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Economía

Jóvenes Construyendo el Futuro funciona como red de apoyo, pero queda a deber en inserción laboral

24-09-2021, 6:10:00 AM Por:
© Jóvenes Construyendo el Futuro

Aunque un 46% de quienes están en el programa encuentran trabajo al salir, el otro 54% regresa a las condiciones previas en las que vivía.

El programa del gobierno federal Jóvenes Construyendo el Futuro (JCF) ha sido una “red de apoyo mínimo” especialmente en la pandemia, y logró insertar también en el mercado laboral a una parte de los beneficiarios.

Sin embargo, sus alcances todavía tienen mucho camino por recorrer para convertirse en el programa que sea la solución definitiva para que este segmento de la población tenga las oportunidades necesarias.

Aunque se encuentra disperso a lo largo y ancho del país, dicho programa está fuertemente concentrado y ofrece resultados en las zonas rurales, de manera especial en la parte sur de México, donde los niveles de marginación son evidentes y existe una mayoría de población rural respecto a las áreas urbanas.

La Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), realizó un primer estudio sobre los efectos de dicho programa de gobierno, al que denominó “El efecto del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro durante la Pandemia“, avalado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). Ambas instituciones presentaron de manera conjunta los resultados del estudio ante los medios de comunicación y al público en general.

Cabe mencionar que para el Presupuesto 2022, se estima un presupuesto de 21 mil 196 millones de pesos para este programa, un 2.9% más que en este año.

Lo bueno: JCF fue una “red mínima de apoyo” durante la pandemia

De acuerdo con el estudio basado en datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH 2020) del INEGI, y elaborado por la oficina de la Presidencia y la Dirección Técnica de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, existen algunos datos que reflejan los resultados positivos que se han generado por el programa.

Por ejemplo, en promedio, los jóvenes que egresan de dicho programa tienen el doble de probabilidad de colocarse en algún trabajo respecto a quienes no estuvieron en él.

Así, el 46.2 por ciento de los egresados encontraron trabajo, frente al 23.6 por ciento de quienes logran colocarse en alguna fuente laboral sin haber estado en el programa de gobierno.

“Este programa tiene un efecto directo y claro sobre la empleabilidad en este sector de la población”, dijo la titular de la STPS, Luisa Maria Alcalde, quien estuvo presente en la presentación de los resultados del estudio.

Otro dato relevante consiste en el hecho de que JCF sirvió como “una red mínima de apoyo“, como lo llamaron los autores del estudio, al proteger a las familias de los jóvenes, especialmente durante la pandemia.

Lo anterior debido a que les aseguró ingresos y brindó acceso a servicios de salud en momentos críticos, al tiempo que redujo la posibilidad de que un hogar con algún beneficiario del programa se quedara sin comer durante la emergencia sanitaria. Esta probabilidad de que los hogares se quedaran sin comer se redujo 3.4 por ciento en las áreas urbanas y hasta 6.7 por ciento en el campo.

Los ingresos son, desde luego, otra diferencia entre recibir algo y no tener nada, toda vez que como sabemos, este programa se dirige exclusivamente a aquellos jóvenes que, por diferentes circunstancias no estudian y no trabajan.

El programa JCF otorgó ingresos por 8,222 pesos trimestrales, o 2,741 pesos mensuales, adicionales a los ingresos que pudieran tener los jóvenes, sin olvidar la adquisición de experiencia laboral.

Además, las mujeres fueron más beneficiadas que los hombres por este programa. De acuerdo con las cifras, el género femenino representó 55.8 por ciento del total de beneficiados.

Lo pendiente

Si bien esta “red de apoyo mínimo” durante la pandemia permitió que muchos jóvenes tuvieran ingresos en los momentos más críticos de la emergencia sanitaria (la encuesta para realizar el estudio se realizó entre agosto y noviembre del año pasado), y esto incrementó los niveles de empleabilidad en una parte de estos jóvenes, también es un hecho que el camino por recorrer todavía es largo.

Por ejemplo, en materia de empleabilidad es una buena noticia que la mitad de los jóvenes que ingresan al programa obtengan trabajo cuando salen de JCF, pero falta la otra mitad, que en los hechos regresa a las condiciones de marginación y desventaja social en las que vivían.

Ahora bien, el hecho de que quienes ingresan a JCF tengan el doble de probabilidad de conseguir trabajo respecto a aquellos que no ingresaron en dicho esquema, habla por sí solo de las condiciones tan difíciles que todavía enfrenta un amplio sector de la población para encontrar alguna oportunidad laboral.

Es decir, si apenas el 23 por ciento de quienes no estuvieron en JCF encontraron trabajo, significa que casi 8 de cada 10 jóvenes que pretenden ingresar al mercado laboral no lo consiguen, una relación muy alta para un país que, en realidad, sigue sin generar las suficientes oportunidades laborales que se requieren año con año.

Los resultados del estudio contrastan con algunas cifras oficiales previas, por lo que es importante en algún momento precisar los datos correctos.

Por ejemplo, en el blog de la STPS, se consigna que el programa repartirá una beca mensual de 4,310 pesos, lo que contrasta con los 2,741 pesos que, de acuerdo con el estudio, se pagó a los beneficiarios de JCF.

Por otra parte, la cifra real de beneficiarios no se conoce todavía. La más reciente estimación de la titular de la STPS indica que al cierre de 2021 habrían sido alrededor de 2 millones de jóvenes que pasaron por el programa JCF, esquema que, en palabras de la funcionaria federal, tiene un papel mucho más profundo que el de simplemente preparar a los jóvenes y apoyarlos con becas. La gran apuesta es que incluso sirva como herramienta para la “pacificación” del país al proporcionar a los jóvenes las oportunidades necesarias para trabajar y hacerlo en sus comunidades.

El tiempo lo dirá.

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