Buscador
Ver revista digital
Economía

Más allá de Roma: la cruel realidad de las trabajadoras del hogar

25-12-2019, 8:55:18 AM Por:
© Especial Trabajadoras del hogar

La película Roma ha impactado a México, pero también ha desnudado la realidad del trabajo doméstico y la violencia contra las mujeres que lo ejercen.

Este texto fue publicado originalmente el 21 de febrero de 2019

A sus 9 años, Petra Hermillo cambió las muñecas por la escoba y el trapeador. La pequeña aprendió a dormir en las casas de desconocidos e hizo del temor su compañía en los días de la infancia. A su corta edad, se había convertido en empleada del hogar.

“Tanto las niñas y las personas adultas son explotadas, son humilladas. Las niñas no se saben defender. Esas cosas son las que me duelen”, dice Petra Hermillo, fundadora de la Red de Mujeres Empleadas del Hogar de Guerrero, mientras las lágrimas resbalan por sus mejillas ante la realidad.

La historia de Petra es uno de tantos relatos que detrás del trabajo del doméstico. En México, existen 2.4 millones de trabajadoras del hogar y solo 2.6% están afiliadas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Tan solo durante 2017, el valor económico del trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados alcanzó un nivel equivalente a 5.1 billones de pesos, según el Inegi.

Las trabajadoras del hogar realizan sus actividades en condiciones precarias, ya que en la mayoría de los casos no cuentan con un contrato laboral ni prestaciones de ley.

El pasado 5 de diciembre, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió que las trabajadoras deben ser inscritas en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dependencia de salud que ya inició con un programa piloto para cumplir con el mandato legal.

IMSS

IMSS

“Estas actividades, remuneradas o no, implican un sostén de la economía mundial y de bienestar también”, dice Indra Rubio, coordinadora del Trabajo de Cuidado en Oxfam México.

La fuerza de trabajo de las mujeres en actividades relacionadas con el hogar implica 24.5% del Producto Interno Bruto (PIB) y, a nivel mundial, representa 10 billones de dólares anuales a la economía global, es decir, 43 veces la riqueza que genera la compañía Apple, de acuerdo con información de Oxfam.

El trabajo doméstico y de cuidado implica desigualdad de género y clase, porque las mujeres dedican tres veces más tiempo a dichas labores en comparación con los hombres, puesto que un varón solo destina 8 horas promedio a estas actividades en casa, de acuerdo con un documento de Oxfam presentado en el Foro Económico Mundial.

Hoy, las empleadas del hogar quieren sumarse a los beneficios de la seguridad social y tienen esperanza de ir más allá este año: esperan lograr la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que compromete al país en términos laborales a nivel constitucional.

“Una sociedad desigual no puede prosperar en lo económico. Cuando 2.4 millones de trabajadoras reciben un sueldo que no les alcanza para una canasta básica, quiere decir que estamos manteniendo un gran número de personas en la pobreza. Por lo tanto, condenamos al país a ser pobre y violento”, dice Laura García, directora ejecutiva de Fondo Semillas.

La película Roma ha causado revuelo en la vida del país, pero muchas mujeres aún se encuentran alejadas de la discusión central sobre los derechos laborales. El silencio prevalece en las casas en donde ejercen su labor.

Fondo Semillas

Petra Hermillo

“No quería quedarme a dormir”

Era 1969, Petra Hermillo decidió con su familia salir de su tierra natal, Ahuacotzongo, para llegar a la ciudad de Chilpancingo, Guerrero, en busca de un empleo para ella y sus padres, con el fin de solventar las necesidades de sus 6 hermanos.

La necesidad económica la llevó a irse con una familia para trabajar en el hogar. Así comenzó su recorrido por varias casas en donde afrontó condiciones de trabajo adversas: no podía utilizar los servicios sanitarios, recibía una paga irrisoria cada mes y el sueldo se vio complementado por raciones de comida que, en muchos casos, ya no servía.

“No quería quedarme a dormir. Extrañaba a mi familia, a mis hermanas y había cosas que no me gustaban. Eran situaciones muy difíciles”, recuerda Petra.

Los salarios pueden ir de los 30 a los 50 pesos en la región de Guerrero por el trabajo en casa. En el interior de la República Mexicana se agudiza la precarización del trabajo en el hogar, explica Hermillo sobre las diversas realidades del país.

Las voces se reproducen como un eco infinito y dan cuenta de historias de discriminación, violencia sexual y desigualdad económica en el trabajo doméstico.

El 50% del salario de las mujeres dedicadas al trabajo en el hogar es prácticamente pagado en especie, es decir, no se pagaba con dinero y se traducía en el regalo de ropa usada y comida para cubrir la remuneración de un trabajo como cualquier otro, dice Indra Rubio, coordinadora del Trabajo de Cuidado en Oxfam México.

Inegi

Trabajadoras del hogar

Fue hasta su vida adulta que un mundo distinto se descubrió ante los ojos de Petra. Otra empleada del hogar le mostró que tenía derechos como trabajadora y decidió asistir a pláticas con otras mujeres que le cambiaron la vida. Así comenzó una lucha por justicia y dignidad de las menos favorecidas.

Al principio, solo 10 mujeres iban a las reuniones, pero fueron incrementado el número. Las pláticas se extendieron a los municipios guerrerenses de Tixtla, Apango, Chilapa y Tlapa.

Petra y otras empleadas capacitan e informan de los derechos que tienen las trabajadoras del hogar. “Cuesta mucho trabajo organizarse, ya que muchas de las mujeres no les gusta decir que son trabajadoras del hogar por la pena y la falta de reconocimiento del trabajo “, dice.

La organización del sureste mexicano logró rentar una casa y destinar algunas habitaciones para que las trabajadoras que llegan de la Sierra de Guerrero no tengan que aceptar el primer trabajo y puedan analizar mejor sus opciones laborales.

Fondo Semillas es quien se ha encargado de financiar a la Red de Mujeres Empleadas del Hogar de Guerrero, para abrir nuevas oportunidades de justicia laboral.

“Lo que logran al final del día es elevar el sueldo que ofrece el mercado de las trabajadoras del hogar en Chilpancingo, Guerrero, porque ellas obtienen tiempo para negociar y ya no se van con el primer trabajo”, opina Laura García.

La llamada Casa Solidaria es el espacio que la organización de Petra ha logrado convertir en el hogar de las mujeres llegadas de los municipios para trabaja en las actividades domésticas.

“No queremos que nos traten como de la familia, queremos que nos traten como trabajadoras. Porque queremos tener el derecho a un aguinaldo, vacaciones y jubilación”, dice.

Fondo Semillas

Casa Solidaria

Esclavitud moderna

Fondo Semillas es una organización que trabaja de desde hace 28 años en México a través del impulso y financiamiento de organizaciones de mujeres que buscan la igualdad de género.

Hace 15 años, Fondo Semillas ha impulsado proyectos de trabajadoras del hogar para obtener derechos laborales en condiciones de igualdad. “Es la forma de esclavitud moderna. El trabajo del hogar es visto así”, dice Laura García.

Fondo Semillas trabaja para que las trabajadoras del hogar cuenten con igualdad de condiciones laborales, como los tiene cualquier trabajo remunerado en México.

“Hay una condición de discriminación para las trabajadoras del hogar, en donde no cuentan con los mismos derechos que tienen los trabajadores de otros sectores, asegura.

Los derechos nunca deben estar sometidos al voluntarismo; los derechos deben estar sujetos a la ley y tiene que ser obligatorios”, dice la directora de Fondo Semillas.

Inegi

Trabajadoras del hogar

Laura también coincide en que la decisión de la SCJN es un paso muy importante, pero cree que poco se ha hablado de las activistas y las organizaciones sociales que están detrás de todos los cambios.

“Los derechos no se dan, sino que se ganan y, en este sentido, las trabajadoras del hogar están ganando un espacio que ellas han trabajado desde hace mucho”, dice.

Cada año, Fondo Semillas apoya a un estimado de 135 organizaciones de mujeres.

Laura reconoce que hay pocas organizaciones de trabajadoras en México, en comparación con otras luchas, ya que trabajan de manera aislada por la dificultad para reunirlas por las condiciones de trabajo que tienen.

“Necesitamos cambiar las leyes en México para que no haya un trato discriminatorio para las trabajadoras del hogar, pero también impulsar los cambios culturales”, opina.

El hecho de que las trabajadoras domésticas provengan de comunidades indígenas es un factor que también afecta a México. “Es el reflejo de un país que solo los ha incorporado a las comunidades indígenas en trabajos en donde hay discriminación y racismo”, explica.

La violencia que viven las mujeres en México puede recrudecerse en el caso de las trabajadoras del hogar. La mayoría son personas que emigran de sus comunidades y que son vulnerables a entornos alejados de sus familias.

Fondo Semillas

Fondo Semillas

Ellas verán por otras

La ratificación del Convenio 189 de la OIT es importante para generar condiciones de igualdad laboral.

México firmó el convenio de la OIT, pero es uno de los pocos países que no lo ha ratificado en Latinoamérica y el mundo. “Esto lleva a que en México no haya ninguna garantía de tipo social ni pública para las trabajadoras del hogar ni para las mujeres”, dice la especialista de Oxfam.

La resolución de la SCJN es el primer paso para vencer el rezago laboral que viven las trabajadoras domésticas.

“Es esencial este primer paso de la SCJN, porque ya se configura la incorporación de las mujeres al IMSS y es uno de estos pequeños pasos para tener nuestras políticas y leyes regularizadas, de acuerdo con el convenio, pero falta muchísimo”, dice Indra Rubio.

Oxfam plantea que debería existir un sistema universal de seguridad social y de cuidados que no segmente a los ciudadanos del país, sino que abarque a todos los mexicanos.

“No hay que romantizar este tema de que las trabajadoras del hogar son como de la familia”, dice Rubio.

El 22 de julio de cada año, Petra conmemora el Día del Trabajo Doméstico y tiene la esperanza de que la fecha anual sea cada vez más un festejo de su lucha y no el recordatorio de la injusticia permanente.

La organización lleva 17 años peleando por los derechos laborales. Hoy, las empleadas del hogar han encontrado mejores salarios y cuentan con apoyos para el pago de viáticos por transportación.

Petra intenta generar información de cuántas empleadas del hogar se encuentran en los municipios de Guerrero para visibilizar su trabajo y las necesidades que tienen.

La Red de Mujeres Empleadas del Hogar de Guerrero contabiliza 658 mujeres, pero sabe que la lucha es constante y los números son relativos.

En la actualidad, Fondo Semillas trabaja con 5 organizaciones sociales que impulsan mejores condiciones laborales para las trabajadoras del hogar.

El primer paso para que los mexicanos accedan a sus derechos es estar informados e impulsar a las organizaciones sociales para luchar por los derechos y observar cambios en las condiciones laborales.

Laura García ya casi suma 9 años de trabajo en Fondo Semillas. Su compromiso actual reside en las organizaciones civiles que representan a las mujeres de México y que sean sostenibles.

Hoy, García sabe que no es hora de cantar victoria, ya que se requieren cambios reales, aunque sí visualiza señales de cambio.

Petra Hermillo cuida a sus hijos e intenta que ninguna otra niña ni empleada del hogar vuelva a padecer sufrimientos. “No queremos que estas situaciones sigan pasando con las mujeres que trabajan en una casa… Yo trabajé de niña y a las niñas hay que cuidarlas, porque son nuestro futuro, porque ellas verán por otras”.

Inegi

Trabajadoras del hogar

autor Periodista: aprendiz del periodismo de datos y escudero de Don Quijote. "Deja que el mundo te cambie y podrás cambiar al mundo."
Comentarios