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Economía

Subsidios a gasolinas, una medida regresiva que beneficia a los más ricos del país

16-03-2022, 9:20:35 AM Por:
© Depositphotos

Las pérdidas recaudatorias por subsidiar precios de gasolina ascenderían hasta 554 mil millones de pesos, 4.7 veces lo que costó el AIFA.

Mantener (ficticiamente) estables los precios internos de la gasolina, o incluso bajos, es una medida regresiva, debido a que se favorece a los estratos sociales con mayores ingresos y atenta contra los programas y el gasto público supuestamente comprometidos en favorecer la economía popular.

Un análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) señala que el saldo neto de subsidiar los combustibles respecto a los ingresos petroleros por excedentes del aumento en los precios globales podría generar un costo equivalente a 2% del PIB.

Estos recursos, los subsidios, se usan para beneficiar a los más favorecidos, además de provocar alteraciones presupuestarias por la caída en la recaudación del impuesto aplicable a la venta de gasolinas.

Saldo neto de 89 mil mdp

De acuerdo con más cifras del CIEP, la pérdida recaudatoria durante 2022 derivada de los estímulos fiscales al Impuesto Especial Sobre Productos y Servicios (IEPS) ascendería a 554 mil 193 millones de pesos.

Este costo equivale aproximadamente al 2 por ciento del PIB, o lo que es lo mismo, 4.77 veces el costo que tuvo la construcción del próximo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), para el que se erogaron al final 116 mil millones de peeos, según las cifras recientes.

Por otro lado, el incremento en los ingresos petroleros debido a un mayor precio del petróleo durante el mismo lapso de tiempo sería de 643 mil 941 millones de pesos.

Así, el efecto o saldo neto entre los ingresos petroleros extras y los gastos por subsidios para gasolinas sería favorable por un monto de 89 mil 747 millones de pesos.

Medida regresiva e implicaciones de política pública

Pareciera que, con un saldo neto favorable, la medida gubernamental de subsidiar el costo de la gasolina en nuestro país es acertada para el grueso de la población.

Lo cierto es que en los hechos se trata de una medida regresiva que solo aumenta y es fiel reflejo de la desigualdad de ingresos en nuestro país.

En el análisis, se deriva que las personas que están en el Decil 10 de la población, es decir, el 10% de las personas que tienen los mayores ingresos, contribuyen con el 38.8 por cierto de la recaudación total del IEPS a gasolinas y diesel.

Esta proporción va bajando con los deciles; en el decil 5, es decir aquellos ciudadanos que tienen ingresos medios, contribuyen con el 5.1 por ciento de los ingresos totales por IEPS a energéticos, mientras que en el decil 1, aquellos que tienen los ingresos más bajos, la contribución total por el mismo concepto es de apenas 1.3 por ciento del gran total.

Así, queda plenamente confirmado que los subsidios al precio de las gasolinas benefician a quienes más tienen, lo que contradice la esencia del discurso del gobierno actual.

Sin embargo, podría pensarse de cualquier manera que, con un saldo neto favorable para el país, la medida seguiría siendo la correcta.

Hay otras implicaciones de política pública que dicen lo contrario.

Por ejemplo, el origen y destino de los ingresos.

Por un lado, al subsidiar el precio de la gasolina el efecto inmediato es un descenso de la recaudación ya que se deja de cobrar el IEPS, ya sea una parte o de plano al 100% tal como ha sucedido este año.

De acuerdo con el análisis del CIEP, esos recursos que se dejan de percibir pertenecen a la “bolsa general”, es decir al gasto disponible del gobierno para realizar políticas públicas, que no se llevan a cabo por el descenso en la recaudación.

Por el contrario, los ingresos petroleros se destinan por lo general a la operación de Pemex, es decir, no se reflejan en los recursos con los que el gobierno financia gasto para proyectos públicos.

La desigualdad de ingresos que generan los subsidios, es una de las graves consecuencias de largo plazo para la economía.

La “gasolina más barata del mundo”, espejismo

Esta semana el gobierno federal mexicano señaló “sentirse orgulloso” de que supuestamente el país tenga uno de los precios de la gasolina más barata en el mundo.

Lo anterior es posible porque se administra bien a Pemex y se ahorra medidas de austeridad, señaló el presidente del país.

Sin embargo, analistas expresaron que en realidad se trata de un espejismo y que además de beneficiar con subsidios a los más favorecidos, México no tiene precios tan bajos si se utilizan indicadores como la Paridad por Poder Adquisitivo (PPA).

Lo que sucedió es que en el estudio utilizado por el gobierno para presumir que tenemos una de las gasolinas más baratas del mundo se hacía una comparación entre nuestro país y algunas naciones europeas en su mayoría, e incluso Estados Unidos, lo que es un error, ya que no pueden compararse así a la ligera los escenarios de las distintas naciones.

No es el mismo poder adquisitivo y, por lo tanto, habría que igualar este indicador entre las diferentes naciones consideradas, con este ejercicio nuestro país no sale tan favorecido.

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