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Economía

La batalla que el algodón transgénico enfrenta en México

16-03-2021, 6:00:00 AM Por:
© Depositphotos

El uso de la semilla genéticamente modificada revivió la producción de algodoneros en el norte del país, pero el actual gobierno ha negado los permisos de importación de nuevas semillas.

2018 fue el año en que México produjo más algodón en décadas: Más de 240 mil hectáreas sembradas y casi un millón 700 mil pacas producidas. Pero desde entonces, las perspectivas sobre el ‘oro blanco’ han decaído.

Productores de algodón se quejan de que el gobierno federal no les ha dado nuevos permisos para la importación de semillas transgénicas de esta fibra, las cuales, aseguran, son más resistentes a plagas y herbicidas, y que ayudaron a revitalizar el cultivo de esta planta en la década de los noventa del siglo pasado, cuando la producción era casi nula.

La actual administración tiene una postura contraria al uso de organismos genéticamente modificados en la agricultura. A inicios de 2021, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador emitió un decreto que prohibirá el uso de semillas de maíz transgénico y del glifosato (un herbicida) para 2024.

Aunque el algodón transgénico no está autorizado para consumo humano en México, la negativa de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) a otorgar permisos de compra puede deberse a una cuestión ideológica, considera Raúl Treviño, presidente del Sistema Producto de Algodón en México.

Por otra parte, nuevos estudios señalan que el algodón transgénico comienza a ‘contaminar’ especies silvestres de México, afectando la biodiversidad. ¿La segunda era dorada de producción del ‘oro blanco’ llegó a su fin?

Producción en caída

A mediados del Siglo XX, el algodón fue el principal cultivo de México, llegando a sembrarse 900 mil hectáreas para producir más de dos millones de pacas del tejido al año. Pero el uso intensivo de pesticidas y la creciente presión de plagas hizo decaer la producción, hasta que esta fue casi nula en la primera mitad de la década de los noventa.

En 1996 se utilizaron las primeras semillas genéticamente modificadas, sobre todo en regiones donde los insectos ya habían generado una resistencia a los pesticidas. Actualmente casi toda la producción se da en el norte del país, como Chihuahua, Baja California, Sonora, Coahuila y Tamaulipas.

Después de las 240 mil hectáreas sembradas en 2018, la producción se redujo a 220 mil hectáreas, y en 2020 la siembra habría caído a 146 mil hectáreas.

Raúl Treviño indica que esta baja en la producción se debe a que los productores no han obtenido nuevos permisos para comprar semillas transgénicas desde 2018. “Las semillas tienen un periodo de vida y se va venciendo. Y esa es la razón por la cual hay que ir actualizando con semillas de nueva generación que tienen mejores características que las que están saliendo del mercado.”

Las compañías Bayer CropScience y BASF son los principales proveedores de semillas transgénicas en México, donde casi el total de producción de algodón se hace con estos productos genéticamente modificados.

Raúl Treviño, que representa a productores de algodón en el país, dice que tienen la capacidad para producir las 2 millones de pacas del tejido que México demanda cada año, pero temen que, sin las semillas suficientes, los compradores de algodón adquieran el faltante en Estados Unidos.

Ahorita se generan seis millones de jornales en el campo y en los despepites. En 2020 se dejó de sembrar un 35 por ciento o se dejaron de generar 2 millones de jornales en el año 2020. Y dependemos alrededor de 7,500 familias del cultivo del algodón a nivel nacional”, comenta Treviño.

Sin respuesta

Los productores han tratado de hablar con los titulares de la Semarnat, primero con Víctor Manuel Toledo, y después María Luisa Albores para explicarles su problemática y la necesidad de que les concedan los permisos para comprar semillas transgénicas. Pero las respuestas no han sido favorables.

“Vemos con tristeza que las personas que están al mando desconocen la problemática, porque me preguntaron que para qué ocupábamos más autorizaciones, si ya teníamos alrededor de 20 materiales comerciales autorizados en el país, y que estos eran suficientes para sembrar la superficie que actualmente se está demandando. Entonces les explico yo que (las semillas) tienen un período de vida, que tienen una vigencia y que van saliendo del mercado se tienen que cambiar por materiales nuevos, pero no entienden muy bien el tema. Yo creo que es una cuestión de ideología.”

¿Y si siembran semillas de algodón convencional? El productor dice que esa no sería una alternativa, pues se incrementarían sus costos y el uso de pesticidas y herbicidas.

Hay pequeñas áreas donde se siembra algodón convencional, es para producir de manera orgánica, que produce muy poquita cantidad de fibra y, eso sí, de buena calidad. Nomás que es para mercados muy exclusivos, en donde tendríamos que pagar tres o cuatro veces por el valor de una prenda. Y si nos ponemos a producir un cultivo demasiado caro, pues no vamos a tener a quién vendérselo.”

Riesgos de contaminación

Una de las mayores críticas al algodón transgénico es el riesgo de que pueda contaminar las especias nativas, perdiendo así biodiversidad. México es uno de los centros de origen de esta planta.

Raúl Treviño dice que las plantas endémicas de algodón se encuentran en el sur y sureste del país, mientras que la mayor parte de producción comercial se concentra en el norte y noreste, por lo que el riesgo de contaminar especies nativas sería mínimo. Sin embargo, nuevos estudios podrían indicar lo contrario.

Ana Wieger y Valeria Vázquez, investigadoras del Instituto de Biología de la UNAM publicaron un estudio en Scientific Reports en el que encontraron presencia de transgenes en plantas silvestres en la reserva de Ría Lagartos, península de Yucatán.

Detectamos alteraciones fisiológicas y posibles metabólicas generadas por la expresión de transgenes en plantas de algodón silvestre sin la presión de agentes de selección (plagas y herbicidas) dirigidos por esos genes. La presencia de estos genes puede causar cambios intrínsecos en las poblaciones silvestres de algodón y cambios en sus interacciones ecológicas”, dice el estudio.

Pese al surgimiento de evidencia sobre el efecto de los organismos genéticamente modificados sobre plantas silvestres, negar los permisos para comprar semillas transgénicas podría tener peores consecuencias.

“Desgraciadamente ya se está haciendo un contrabando de semilla, como los agricultores no tenemos permiso ni creo que nos den permiso para importarla, ya hay una cuestión en donde los agricultores la están contrabandeando, la están trayendo de manera ilegal de los Estados Unidos (…) Cuando sucede que no hay suficiente semilla y el agricultor se pone a sembrar semilla propia de la que está produciendo o empieza a importarla de manera ilegal, se sale de control y eso sí es más catastrófico a que nos autoricen las semillas que requerimos”, advierte Raúl Treviño.

La batalla del algodón transgénico aún no termina y podría tener un doble efecto dañino: Primero, acabar con la segunda mejor época de producción del ‘oro blanco’ y, segundo, traer una siembra descontrolada que pondría en peligro a las especies nativas.

autor Periodista. Finanzas públicas, energía, negocios, innovación y las historias que contienen.
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