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Economía

Nuevo plan de inversión público-privada, ¿más de lo mismo?

06-01-2022, 8:59:17 AM Por:
© Adobe Stock

Hace décadas la inversión dejó de ser el motor económico del país y se necesitaría un plan revolucionario para reactivarla.

El presidente Andrés Manuel López Obrador anticipó que antes de que finalice el primer mes del año, se anunciará un paquete de inversiones de conjuntas público y privado para impulsar el desarrollo del país.

“Estamos preparando un paquete de inversión con participación pública y privada, coordinado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE)”, señaló el presidente.

El reto será lograr que esto no sea un anuncio más, una estrategia más, y un acuerdo de inversiones que se realizan a cuentagotas e incompletos, que si bien generan infraestructura, no logran sacar al país del atraso en el que se ubica porque no es suficiente.

Inversión impulsó a México, pero hace más de 40 años

La inversión pública y privada fue el motor económico para México hasta el año 1980. Desempeñó un papel central en la generación de infraestructura, pero la crisis de 1982 terminó con esto, hasta la fecha, es decir hace 40 años, no se ha recuperado la dinámica.

A partir de la crisis de 1982, la participación del sector público en la inversión marcó una tendencia descendente que no se recupera hasta la fecha.

Así, entre 1980 y 2014 la inversión física gubernamental pasó de representar el 9.1 por ciento del PIB a 4.2 por ciento, con descensos que llegaron a ser de hasta 2 por ciento en los años 1999, 2001 y 2002.

La tendencia a la baja no sólo no se ha recuperado, sino que se acentuó en el año 2015 y se mantiene en la actualidad.

El gasto público en inversión total disminuyó 1.8 puntos porcentuales del PIB entre 2015 y 2021, de acuerdo con cifras del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

Todos los componentes del gasto público en inversión se contrajeron en el mismo periodo.

La caída en la inversión pública registrada a partir de 1980 generó un alza en la participación de los particulares en la formación de capital del país.

Desde 1980 y hasta 2019 la proporción que aportó la inversión privada pasó de 57 por ciento a 87.4 por ciento de la inversión total.

Sin embargo, los flujos de formación bruta de capital fijo nunca se recuperaron a sus niveles de 1980 porque la falta de participación del gobierno limitó el desarrollo de los particulares.

Mucho se ha dicho sobre la participación de la Inversión Extranjera Directa (IED) en el desarrollo del país. Esto es relativo, la IED que recibe el país aumentó de 1 por ciento a 2.3 por ciento del PIB entre 1980 y 2019.

Sin embargo, la IED sumaría sólo 12.8 por ciento de la formación bruta de capital.

No obstante, durante los últimos seis años los niveles de inversión privada han disminuido, entre 2015 y 2019 la formación de capital de los particulares y los flujos de IED hacia México cayeron 3.9 y 24.4 por ciento respectivamente.

La conclusión del CIEP es rotunda: “Los bajos niveles de inversión observados en México desde 1980 contribuyeron al desaceleramiento del crecimiento económico e impidieron el avance de las condiciones de bienestar material, lo que se tradujo en la prevalencia de condiciones de vida precarias y vulnerabilidad en gran parte de la población”

¿Qué es la formación bruta de capital fijo?

Es un concepto de carácter macroeconómico que mide el valor de los activos fijos adquiridos o producidos en un periodo determinado tanto por el sector público como por el privado. (Se engloba a empresas, familias y organismos estatales).

Así, el gran reto de lo que se anuncie los próximos días consistirá en ser un plan de inversiones verdaderamente revolucionario y diferente a los demás, que de verdad se convierta nuevamente en el motor económico que el país necesita.

Lo malo es que los resultados, y por lo tanto su evaluación no serán inmediatos, este plan también será evaluado por la historia y ojalá no pase a engrosar la lista de los muchos que ha desfilado en estás décadas, con más pena que gloria.

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