integrarán a través de su gran efectividad, ya que posee toda la estructura logística, operativa, administrativa, militar, médica, de ingeniería y de sanidad para poder hacer un Cuerpo militarizado que NO es militar, como mucha gente supone.
Todo esto deberá realizarse a través de un Colegio Nacional de mandos policiacos, estructurado bajo un esquema de protocolos con premios, ascensos y beneficios económicos. El problema de las policías es que ejercen la profesión de manera temporal y los mandos duran el mismo tiempo o menos que un gobernador o un presidente municipal, por lo que no existe la necesidad de hacer las cosas bien ni se presentan las condiciones para verlo como una carrera profesional, tal y como sucede con el Ejército.
Los nuevos elementos de la Guardia Nacional deben recibir una formación que los convierta en verdaderos profesionales que aspiren a una mejor condición de vida mediante salarios equiparables a los del Ejército Mexicano.
La Guardia Nacional deberá implementar también un programa de costo-beneficio, máxime si ya sabemos que puede tener un presupuesto de más de 20,000 millones de pesos por año. Dicho programa deberá medir cuánto nos está costando la seguridad pública y cuál es el retorno de inversión.
La Guardia Nacional ayudará a construir un camino de seguridad para México, pero no lo hará sola: se requieren otras herramientas, como la implementación de programas de combate a la pobreza, la generación de programas permanentes de empleo, la atracción de inversión extranjera, etc., y esto no solo es tarea del gobierno, sino de todos los mexicanos.
Más adelante, el país requerirá ser dotado de instituciones modernas de seguridad pública y de procuración de justicia, indispensables para la operación de un Estado de Derecho democrático. Finalmente, lo que se busca de verdad son resultados duraderos y a largo plazo; por lo que la estrategia tiene que incluir también una constante inversión en salud, educación y generar fuente de trabajo para todos.
