El IMSS termina el sexenio con estos (grandes) pendientes
Algunos indicadores básicos de atención al derechohabiente se deterioraron o se mantuvieron igual que el sexenio anterior.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es, por mucho, la institución más ligada con la salud y el bienestar físico de los mexicanos.
De acuerdo con sus estadísticas, al cierre de 2023 atiende a un total de 71 millones de mexicanos.
Si consideramos que el total de la población en el país alcanza prácticamente los 130 millones de personas eso quiere decir que el IMSS es responsable de la salud del 54.6 por ciento de la población mexicana.
Lo anterior sin contar con el hecho de que la institución está ligada al programa gubernamental denominado IMSS Bienestar, que sustituyó al fracasado INSABI. Por medio del IMSS Bienestar se atienden a otros 24 millones de mexicanos.
Es decir, en total 95 millones de mexicanos son atendidos por el IMSS, equivalente a 73 por ciento de la población.
En este sexenio se destinaron cifras históricas para el IMSS y los programas de salud ligados a la institución.
Tan solo en este año, se destinarán 723 mil millones de pesos, equivalente a 13 por ciento adicional a lo destinado en 2023.
En este sexenio el presupuesto del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) consideró cuatro pilares fundamentales: prioridad a la atención médica, ampliación de la infraestructura, modernización operativa y fortalecimiento financiero.
Indicadores rezagados
Sin embargo, algunos indicadores básicos de la institución se deterioraron en este sexenio, especialmente los relacionados con la atención a los derechohabientes.
Esto significa que la demanda de servicios sigue rebasando la capacidad de la institución y que este sexenio no bastó con el apoyo financiero, sino que debe impulsarse más la generación de infraestructura y el capital humano. Con sus pocos más de 300,000 empleados, es un hecho que el IMSS está muy rebasado para poder atender con la calidad y oportunidad necesarias a los 95 millones de personas que demandan sus servicios.
Así, el deterioro de algunos indicadores de servicio y atención es preocupante.
Por ejemplo, en 2018 el tiempo promedio de espera para un paciente que requería algún tipo de procedimiento quirúrgico era de 10 semanas, mientras que para 2023 este indicador se ubicaba en 12 semanas, hoy quienes requieren una operación tienen que esperar más tiempo.
Las 12 semanas se ubican por debajo del promedio del resto del sistema de salud en México, que es de 15 semanas, pero no es en modo alguno un consuelo.
Solo como dato, podemos señalar que el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) se encuentra mucho peor, ya que su promedio pasó de 13 a 14 semanas.
Los promedios de atención en clínicas han mejorado con su sistema de citas, pero cabe señalar que las citas no son para todos los derechohabientes, sino únicamente para aquellos que están bajo control por enfermedades crónico-degenerativas como diabetes, hipertensión, etc. En este caso las citas son mensuales, pero en los demás casos las consultas médicas tienen una espera promedio de 3 meses, no muy distinto a los 3.5 meses que se promediaba el sexenio pasado, según la estadística de la institución.
Todos sabemos que los médicos son insuficientes para la atención de los derechohabientes, pero otro indicador, este difundido por el Foro Mundial de Seguridad Social, al que el propio IMSS pertenece, muestra la disparidad entre nuestro sistema de salud, concretamente con el IMSS, y uno de primer mundo, como (ya saben el porqué de la comparación) el de Dinamarca.
Por ejemplo, en México existe un especialista médico por cada 2,780 habitantes, mientras que en Dinamarca existe un especialista por cada 386 habitantes.
Claro, Dinamarca es un país de apenas 6 millones de personas, pero en ocasiones el tamaño de una nación es utilizado para desvirtuar sus avances.
Si pudiéramos comparar por ejemplo el tamaño de Haití, un país con 11.8 millones de habitantes, veremos que el último dato conocido de 2010 hablaba de un especialista médico por cada 78,000 habitantes, una cifra demoledora que muestra los atrasos en esta parte del mundo.
Abasto de medicinas, gran pendiente
Otro gran problema del IMSS, y del sistema de salud mexicano en general, es el desabasto de medicinas registrado en el sexenio. De acuerdo con datos recabados por el colectivo Cero Desabasto, en 2023 el instituto negó 4.3 millones de recetas y 800 mil fueron surtidas parcialmente, dando un total de 5.1 millones de recetas no surtidas efectivamente.
Esta cifra es una mejora con respecto a 2022, cuando no se surtieron unas 12.4 millones de recetas, y se ve mejor con respecto a 2021 (en plena emergencia sanitaria), cuando dejaron de surtirse 22 millones. Pese a estas mejoras, el IMSS aún está lejos de las cifras de 2018, antes de empezar el actual sexenio, cuando se negaron solamente 1.4 millones de recetas; es decir, el IMSS tenía una tasa de surtimiento efectiva de 99.3%
Así, nuestro IMSS tiene retos de cara a la próxima administración, que debe enfrentar, especialmente los relacionados con la mejora de sus servicios que este sexenio por más que se diga, no mejoraron considerablemente respecto a las deficiencias de otras épocas.
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