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Economía

Radiografía del comercio mundial tras el impacto de COVID-19

20-11-2020, 1:15:20 AM Por:
© Depositphotos

El comercio global ya experimentaba una desaceleración antes de la pandemia, y volver a los niveles previos será un camino largo y no exento de riesgos.

Este año ha quedado marcado para siempre, prácticamente no hay actividad relacionada con el ser humano que no haya sido afectada en mayor o menor grado por la pandemia. desde la economía hasta las artes y la cultura, todo fue golpeado por un fenómeno histórico.

El comercio global quizás fue el que mayor impacto recibió, a partir de ahí se determinó el desplome también histórico que registrarán este 2020 la mayoría de las economías del planeta.

Del golpe a las economías todos estamos enterados, pero cuando surgen cifras oficiales o de organismos con prestigio y cifras confiables vemos en toda su magnitud lo que sucedió y que tira por la borda el optimismo político relacionado con la recuperación. Regresar a los niveles previos a la pandemia será un camino largo y no exento de riesgos.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) consigna en su documento anual Monitor de Comercio e Integración (2020), el tamaño del golpe que recibió el comercio global, las cifras más relevantes y consecuencias, así como algunos consejos para las economías de América Latina para que puedan gestionar la recuperación, que de todos modos tardará en llegar.

La pandemia agarró al comercio global en una posición débil

A diferencia de la Gran Recesión (2008-2009), cuando el comercio global acumulaba 7 años de crecimiento continuo con un avance promedio de 14.7 por ciento, el primer dato relevante proporcionado por el BID consiste en que la pandemia de Covid-19 tomó a este indicador en una posición de debilidad, toda vez que las cifras indican que desde finales de 2018 ya se registraba una trayectoria negativa.

Según las cifras, el comercio global cayó durante 2019 a una tasa de 2.9 por ciento, para desplomarse 13.3 por ciento sólo en el primer semestre de este año respecto al mismo periodo del año anterior, con el periodo de abril a junio como el más complicado en décadas para el comercio global tras un derrumbe interanual de 21.3 por ciento.

Los países desarrollados resintieron más los efectos debido a sus niveles de intercambio comercial y la integración a la globalización que tenían. En el primer semestre de este 2020 registraron una caída de 14.7 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado, mientras que las economías en desarrollo cayeron 12.2 por ciento; las exportaciones de América Latina registraron un descenso de 16.1 por ciento.

El comercio global, de hecho, enfrentaba ya serios retos antes de la pandemia. Si bien el año 2019 fue negativo, ya se observaba una clara desaceleración en este indicador, de acuerdo con las cifras del BID. En la última década registró la tasa de crecimiento más baja desde el inicio de los registros históricos. Tan solo entre los años 2013 a 2019, su tasa promedio anual de crecimiento fue de apenas 0.8 por ciento.

La buena noticia consiste en que las expectativas apuntan a que la caída podría ser menos profunda y duradera respecto a la crisis de los años 2008-2009, cuando el intercambio comercial en el mundo se contrajo durante 8 meses consecutivos. En esta crisis la contracción sólo ha durado 4 meses y la explicación radica en que la crisis de la Gran Recesión se originó en la demanda, mientras que el shock actual fue causa del colapso repentino de la oferta. Es decir, la demanda se mantuvo sin afectaciones estructurales.

En la crisis pasada los flujos comerciales tardaron 32 meses en regresar a los niveles previos, mientras que se espera que ahora el tiempo sea menor en cuanto la demanda se reactive por completo, aunque no podemos olvidar que ya existía una tendencia previa de desaceleración y eso limitará la recuperación.

Así explica el shock del comercio global este 2020 el BID: “La fuerte caída del comercio en términos reales obedeció a la coincidencia de varios factores, entre ellos a la retracción de la demanda global derivada de las medidas de confinamiento y de las expectativas negativas por la incertidumbre, las disrupciones en las cadenas globales de valor asociadas a los problemas de logística y a los mayores controles de frontera por el lado de la oferta, así como algunas medidas comerciales adoptadas para proteger los mercados domésticos en las fases iniciales de la pandemia, en un contexto de tensiones comerciales preexistentes”.

Esto explica el desplome del PIB mexicano

México también reflejaba declive en su trayectoria económica desde el año pasado, pero la pandemia golpeó con todas sus fuerzas a la economía del país y la llevó a colocarse como una de las más afectadas no sólo en la región sino en el mundo.

En el primer trimestre de 2020 la reducción del valor de las ventas externas de América Latina y el Caribe fue de 3.5 por ciento interanual, pero en el segundo trimestre la contracción se profundizó a 27.5 por ciento, lo que condujo a una caída de 16 por ciento en el semestre.

En este contexto, se profundizó la caída de los precios a causa del desplome de la cotización del petróleo y, en menor medida, de los metales y minerales y de los productos agropecuarios, la pandemia tuvo un impacto inédito por su velocidad, intensidad y alcance geográfico. La necesidad de aplanar la curva de contagios condujo a medidas de confinamiento y distanciamiento social en los principales mercados y en la propia región, que llevaron al colapso de la  actividad económica y a un fuerte deterioro del desempeño comercial regional.  El golpe para la economía de nuestro país era inevitable, el BID confirma lo que ya sabíamos. México será el país más afectado de la región.

La receta del BID para la recuperación y mayor competitividad en Latam

Si la región quiere salir lo más pronto posible de la recesión, además de incrementar su competitividad en un mundo tan complejo como el que perdurará en la era post-COVID, el BID aconseja a sus gobiernos lo siguiente.

1) La reducción de los costos de transporte es fundamental no solo para las empresas globales en búsqueda de proveedores eficientes, sino también para las empresas locales con potencial de penetrar los mercados externos.

2) Para una región como América Latina y el Caribe, caracterizada por largas distancias de los principales centros de producción globales, invertir en infraestructura es clave para compensar el efecto restrictivo de la geografía. El mantenimiento y la expansión de la infraestructura vial, la recalificación de puertos y aeropuertos y la modernización de los sistemas de logística, de la mano de una mayor eficiencia en la provisión de los servicios asociados, serán por lo tanto activos más críticos que nunca para que la región se posicione en la nueva geografía comercial pos-Covid-19.

3) Será también necesario reducir la incertidumbre regulatoria.

4)  Un renovado impulso a la integración y cooperación en la regulación de los mercados de servicios proveería una oportunidad para avanzar entre países con agendas afines.

5) La convergencia de la arquitectura comercial, el fortalecimiento de las cadenas de valor regionales y una mayor densidad de los intercambios de servicios favorecerían no solamente la diversificación de las exportaciones en la región, sino que contribuirían también a aumentar la confiabilidad de los marcos regulatorios de la región para los socios globales.

Sin embargo, advierte el BID: “La contracción de las exportaciones de la región durante la pandemia indica que no será posible reactivar un ciclo de crecimiento sostenido sin poner el aumento de la resiliencia comercial en el centro de las agendas de desarrollo de los países de la región”.

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