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Economía

Volvieron los altos precios del petróleo, y se quedarán hasta 2023, prevé Goldman Sachs

28-09-2021, 9:02:02 AM Por:
© Depositphotos

La economía del mundo está en una encrucijada: Si sube demasiado el precio del petróleo es malo; y si baja, también.

El rally de los precios del petróleo se mantendrá los próximos meses y es previsible que la cotización del petróleo Brent, del mar del norte, llegue a los 90 dólares por barril, según la nueva estimación de la correduría Goldman Sachs.

De hecho, ayer lunes los precios del crudo Brent marcaron máximos no vistos desde prácticamente hace tres años, octubre de 2018, y rozan ya el nivel de 80 dólares el barril.

Los analistas de Goldman Sachs consideran que a este rally le queda más camino por recorrer, por lo que han elevado sus proyecciones para la cotización del hidrocarburo en esta modalidad. Esperan que hacia finales del presente año toque niveles de 90 dólares por barril. De cristalizarse la expectativa, el avance que le queda por recorrer al mercado es de cuando menos 12.5 por ciento adicional a lo registrado este inicio de semana.

Goldman Sachs mantiene una postura alcista para el mercado petrolero desde hace varios meses: los analistas de la empresa consideran que el actual déficit global relacionado con la oferta-demanda de petróleo es mayor de lo que se piensa, generado por la recuperación de la demanda global y pese al impacto de la variante Delta del coronavirus, eso impulsó los pedidos de petróleo más allá de lo previsto y provocó que la oferta global fuera rebasada cuando menos por un tiempo.

Y no sólo es el Brent, la otra modalidad influyente del mercado, la del WTI, aumentaría su precio de igual modo, estamos frente a un mercado plenamente alcista ni duda cabe, según los especialistas del banco estadounidense.

Así, la expectativa de Goldman Sachs para el WTI hacia finales de este año es de 87 dólares por barril, con una proyección en 78 dólares para el año que viene. Hacia 2023 el promedio se ubicaría en 82 dólares. Es decir, la expectativa de precios altos abarca un periodo extenso de tiempo, prácticamente los próximos dos años, con todo y una previsible y paulatina recuperación de la oferta en el mercado.

¿Por qué?

Lo relevante no es tanto el hecho de que los precios del petróleo serán altos en los próximos años, o no es lo único, sino las causas que provocarán este aumento de precios en el mercado. Probablemente tenga un impacto constante en las economías del mundo.

Y, además, puede ser un factor con múltiples variantes. Por un lado, la demanda se catapultó en forma inesperada para el mercado petrolero, sobre todo por las economías industrializadas cuyas poblaciones una vez desconfinadas plenamente desataron un incremento de bienes y servicios que la ruptura de las cadenas productivas, provocadas por la pandemia, se han visto imposibilitadas de poder cumplir a cabalidad, al menos en estos meses (automóviles, electrodomésticos, electrónicos, etc),

Pero si la demanda de petróleo es un problema, ¿por qué no incrementar la producción si desde hace años el mundo registra exceso del hidrocarburo? Recordemos que incluso la OPEP ha puesto límites a su base productiva y la ha ratificado en diversas ocasiones.

Aumentar la oferta del petróleo en el mundo, es decir, inundar de petróleo a las economías, provocaría una ralentización que descarrilaría la recuperación hoy vista. De hecho, se estima que para el año siguiente los crecimientos del PIB en la mayoría de los países entrarían en su fase de crecimiento inercial observado hasta antes de la pandemia, es decir, muy cercanos al 2 o máximo 2.5 por ciento, con o sin petróleo.

Paradójico, pero el precio del petróleo es un problema para la economía del mundo tanto si sube demasiado como si baja mucho Si hay exceso de oferta o si existe mucha más demanda. Lo que vivimos hoy es uno de los momentos más críticos para la economía del planeta, y en ocasiones se nos olvida.

El aumento de los precios del petróleo representa mayor presión sobre la inflación, y un aumento sobre la inflación significa políticas monetarias más restrictivas y como consecuencia un menor apoyo a la actividad económica, con una contracción en la demanda.

¿Y México?

La situación en México no parece del todo favorable. Por un lado, la base productiva se mantiene más o menos estable desde hace varios años, pero no crecerá más. El objetivo de esta administración, de 2.6 millones de barriles de petróleo diario hacia el cierre, es decir en el año 2024, ha sido abandonada desde hace varios meses con la excusa de que se pretende ser más amigable con el medio ambiente; la realidad es que las condiciones de la petrolera local no lo permiten, llegar al objetivo iba a ser imposible.

Por otro lado, se dice que en unos meses México dejará de vender o exportar una parte de su producción para refinarla en el país y producir con ello algo de la demanda de energéticos que demanda la economía, pero falta ver qué proporción será demandada en el mercado nacional y qué tanto se sustituirá de las compras externas. Previsiblemente, México no tendría muchos beneficios por este aumento de precios del petróleo, sino por una menor dependencia de productos como gasolina, provenientes del exterior, y más cara.

En la ecuación, no cambian significativamente las cosas para nuestro país, no al menos superficialmente, porque los efectos que tenga el petróleo sobre la economía mundial para bien o para mal, llegarán al país sí o sí.

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