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Economía

¿Murió la disciplina fiscal en el mundo?

18-12-2023, 9:56:17 AM Por:

El déficit fiscal es una constante en muchos países y, lo peor, es que varios de estos son naciones industrializadas.

Durante la década de los años noventa y noventa del siglo pasado, y todavía en parte de la primera década de este siglo, uno de los grandes postulados de la economía global era la disciplina a fiscal.

Este postulado señalaba que las economías deberían estar en equilibrio fiscal, o con un déficit mínimo, con el fin de no poner en riesgo su crecimiento y desarrollo potencia futuro.

En otras palabras, los gobiernos y los países de estos gobiernos deberían gastar solamente lo que recaudan por concepto de impuestos y otras actividades gubernamentales que generan ingresos.

El déficit fiscal se presenta cuando los gobiernos gastan más de lo que recaudan y la manera de hacerlo es mediante la emisión de deuda, o todavía más peligroso, la impresión de dinero.

Estos postulados fueron el estandarte del Fondo Monetario Internacional (FMI), en la implementación de programas de ajuste, especialmente en Latinoamérica, que buscaban erradicar para siempre el desorden fiscal, fuente de los problemas de muchos países, según el FMI.

Sin, embargo, a juzgar por lo que hoy sucede en el mundo, todo parece indicar que la disciplina fiscal podría haber muerto, o cuando menos estar muy relajada.

Un mundo en déficit fiscal

El déficit fiscal es una constante en muchos países y, lo peor, es que varios de estos son naciones industrializadas; de hecho, eso incluye a las dos potencias globales de la actualidad.

Estados Unidos ha llegado a la situación crítica de registrar déficit gemelo, es decir, déficit fiscal y déficit en cuenta corriente al mismo tiempo.

Un déficit fiscal se refiere al hecho de que el gobierno gasta más de lo que recauda, mientras que el déficit en cuenta corriente se refiere al hecho de que una nación importa más de lo que exporta.

A partir de la segunda década del presente siglo y hasta la fecha, la disciplina fiscal parece haber muerto o cuando menos enfrentar una grave crisis y junto con ella el planeta entero.

Actualmente, la deuda mundial como proporción del PIB se mantiene por encima de los niveles prepandemia

Cifras del FMI señalan que la deuda se situó en 238 por ciento, es decir nueve puntos porcentuales más que en 2019

A pesar del repunte del crecimiento económico a partir del 2020 y de una inflación muy por encima de los niveles previstos, la deuda pública en el mundo sigue muy alta.

Los déficits fiscales de las grandes naciones industrializadas tienen mucho que ver, debido a que gastaron más con el fin de impulsar y reavivar el crecimiento, con el fin responder a la subida en los precios de los alimentos y de la energía.

Pero el mundo, las naciones y las economías, no llegaron al déficit fiscal de la noche a la mañana, es importante reconocer que lo que hoy se observa es producto de años, décadas de relajación en la disciplina fiscal, por llamarlo de alguna manera.

Los postulados aplicados por el FMI en las naciones emergentes fueron totalmente ignorados en los países industrializados, y el organismo no hizo nada.

Uno de los argumentos consistía en señalar que la fortaleza de estas economías y su riqueza, les permitía incrementar su déficit sin problema, lo que nunca se esperó fue la inestabilidad geopolítica y geoeconómica que ha vuelto adictos a muchos países en el mundo.

Las cifras actuales son de verdad para preocuparse.

Por ejemplo, al cierre del primer semestre del año el promedio mundial de la deuda pública se ubicó en 92 por ciento del PIB, cuando una década atrás era de 76 por ciento.

Estados Unidos es un caso alarmante que no se refleja por ahora, debido al papel de su divisa como moneda de refugio y su deuda en la misma circunstancia, pero en algún momento todo puede cambiar.

La deuda pública de la potencia mundial era de 60 por ciento de su PIB en 2006, hoy en día es más del doble al ubicarse en 121 por ciento del PIB.

China no es menos preocupante, hace 10 años su deuda representaba el 32 por ciento de su PIB, hoy se ubica en 75 por ciento.

Detrás de ambos casos están constantes déficits fiscales, una adicción que le puede costar muy caro al mundo.

Las cifras del FMI son contundentes y muestran los efectos de déficit en cada país y cómo crece constantemente dicho indicador.

Por ejemplo, en el gigante asiático, el déficit fiscal estimado por el organismo en el año 2022 (recordemos que China es una economía hermética en materia de información financiera y económica confiable), se ubicó alrededor del 7.5 por ciento, algo no visto en al menos cuatro décadas.

Estados Unidos no se queda atrás, en 2022 tuvo un déficit fiscal de 11 por ciento como proporción del PIB; de hecho, algunos expertos opinan que el tema podría ser uno de los actores estelares en el debate por la presidencia del país, para el año siguiente. Y más allá, uno de los grandes temas para la siguiente administración, trátese de quien se trate.

Europa en general tiene el mismo problema, salvo Alemania y los países nórdicos, aunque se estima que Suecia ya cayó en déficit fiscal este año, de apenas 0.5 por ciento del PIB, totalmente manejable pero que no deja de llamar la atención en un país en el que históricamente el déficit fiscal es algo casi inexistente.

Sobre Latinoamérica, la inmensa mayoría de las naciones que conforman la región tienen este problema, y los que no lo tenían o reportaban cifras manejables de acuerdo a su tamaño, empiezan a caer en el círculo vicioso, lamentablemente uno de estos países es México, que en 2024 ejercerá un déficit fiscal equivalente a 5.4 por ciento de su PIB, el mayor en 30 años.

El aparente fin de la disciplina fiscal no es una buena noticia para el mundo, no si nos regresamos en la historia y recordamos los ajustes macro que debieron padecer muchas de las naciones que en algún momento se volvieron adictas a este fenómeno, México incluido. ¿Por qué tendría que ser distinto en las naciones industrializadas?

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